Anales de la RANM

142 A N A L E S R A N M R E V I S T A F U N D A D A E N 1 8 7 9 LA TEORÍA DE LA MENTE Francisco José Rubia Vila An RANM · Año 2018 · número 135 (02) · páginas 141 a 145 Dos años más tarde, en 1985, los psicólogos Simon Ba- ron-Cohen, Alan Leslie y Uta Frith, de la Universidad de Cambridge, publicaron un artículo titulado Does the autistic child have a theory of mind? (¿tiene el niño autista una teoría de la mente?) en la misma revista Cog- nition (4) . Con este artículo, los autores querían probar la hipótesis de que un componente fundamental en el au- tismo en niños es la ausencia de la capacidad básica para adscribir creencias a terceros y predecir su conducta. Se conoce como el experimento de “Sally y Anne”. A niños entre 4 y 9 años se les mostró una imagen en la que Sally tie- ne una cesta y Anne tiene una caja. Sally tiene una bola que guarda en su cesta. Cuando Sally abandona la habitación, tras haber dejado su cesta con la bola dentro, Anne se la quita y la coloca en su caja. Al regresar Sally quiere recuperar su bola. La cuestión es: ¿dónde irá a buscar Sally su bola? ¿en la ces- ta, o en la caja? La mayoría de los niños entre 4 y 5 años res- pondían incorrectamente que Sally miraría en la caja. Sin embargo, la mayoría de niños entre 6 y 9 años respondían que Sally iría a buscar la bola en la cesta, adivinando así la “falsa creencia” de Sally. Con otras palabras: los niños ha- bían adquirido una TdM en el intervalo entre los 4 y los 9 años. A este test se le ha llamado el test de la falsa creencia. Los sujetos sometidos a esta versión del experimento fue- ron 20 niños con autismo, 14 con síndrome de Down y 27 que no presentaban déficit psicológico alguno. Los re- sultados mostraron que, aun cuando la edad mental de los niños autistas era mayor a la de los niños con sín- drome de Down, éstos lograban superar el test de la falsa creencia, mientras que los autistas no podían. La conclusión de los autores fue que el fracaso de los niños autistas mostraba que sufren un déficit específico que no puede ser atribuido a los efectos generados por el retraso mental, ya que incluso los niños con mayor retraso debi- do al síndrome de Down podían superar la tarea con éxito. Un individuo que tenga una TdM debe poder reconocer las consecuencias de que una persona tenga una creencia falsa, debe saber distinguir entre la apariencia y la realidad, entre el deseo y la intención, saber qué es una mentira o te- ner la capacidad de engañar a los demás. Los que aprueban este test entienden que lo que las personas piensan puede ser diferente de lo que ha sucedido en el entorno. La base neurobiológica de esta capacidad estaría en la cor- teza prefrontal medial, el surco temporal superior y el cin- gulado anterior, así como las neuronas espejo. Sobre estas neuronas ya informé en este mismo lugar el 3 de mayo de 2011. Quisiera recordar que las neuronas espejo fue- ron descubiertas a finales de la década de los años 80 del siglo pasado por Giacomo Rizzolatti de la Universidad de Parma y colaboradores. Se encuentran en el lóbulo frontal, lo que demuestra que el reconocimiento de los demás, de sus acciones e intenciones depende del sis- tema motor. Pero también se han encontrado neuronas espejo en el lóbulo temporal de primates no humanos. Algunos grupos de neuronas espejo se activaban cuan- do un animal, un mono, coge un alimento, pero también se activaban cuando el mono observaba inmóvil cómo una persona o un congénere realizaba el mismo movi- miento de coger el alimento. Se les llamó neuronas espe- jo porque reflejan la acción de otros individuos en el ce- rebro. Otro subgrupo de neuronas se activaban reflejan- do las emociones de otros individuos. Por eso, el neuró- logo indio en Estados Unidos, Vilayanur Ramachandran, las ha llamado “neuronas de la empatía”. Se ha considerado que las neuronas espejo han sido un componente clave en la capacidad humana de la comu- nicación, primero con gestos y luego con el lenguaje ha- blado. Pero también se ha especulado que estas neuronas fueron clave para la capacidad de imitación y emulación, por lo que la fabricación de utensilios o el uso del fuego, y también el lenguaje, pudo extenderse rápidamente en- tre los humanos. En chimpancés japoneses se ha compro- bado este hecho. En una de las islas, algunos chimpancés lavaban patatas en el agua del mar para quitarles la arena. Este hecho fue copiado por otros y este comportamiento se ha extendido por todas las islas del Japón. La capacidad empática que nos permiten las neuronas es- pejo hace posible que podamos colocarnos en la piel de otras personas, de sentir lo que otros sienten. En mi co- municación de 2011 citaba yo al director inglés de teatro y de cine, Peter Brook, que decía: “Con el descubrimien- to de las neuronas espejo, la neurociencia ha empezado a comprender lo que el teatro había sabido desde siempre”. Como dijimos antes, las enfermedades del llamado “es- pectro autista”, así como el síndrome del cromosoma X frágil, presentan carencias de la TdM, lo que hace suponer una carencia de neuronas espejo. Según el profesor Simon Baron-Cohen, especialista en autismo, los pacientes con síndrome de Asperger mues- tran una falta de sensibilidad para los sentimientos de otras personas e incapacidad para : • tener en cuenta lo que otra persona sabe • hacer amigos “leyendo” y respondiendo a intenciones • “leer” el nivel de interés del oyente por nuestra con- versación • detectar el sentido figurado de la frase de otra persona • anticipar lo que otra persona podría pensar de las pro- pias acciones • comprender malentendidos • engañar o comprender el engaño • comprender las razones que subyacen a las acciones de las personas • comprender reglas no escritas o convenciones Todas estas capacidades o habilidades son importantes para la supervivencia, pero sobre todo la comprensión del engaño evidencia esa importancia. La TdM surgió con toda probabilidad como capacidad psicológica evolucio- nada y como respuesta adaptativa a la interacción social cada vez mas compleja en los primates. Así que se la con- sidera un aspecto particular de lo que se ha denominado “cognición social”. Los individuos con mejores capacida- des de lectura de la mente ajena sobrevivirían mejor que otros, lo que aumentaría su éxito reproductivo.

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