Anales de la RANM

78 A N A L E S R A N M R E V I S T A F U N D A D A E N 1 8 7 9 EL SÍNDROME METABÓLICO Y LA RESISTENCIA A LA ACCIÓN DE LA INSULINA Enrique Blázquez Fernández Año 2018 · número 135 (01) · páginas 77 a 83 Agradecemos la invitación recibida para participar en la Semana de homenaje al Profesor Gregorio Mara- ñón-2018, porque con ello se nos ha brindado la opor- tunidad de recordar su actividad médica precursora so- bre temas tan actuales como el síndrome metabólico y la resistencia a la acción de la insulina y, también por sus contribuciones en el desarrollo y dirección de proyectos científicos. De hecho Gregorio Marañón fue Director de la Junta de Ampliación de Estudios e Investigación Cien- tífica en el Cerro de San Blas y posteriormente del Centro de Investigaciones Biológicas (CIB) del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), dos grandes pilares que fueron fundamentales para el desarrollo de la actual Biomedicina española. El CIB fue inaugurado en 1958 y en él se instalaron (Tabla 1) los Institutos Santiago Ramón y Cajal, Gregorio Mara- ñón de Endocrinología y Metabolismo, Jaime Ferrán de Microbiología, de Biología Celular y el Departamento de Genética y Antropología relacionado con la Universidad Complutense de Madrid (UCM). Este Centro (1) fue un islote de renovación y esperanza científica para la Biolo- gía. Formado fundamentalmente por personal joven, pre- parados en muchos casos en Europa o en Estados Unidos, aportaron una tecnología moderna con nuevas líneas de investigación, un enfoque diferente de los temas y un tra- tamiento distinto de los que imperaban de puertas a fue- ra. Todo ello creó un clima idóneo e ilusionante para un licenciado que quisiera iniciarse en la investigación cien- tífica. En este Centro había códigos no escritos que se cumplían en la mayoría de los casos: dedicación exclusiva a la investigación científica, realización de tesis doctora- les con rigor y originalidad que eran publicadas en revis- tas competitivas, participación periódica en seminarios, coloquios y otras actividades científicas y, finalmente el traslado a un Centro científico extranjero prestigioso al término de la tesis doctoral. Fue un buen Centro para ad- quirir una formación especializada sobre un tema, pero también un lugar para conseguir una visión global de la Biología y la Biomedicina, dado que en sus distintas de- pendencias se investigaban desde los procesos biológicos en microorganismos hasta los correspondientes en pri- mates. Una situación adecuada para el personal en for- mación, que a veces puede conocer casi todo de un tema superespecializado pero que ignora el resto de las mate- rias. Otro tema clave fue la pasión por la calidad cien- tífica y por su expresión en las publicaciones que, en ocasiones llegaron a la obsesión y al elitismo. La realización durante años de este diseño y sus actividades llevó al CIB a ser considerado como un Centro de excelencia, que facilitó la aparición de otros Centros de excepcional relevancia como son, el Centro de Biología Molecular (CBM) Severo Ochoa, el Instituto de Investigaciones Biomédicas (IIB) Alberto Sols , el nuevo Instituto S. Ramón y Cajal y el Centro de Biotecnología. Asimismo un elevado número de científicos del CIB entre los que se encontraban los Profs. Julio Rodríguez Villanueva, Manuel Losada, Santiago Gascón y Rafael Setendreu entre otros marcharon a distintas Universidades de nuestro país, donde han dejado una buena huella con la formación de grupos científicos de calidad. También como pruebas adicionales de la vitalidad del CIB debemos recordar a un número elevado de gestores y Directores Generales y el nacimiento de dos grandes Sociedades Científicas como las de Bioquímica y Microbiología, que han sido fiel exponente de la gran influencia de este Centro en el desarrollo de la Biología moderna y la Biomedicina en nuestro país. Desde la perspectiva que dan los años y el análisis de las obras extraordinarias que muchos hicieron desde el CIB se debe agradecer hoy, una vez más, el diseño y la realización de una obra que aún 60 años después sigue vigente y con pleno rendimiento. Especialmente a los fundadores de este proyecto que hicieron que muchos otros científicos pudieran hacer camino al andar y, entre ellos muy especialmente al Prof. Gregorio Marañón. En los inicios del CIB, el Instituto Gregorio Marañón estuvo formado (Tabla 2) por los Departamentos de Hormonas Tiroideas, Hormonas Suprarrenales, Metabolismo y Enzimología, De los cuatro Departamentos, dos estuvieron dirigidos por hombres y otros dos por mujeres, fiel anticipo de la Ley de Paridad aunque esta situación estuvo motivada por las grandes cualidades humanas y profesionales de las Dras. Gabriella Morreale y Sara Borrell. El Departamento de Metabolismo y Nutrición fue dirigido por el Prof. José L. Rodríguez Candela y estuvo dedicado a estudios bioquímicos y fisiopatológicos de la insulina. Del Departamento de Enzimología dirigido por el Prof. Alberto Sols surgieron posteriormente el Instituto de Enzimología que después quedó consolidado en el Centro de Investigaciones Biomédicas Alberto Sols. Para una mejor comprensión de la importancia de la obra realizada desde 1958 en el CIB deberíamos recordar las Tabla 1. Composición del centro de investigaciones biológicas en los años sesenta del pasado siglo Tabla 2. Composición del instituto Gregorio Marañón en los pasados años sesenta INTRODUCCIÓN

RkJQdWJsaXNoZXIy ODI4MTE=