Anales de la RANM
143 A N A L E S R A N M R E V I S T A F U N D A D A E N 1 8 7 9 LA TEORÍA DE LA MENTE Francisco José Rubia Vila An RANM · Año 2018 · número 135 (02) · páginas 141 a 145 Algunos autores han sugerido que la TdM surgió para contrarrestar las trampas, esto es, para la capacidad de detectar los engaños. La llamada inteligencia social se habría desarrollado para la detección de engaños y, quizás más importante para las sociedades humanas ancestrales, para reforzar la cooperación. Cuando se ha observado la conducta de los chimpancés en la sel- va o en cautividad, una característica importante es la capacidad para formar coaliciones deliberadamente y para el engaño estratégico. Otra característica que está unida a la TdM es la com- prensión de la metáfora y la ironía, es decir, ir más allá del significado literal de una expresión, lo que no entienden los niños antes de la edad de seis o siete años. Aún más compleja es lo que se suele llamar faux pas o metedura de pata, que tiene lugar cuando una persona dice algo que no debería haber dicho, sin entender el error. El entendi- miento de las meteduras de pata requiere una capacidad evolutivamente avanzada de la TdM, porque es necesaria una capacidad simultánea de entender dos estados menta- les: la perspectiva de la persona que mete la pata y la repre- sentación de la segunda persona implicada que puede ser herida o irritada. Estas meteduras de pata no se entienden de manera fiable antes de los 9 a 11 años de edad. Parece lógico comprender la importancia que tiene la ca- pacidad de extraer información relevante del lenguaje de otros individuos, yendo más allá del significado literal de las palabras, lo que depende asimismo de la TdM. Curiosamente, el desarrollo de la TdM va en paralelo con la adquisición del lenguaje, lo que puede explicarse porque entender la intención de una persona que habla es una precondición para aprender nuevas palabras. Existen cada vez más datos que apuntan a que un de- terioro de la TdM podría estar en el centro de ciertos síntomas psicóticos, en psicosis endógenas y en desvia- ciones conductuales en trastornos que afectan al fun- cionamiento del lóbulo frontal, desde la psicopatía a la demencia fronto-temporal. Es conocido que entre las características del psicópata se encuentra el comportamiento antisocial, la falta de empatía y de remordimientos y el carácter desinhibido. Y en la demencia fronto-temporal, en la que se produ- ce una degeneración del lóbulo frontal, se observa asi- mismo una desinhibición, problemas en la planifica- ción y secuenciación de actos complejos. La demencia afecta sobre todo al área frontomedial que está relacio- nada con la cognición social y la TdM. Existen pruebas de que la TdM está específicamente deteriorada en la esquizofrenia porque muchos de los síntomas psicóticos, como delirios de control ajeno o de persecución, la presencia de la desorganización del pensamiento y del lenguaje y otros síntomas conduc- tuales, se pueden entender mejor si tenemos en cuenta la capacidad deteriorada de los pacientes de relacionar sus propias intenciones con una conducta ejecutiva y con el control de las intenciones de otras personas. Se ha especulado que los pacientes esquizofrénicos pueden tener dificultades en distinguir entre la sub- jetividad y la objetividad y sostener falsas creencias en forma de convicciones delirantes. Además, no tener en cuenta las señales sociales y las intenciones posibles de otras personas puede conducir a un colapso de la co- municación y posiblemente a un trastorno del pensa- miento formal. Mencionamos anteriormente lo que se ha llamado “cognición social” diciendo que la TdM es una par- te de esa cognición social, que puede definirse como aquella función cognitiva que sería responsable de cómo percibimos las emociones propias y ajenas, cómo entendemos lo que piensan los demás en cier- tas situaciones, cómo evaluamos las interacciones in- terpersonales y que nos permite realizar acciones so- ciales adecuadas en un entorno determinado. Algunos autores han planteado que es necesaria la confluencia de tres factores para la evolución de la cognición social humana: un gran cerebro, un perío- do juvenil alargado en el tiempo, lo que se denomina neotenia, y un entorno socialmente complejo. Se ha dicho que aunque el aprendizaje social es po- sible sin una TdM, sin embargo, la cooperación, la competición, el engaño y la negociación con otros se ven muy facilitados cuando se entienden los deseos, las voluntades y los conocimientos de otras perso- nas. De ahí que muchos científicos hayan dicho que la TdM es la base de la cognición social de los niños y que es difícil imaginar cualquier cultura humana en la que falte ese componente. La necesidad de coope- rar, competir con y entender a los congéneres fue sin duda una importante fuerza impulsora de la evolu- ción de la inteligencia. La implicación del lóbulo frontal en la TdM se deduce de la correlación significativa entre las tareas de TdM y la memoria operativa y el control inhibitorio, ambas capacidades que dependen de las funciones ejecutivas del lóbulo frontal. En otro orden de cosas quiero mencionar que en la página web titulada Autismo Diario apareció en 2011 un artículo en el que se refería que miembros del Departamento de Psicología de la Universidad de Boston habían publicado un interesante trabajo con el título: “Sistemas de creencias religiosas de las personas con autismo de alto funcionamiento”. En este artículo se desvelaba que la religión tiene gran- des conexiones con los procesos de la teoría de la mente y por qué las personas con autismo de alto funcionamiento y las afectadas con el Síndrome de Asperger son menos religiosas que los sujetos nor- males. Efectivamente, los datos de este estudio indican que es- tos pacientes, pertenecientes a lo que se ha llamado el espectro autista, tienen una gran tendencia al ateísmo o al agnosticismo. Este y otros estudios sugieren que las creencias se ven aumentadas por la capacidad de leer la mente de otras personas, o sea por la TdM. Se ha argumentado que, dado que las creencias de las personas en seres sobre- naturales están marcadas por los sentimientos de tener una relación personal con la divinidad, la oración y la adoración pueden requerir un sentido de lo que estos seres sobrenaturales puedan pensar.
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