Anales de la RANM

10 A N A L E S R A N M R E V I S T A F U N D A D A E N 1 8 7 9 ANASTASIO CHINCHILLA, HISTORIADOR DE LA MEDICINA F. Javier Sanz Serrulla Año 2018 · número 135 (01) · páginas 8 a 12 praestantia, sive praejuditiis in medicina, logrando esta vez su propósito al alcanzar dicha plaza de Socio de nú- mero en la sección de Cirugía (2). En 1831, a 8 de diciembre, la Academia comunicaba que habían quedado vacantes las plazas de Socio de nº que ocupaban D. Juan Luque y D. Anastasio Chinchilla, por muerte del primero y ausencia del ultimo. En 1832 hacía dejación del cargo y, con fecha 12 de di- ciembre, desde su destino en Ceuta como Médico-Ciru- jano del Tercer Batallón del Segundo Regimiento de Lí- nea, renunciaba a la plaza de Académico, así como a su nombramiento de socio secretario de correspondencias extranjeras . Recuerda Matilla en su Historia de la Real Academia Na- cional de Medicina (4) el llamado “caso Chinchilla” al re- ferirse a la intervención del Gobierno en los asuntos de la Academia, pese a la independencia y autogobierno pro- mulgados en el Reglamento aprobado el 28 de abril de 1861. Pues bien, habiendo conseguido Chinchilla una cátedra en el Real Colegio de San Carlos solicitó que se le considerara Académico nato, conforme al anterior siste- ma de provisión de vacantes que adjudicaba un sillón al nuevo catedrático, de forma automática. La corporación desestimó la solicitud por antirreglamentaria y le acon- sejó seguir el cauce normal pues, además, habida cuenta de sus méritos y circunstancias lograría su propósito sin mayor dificultad. No fue así. En la sesión celebrada el 3 de julio de 1862 los académicos se vieron sorprendidos durante la lectu- ra de una comunicación gubernamental que trasladaba una Real Orden en la que S.M. Isabel II disponía que fue- se nombrado Académico de número al concurrir en su persona méritos sobrados. Acatada esta disposición, el 11 de octubre siguiente se sentaba Chinchilla entre sus nuevos compañeros si bien, continúa Matilla, no volvió a pisar la Academia, pretextando, primero, que estaba cons- tantemente en el extranjero y después, sin pretexto alguno. Reapareció en la sesión de 9 de octubre de 1865, concu- rriendo con alguna frecuencia aunque siempre en actitud pasiva o indiferente (4) . II - La obra de Anastasio Chinchilla Habiendo sido un prolífico autor, de temas muy diversos (5, 6, 7), unos de contenido exclusivamente teórico, entre ellos alguno de opinión profesional, y otros de su propia experiencia, Anastasio Chinchilla ha pasado a ser cono- cido muy principalmente por su obra histórico-médica (8), incluso como uno de los pioneros de la disciplina en España. Conviene, al menos someramente, recordar que la historiografía médica española, si bien con anteceden- tes previos que han llegado a remontarse hasta San Isido- ro de Sevilla, se fija definitivamente a comienzos del siglo XIX con las figuras de Joaquín Villalba (1752-1807), An- tonio Hernández-Morejón y Anastasio Chinchilla. II.1 - Chinchilla historiador En 1837 comenzó a publicar artículos de tema histórico en el “Boletín de la Medicina, Farmacia y Cirugía”, don- de ya queda patente la reivindicación de médicos espa- ñoles (El garrotillo, Arnau de Vilanova…) así como en el “Boletín del Instituto Médico Valenciano”, del que fue su primer director. Anastasio Chinchilla dio, además de su obra de referen- cia, sobre la que volveremos, otras de tema histórico, como son Historia particular de las operaciones quirúr- gicas, (Valencia, López y Cía, 1841); Vademecum históri- co bibliográfico de la Anatomía, Fisiología, Higiene y Te- rapéutica, (Valencia, J. Mateu y Cervera, 1844) o Triunfo de la medicina española. Ó sea descubrimiento de la cir- culación de la sangre en el hombre, por los médicos espa- ñoles , (Sevilla, Imprenta y Librería de Enrique de Rojas, 1861). Esta obra fue criticada de inmediato por algunos médicos españoles, entre ellos José Garófalo, pues desta- ca la figura de un improbable, quizá inexistente, Francis- co Matías Martí, a quien atribuye en 1616 la prioridad en el conocimiento de la circulación mayor. Recién llegado a su destino militar en Valencia comen- zó la edición de su obra Anales históricos de la Medici- na en general y biográfico-bibliográficos de la española en particular, cuyos seis volúmenes verían la luz entre los años de 1841 y 1846. Los dos primeros tratan de la historia de la medicina general (8), y los siguientes se reparten así: el primer volumen abarca hasta el siglo XVI, el segundo los siglos XVI y XVII y el tercero y cuarto los siglos XVIII y lo que había corrido el XIX. Más que otra cosa es un repertorio bio-bibliográfico con ordenación cronológica, de tal manera que se or- denan las biografías correspondientes según la fecha de publicación de los libros consultados. Asimismo, se intercalan artículos originales de las diferentes etapas de la medicina española. Los cuatro volúmenes de la Historia de la Medicina es- pañola suman más de dos mil páginas, en folio (8). II.2 - El asunto “Morejón-Chinchilla” El inevitable cotejo de los repertorios de estos historia- dores ha levantado ciertas sospechas que apuntan, por lo general, al plagio del segundo, conocedor del pro- yecto de su profesor Morejón, el cual se vio acelerado por la publicación anticipada del en su día discípulo. Ello, junto con algún otro matiz en el que no podemos entrar por falta de espacio, provocó la reprobación del yerno de Morejón, Juan Gualberto Avilés, a lo cual el médico valenciano respondió en un opúsculo de signi- ficativo título: Donde las dan las toman. En estas ho- jas Chinchilla confiesa el contacto con su profesor Mo- rejón en 1828 ( Empecé á tratar al señor Morejon en el mes de Junio de 1828, á consecuencia de la oposicion que hice en el “Colejio” de San Cárlos al premio de los alum- nos médico-cirujanos ) y cómo éste, sorprendido por su dominio del latín, le invitó a su casa donde se inició como amanuense prometiéndole incluso alguna rega- lía que no llegó, si bien la relación se vería obstaculi- zada por Avilés, desistiendo de acudir definitivamente. La edición de la obra de Antonio Hernández Morejón (1773-1836), Historia bibliográfica de la medicina espa- ñola fue póstuma, apareciendo seis años después de su muerte, en 1842, el primer volumen, como los demás incluido en la Biblioteca “escojida” de Medicina y “Ci- rujía”, tirada en Madrid, que dirigían en ese momento

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