Anales de la RANM

126 A N A L E S R A N M R E V I S T A F U N D A D A E N 1 8 7 9 NICOLÁS ACHÚCARRO Antonio Campos An RANM · Año 2018 · número 135 (02) · páginas 125 a 131 El día 23 de Enero de 1923, desde la tribuna que les hablo, Jorge Francisco Tello, el más antiguo discípulo de D. San- tiago Ramón y Cajal, pronuncia su discurso de ingreso en esta Real Corporación (1). Al poco de comenzar realiza la siguiente confesión: “ Al llegar ante vosotros como discípulo, el más humilde, de la pujante escuela de Cajal, perdonadme si contristo un ins- tante vuestro sereno espíritu con el recuerdo del compañe- ro más brillante, del fraternal amigo, del que hubiera sido el más digno sucesor del gran maestro: de Nicolás Achúcarro. En plena juventud, descubridor de hechos interesantísimos en la histología de los centros nerviosos e inventor de recursos técnicos valiosísimos, cuando en pleno triunfo todo le sonreía y la ciencia española veía en él una de sus más alentadoras esperanzas, nos fue arrebatado por la fatalidad” Se trata de un justo y sincero homenaje a quien, muerto cinco años antes en plena juventud, quizá hubiera ocupa- do el sillón de la Academia que él iba a desempeñar a partir de ese momento. El médico, el histólogo, el científico Nicolás Achúcarro y Lund nace en Bilbao el 4 de Junio de 1880 y muere en la misma ciudad, concretamente en Neguri, el 23 de Abril de 1918, hace exactamente cien años (2) (3) (4) (Fig.1). Con la intención de conmemorar el aniversario de su muerte y con el deseo de rescatar del pasado todo aque- llo que pueda estimular nuestro futuro, traigo a la Acade- mia su figura, muy desconocida lamentablemente entre las nuevas generaciones de españoles. Para aproximarnos a la figura de Don Nicolás Achúcarro vamos a considerar en primer lugar la época que le toco vivir, circunstancia ineludible en cualquier aproximación biográfica. En segundo lugar nos ocuparemos de su vida haciendo especial énfasis en su formación, su actividad profesional y su mentalidad, acaso lo más genuino y sin- gular que posee el ser humano. Finalmente nos ocupare- mos de su legado, es decir de todo lo que en nuestro pre- sente pervive de su vida y de su obra y de todo lo que tiene vocación de pervivir en nuestro inmediato futuro. Cuando nace Achúcarro, en 1880, reina en España Al- fonso XII, gobierna Antonio Cánovas del Castillo, se produce la abolición de la esclavitud en Cuba, comien- zan las obras del canal de Panamá, publican “Follas no- vas” e “Historia de los heterodoxos españoles” Rosalía de Castro y Marcelino Menéndez y Pelayo, se inaugura la plaza de toros del Puerto de Santa María y Wabash, un pequeño pueblo de Indiana, se convierte en el pri- mer pueblo del mundo iluminado con luz eléctrica. (5) (6) (7) Cuando muere Achúcarro, en 1918, reina Alfonso XIII, gobierna Antonio Maura, se desarrolla la llamada gri- pe española, se declara parque nacional el parque de Ordesa y Federico y García Lorca y Joan Miró publican y exponen por primera vez (6) (7) (8). Entre ambas fechas 1880 y 1918 tres grandes vectores han recorrido España: un vector político, la restaura- ción y el regeneracionismo; un vector universitario, el institucionismo, y un vector científico, el positivismo. La restauración y el regeneracionismo tienen lugar a partir de 1874, tras el derrocamiento de Isabel II, el reinado de Don Amadeo y la primera República. Con el pronunciamiento del General Martínez Campos se inicia el reinado de Alfonso XII, se elabora la Consti- tución de 1876 y se produce la denominada alternan- cia pactada entre los gobiernos de Antonio Cánovas y Práxedes Mateo Sagasta. Tras la guerra hispano-nor- teamericana y la pérdida de Cuba y Filipinas, reinando ya Alfonso XIII, se suceden los gobiernos de Antonio Maura y José Canalejas. Se trata de una época en la que emergen los nacionalismos, emergen los movimientos sociales que dan lugar a la semana trágica o la huelga general de 1917 y se genera en España una gran crea- tividad artística, literaria y científica (5) (6) (7) (8) . El regeneracionismo que se impulsa a partir de la pérdida de las posesiones de ultramar y la toma de conciencia del desnivel que España tiene respecto a Europa pue- de resumirse en tres actitudes: la necesidad de “ recons- truir España por imitación de Europa” que postula Joa- quín Costa; la necesidad de “ reconstruir España desde la originalidad española” que postula Miguel de Una- muno y la necesidad de “hacer de España una posibi- lidad europea” que defiende José Ortega y Gasset (7). El institucionismo parte de la fundación en 1876 de la Institución Libre de Enseñanza por Francisco Giner de los Ríos, Nicolás Salmerón y Gumersindo Azcára- te, catedráticos que previamente habían sido expulsa- Fig 1. Nicolás Achúcarro (1880-1918) INTRODUCCIÓN NICOLÁS ACHÚCARRO. SU ÉPOCA

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