Anales de la RANM

59 A N A L E S R A N M R E V I S T A F U N D A D A E N 1 8 7 9 HISTORIA EVOLUTIVA DE LA ANTICONCEPCIÓN José Antonio Clavero Núñez Año 2018 · número 135 (01) · páginas 56 a 59 League ( hoy la Planned Parenthood), lo que la obligó a refugiarse en Inglaterra para evitar ser encarcelada. Allí contactó con Marie Stopes (1.880-1.958) que pro- mocionaba una campaña similar, aunque con menos restricciones legales. La aportación de Kyusako Ojino en 1.924 sobre los métodos naturales, perfeccionado por Hermann Knauss en 1.926 , no supuso una im- portante aceptación dentro de las iglesias protestan- tes, entre otras causas por tener un 20-25% de fallos. En el Reino Unido ya existía una corriente a favor de la planificación familiar, y en 1.930 la Conferencia de Lambeth legitimó la anticoncepción. Posteriormente, por la nueva conferencia de Lambeth de 1.958 en el mismo U.K. y de otro lado por la National Council the Churches of Christ promulgada en 1.961 en USA, desapareció entre las Iglesia Protestantes toda restric- ción moral, que no legal, de todos los métodos con- traceptivos. El DIU se conocía desde Hipócrates, quien descubrió que la introducción de un cuerpo extraño en el úte- ro de las camellas, las dejaba estériles. Pero es no fue utilizado en la mujer hasta Richard Richter, que en 1.909, ideó un dispositivo intrauterino, un anillo de seda, que fue perfeccionado en 1.929 por Grafen- berg, quien sustituyó la seda por plata. Pero el DIU no alcanzó divulgación hasta pasados los años 40. Con respecto a la píldora anovulatoria , recordaré que Rus- sell Marker aisló la Progesterona del ñame mejicano en 1.944, y fundó el laboratorio Syntex para su ex- plotación. Min Chueh Chang investigaba en la uni- versidad de Worcester (Massachusetts) el papel de la progesterona como inductora de la ovulación, lo con- trario que Gregory Goodwin Pincus en la misma ciu- dad. La ya mencionada Margaret Sanger tomó con- tacto con este último, y le animó a continuar con sus experiencias, para lo cual le dotó con una beca que lleva su nombre. Asociado a Chang, uno de los in- vestigadores que más sabía sobre el mecanismo de la ovulación, desarrollaron la primera píldora anovula- toria, el Enovid 10. Pero este no podía ser ensayado en Worcester, por considerarse un delito la contracep- ción en todo Massachusetts. Por dicho motivo se eli- gió Puerto Rico, donde en 1.955 se recetó con éxito a las mujeres que no querían más hijos, aunque las altas dosis de hormonas que llevaba (9,5 mg de noretino- drel y 150 microgramos de mestranol) producía fre- cuentes y molestos efectos secundarios. Las técnicas quirúrgicas aplicadas a la mujer, como lo es la ligadura tubárica , se comenzaron a indicar a fi- nales del siglo XIX, generalmente como complemento de la cesárea. Su auge se produjo en la década de los 60 del siglo pasado, al ser solicitada por las numero- sas mujeres que no deseaban tener más hijos. Se acce- día a las trompas por vía abdominal, cesareas o mini- laparotomías, o a través de la vagina por colpotomías , hasta que la laparoscopia prácticamente ha desplaza- do a ambas vías. Para cerrar la luz tubárica se utilizan varias técnicas. En las laparotomías y colpotomías se suelen suturar y seccionar ambos órganos, y en las la- parocopias se puede usar la electrocoagulación uni o bipolar, o clampar las trompas con anillos o agrafes, como es el célebre clip de Filshie. En el año 2.002 la Food and Drog de USA aprobó el uso de unos tapones con los que se ocluían los orificios tubaricos a trabes de una simple histeroscopia . La técnica más conocida es la comercialmente llamada Essure y durante estos últimos años se ha impuesto a las técnicas antedichas. Pero los efectos secundarios, especialmente el dolor pélvico, han sido tan importantes, que en la actuali- dad se está revisando su aplicación en toda Europa, y la ligadura Tubárica sigue siendo para muchos, el método de elección para la esterilización definitiva. Con respecto al único método contraceptivo eficaz que se aplica en el hombre , la vasectomía , es también conocido desde antiguo. Se atribuye a John Hunter la primera intervención realizada en 1.777, pero no pasó a ser una técnica de uso habitual hasta mucho después, en la década de los sesenta del siglo pasa- do. En la actualidad esta muy solicitada por dos moti- vos, en primer lugar por la nueva técnica llamada sin bisturí , que fue ideada en china por Li Shunquiang en 1.974, y dada a conocer en New York por Marc Goldstein en 1.985. Con unas pinzas de Li Brand es posible acceder al conducto deferente para ligarlo. El otro avance importante ha sido el conseguir la recupe- ración quirúrgica de los conductos deferentes mediante la vasovasostomía . Terminaré diciendo que todos los métodos descritos han contribuido en conseguir la libertad sexual, y con ello también de la liberación de la mujer . Ante este enorme progreso, las leyes morales y civiles se han ido modificando, dejando al descubierto unos cam- bios profundos en la sociedad, una verdadera revolu- ción económico-social que está teniendo repercusión en la estructura familiar convencional . Pero con ello se ha hecho realidad el pensamiento de Freud cuando en 1.898 dijo: “Teóricamente sería uno de los mayores triunfos de la humanidad, si el acto responsable de la procreación pudiera ser elevado al nivel de una con- ducta voluntaria e impersonal, y de esta manera sepa- rarla del imperativo de satisfacer un impulso natural”. 1. Lain Entralgo (P): “Historia Universal de la Me- dicina”. Madrid. Salvat editores.1981 2. Nácar Fuster (E) y Colunga (A): “Sagrada Biblia: versión directa de las lenguas originales hebrea y griega al castellano.”La Editorial Católica. Ma- drid 1944 3. Blázquez Martínez (J.M.) : Actas al 2º seminario de estudios de la mujer en la antigüedad. 26-28 de marzo de 1998. Editores Alfaro (C) y Tirado (M), Valencia. SEMA. 2000. pp135-146. 4. Código de Derecho Canónico-IntraText-Vatica- no. Va BIBLIOGRAFÍA Si desea citar nuestro artículo: Clavero-Núñez JA. Historia evolutiva de la anticoncepción. ANALES RANM [Internet]. Real Academia Nacional de Medicina de España; 2018 Sep 3; 135(01):56–59. DOI: http://dx.doi.org/10.32440/ar.2018.135.01.rev09

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