Anales de la RANM

122 A N A L E S R A N M R E V I S T A F U N D A D A E N 1 8 7 9 CARLOS JIMÉNEZ DÍAZ Y LA REAL ACADEMIA NACIONAL DE MEDICINA Manuel Díaz-Rubio García An RANM · Año 2018 · número 135 (02) · páginas 119 a 124 le ofrezca, puesto que es académico electo. En 1953 Enríquez de Salamanca es sustituido en la Presidencia por José Alberto Palanca y Martínez Fortún, lo cual en su momento supone aires de cambio, conllevando un cambio de Estatutos. Mientras tanto el 31 de mayo de 1955 el entonces Jefe del Estado, General Franco, inaugura el gran sueño de Don Carlos la Clínica Nuestra Señora de la Concep- ción , su Centro total . Es el aldabonazo final. La Aca- demia no puede seguir dando la espalda a la realidad. El 17 de agosto de ese año fallece Antonio Vallejo Si- món y la Junta Directiva decide finalmente que dicha plaza, aunque no sea de medicina interna, no se con- voque y la ocupe Jiménez Díaz. Botella Llusiá, Gil y Gil y Laguna Serrano son los encargados de comuni- carle que la vacante era para él. Sigue manifestando sus dudas y a pesar de no valorar en demasía el traba- jo que venía haciendo la Academia, su falta de aper- tura y la ausencia de jóvenes en la discusión, se com- promete a presentar el discurso en breve. Cuando todo parece apaciguado, en marzo de 1956 la Academia Nacional de Medicina otorga el Premio Juan March a Enríquez de Salamanca y no a él, el gran favorito. Esto le supone una gran decepción pues con- sidera que su candidatura avalada por su obra, inves- tigaciones, publicaciones y proyecto presentado y de- fendida por los académicos de más prestigio cientí- fico, es merecedora del premio. Pensaba que con su ingreso definitivo en la Academia al mes siguiente ce- rraría todos los sinsabores anteriores y la Academia volvería a la naturalidad científica y no de otra índo- le. Laín en su libro Descargo de conciencia dice: “ Por razones no precisamente científicas, la mayoría de la Academia prefirió a Salamanca ” (11). Jiménez Díaz, una vez más, confirma cuanto de joven había pensa- do y que a pesar de haber transcurrido de aquello casi 40 años todo seguía igual. Pero su compromiso con la Academia ya es irreversible. Falta tan solo un mes para su ingreso. Finalmente, el 17 de abril de 1956 ingresó en la Real Academia Nacional de Medicina con el discurso La disreacción y las enfermedades alérgicas (5), contes- tándole Carlos Gil y Gil, y ocupando el sillón núme- ro 6. Jiménez Díaz no eligió casualmente su discurso de ingreso en la Academia. Trató de reflejar la histo- ria de su vida en lo que había sido una de sus inquie- tudes científicas principales y que no le abandonaría en toda su vida. Su obsesión por conocer los mecanis- mos más íntimos de las enfermedades alérgicas (12). Su interés por ellas nace siendo estudiante. Su atrac- ción por el conocimiento de la anafilaxia le llevó a es- tudiar en profundidad los mecanismos más comple- jos en su producción. Ya en 1932 había publicado el libro El asma y las enfermedades alérgicas , contagian- do a sus discípulos esta pasión por estas enfermeda- des. Creó en su Instituto una Policlínica de Enferme- dades Alérgicas, un Laboratorio de Inmunología y Alergia y fundó la Sociedad Española de Alergia. En su discurso asegura el importante papel que juega la predisposición constitucional para sensibilizarse y persistir sensibles. Comienza hablando de la perso- nalidad alérgica, y del papel de la permeabilidad de las mucosas como rasgo heredado, aunque luego deja de pensar en ello y abandona esta tesis, abriendo las puertas de la sensibilización y del asma bacteriano. Basa su discurso en su experiencia sobre 7.628 casos estudiados. No deja nada en el aire, y se trata de un discurso lleno de interrogantes y proyectos para estu- dios posteriores. Parte de la consideración del asma como una enfer- medad paroxística debida a su juicio a la sensibiliza- ción a alérgenos. Sin embargo, expone cómo sus ideas han ido evolucionando sobre la base de su experien- cia personal. Analiza, a la luz de los conocimientos en ese momento, determinados aspectos, a la vez que di- vide el discurso en 6 apartados: 1) El valor de las sen- sibilizaciones, 2) Asmas alérgicos, versus asma alérgi- co, 3) La patografía del asma, 4) Alergia y enfermeda- des del colágeno, 5) Mecanismo íntimo de la alergia. Alergia y disreacción, y 6) Peculiaridades de la per- sona alérgica. Con respecto al valor de las sensibilizaciones concluye su carácter adjetivo y cree que no es esencial en la gé- nesis de la disreacción, y no solo en el caso del asma, sino también en la urticaria y la jaqueca. En el segun- do punto, parte de que en el 78,6% de los pacientes estudiados no se pudo demostrar ninguna sensibili- zación. Analiza la posible imperfección de los méto- dos de estudio y profundiza en el asma extrínseco e intrínseco, contemplando en el segundo caso el asma infeccioso o bacteriano, abriendo la puerta al estudio de si el efecto de la infección es alérgico. Diferencia el asma primario de las reacciones asmoides, hablando de asma primario no alérgico y valorando la existen- cia previa de un núcleo disreeactivo. En cuanto a la patografía del asma bronquial, realiza consideraciones fisiopatológicas sobre el ataque as- mático, aborda el estudio espirométrico y radiológi- co, la capacidad funcional o los intervalos libres de síntomas, cada vez menos frecuentes. Refiere el asma infantil y el adulto, con sus peculiaridades, y el valor en su desencadenamiento de los influjos psíquicos, de las infecciones respiratorias y de los cambios meteo- rológicos. Finalmente describe tres periodos: la fase paroxística , la fase pática y la fase angiomesenquimal . Aborda a continuación la relación entre alergia y en- fermedades del colágeno, defendiendo una estrecha relación entre ambas, basándose en los estudios so- bre disglobulinemias y la alergia experimental. Pro- pone que en la fase paroxística existe un nódulo re- activo constitucional, en la fase pática una reiteración de choques y en la fase angiomesenquimal una dis- proteinemia y aparición de lesiones. En lo referente al mecanismo de la reacción alérgica da un papel relevante a la liberación de histamina y a otras sustancias. Se detiene en las peculiaridades de la persona disreactiva profundizando en la idea de que hay algo en estos pacientes que está por enci- ma de la sensibilización. Destaca los estudios sobre la persona asmática, refiriendo la susceptibilidad al ambiente, el apoyo de la madre, la reacción anancás- tica, el egoísmo, la tendencia a imponerse a su medio, y otros aspectos.

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