Anales de la RANM

147 A N A L E S R A N M R E V I S T A F U N D A D A E N 1 8 7 9 ÉTICA DEL TIEMPO Federico Mayor Zaragoza An RANM · Año 2018 · número 135 (02) · páginas 146 a 150 se pueden detectar estas deficiencias genéticas que duran- te la gestación han sido suplidas por la madre y que se manifiestan al adquirir la vida autónoma, si no se tratan a tiempo, se convierten en una grave afección patológica que ya no puede mejorarse ulteriormente. No cabe duda, la prevención es la gran victoria. Pero es muy difícil con- vencer a la gente y a las mismas autoridades de toda índole de la bondad de la prevención, porque los resultados “no se ven”. Estamos acostumbrados a poder contemplar la ima- gen del “antes” y el “después”. No puede verse el antes por- que el “después” se ha evitado con el tratamiento adecuado y ¡a tiempo! Por ello es tan importante que la sociedad en su conjunto y muy especialmente los medios de comuni- cación, sean capaces de subrayar la importancia de la pre- vención… aunque sea invisible. Ética del tiempo. Ser educado es “ser libre y responsable”, como establece con tanta clarividencia el artículo 1º de la Constitución de la UNESCO. La libertad es el don supremo. Cada ser humano investi- do de la facultad de discernir, de decidir en cada instante, al justo filo de las luces y de las sombras, de las certezas y de las incertidumbres. La libertad humana, única condición en los designios de la creación. Todo es predecible en el universo, todo regu- lado por inmutables leyes físicas y químicas, salvo la dis- crecionalidad humana. Si algo se le impusiera como in- equívoco, la máxima potestad humana quedaría desarbo- lada, des-orientada, sabiendo que todo estaba establecido y predeterminado. La dignidad humana se basa, precisa- mente, en el distintivo poder de enfrentarse sin cortapisas a las preguntas esenciales, en ser capaz, incardinado en temporales y putrescibles estructuras biológicas, de alzar el vuelo en el ilimitado espacio del espíritu. Libertad y capacidad creadora para no caer nunca en el determinismo, en el “no hay remedio”. El pasado ya está escrito. Debe describirse fidedignamente. Deben apren- derse sus lecciones para escribir el futuro, para inventar- lo. Para ser capaces de asegurar a todos los seres humanos las condiciones para una vida digna, en la que tenga lugar el pleno ejercicio de las facultades que les caracterizan. Lo que se nos quiere presentar como una mera crisis fi- nanciera es en realidad la parte visible de una verdade- ra crisis sistémica que requiere soluciones valientes, ima- ginativas e integradoras. Crisis que no se puede abordar simplemente inyectando recursos económicos en algunas áreas del sistema, o impulsando la producción en sectores clásicos de la economía, sino con un cambio de paradigma fundamentado en la sostenibilidad humana y ambiental. Y los primeros pasos consisten en regular el cambio climá- tico y poner fin a la pobreza, garantizando que todas las personas que respiran el aire común de la Tierra puedan hacer realidad su derecho a una existencia digna. Asegurar nuestro legado a las generaciones venideras es el principal compromiso de ”Nosotros, los pueblos…” La sociedad civil tiene que rebelarse contra un sistema que invierte miles de millones de dólares al día en armas y gastos militares al tiempo que mueren de hambre mi- les de personas, la mayoría niñas y niños de uno a cinco años de edad, y el 80% de la humanidad vive fuera de los espacios habitados por la “sociedad del bienestar”. Con la crisis propia de los últimos coletazos del neolibera- lismo globalizador, se están olvidando las apremiantes res- ponsabilidades intergeneracionales y, en lugar de prestar una atención particular, especialmente teniendo en cuenta que pueden alcanzarse puntos de no retorno, a las trans- gresiones ecológicas, los “mercados” han convertido a los ciudadanos en espectadores impasibles y anonadados. Ante la avalancha de decisiones y acontecimientos que no sólo complican todavía más la ya complejísima situación a escala nacional, regional y mundial, contribuyendo ade- más a ocultar o tergiversar lo que es relevante para los in- tereses a corto y largo plazo de la gran mayoría de la gen- te, creo oportuno recordar que el “barrio próspero” de la aldea global alberga sólo a un 20% de la humanidad, vi- viendo el 80% restante en un gradiente progresivo de pre- cariedades, en condiciones adversas para la igual digni- dad de todos, esencia de los derechos inherentes a la exis- tencia humana. Ahora debemos ser “rescatados” los ciudadanos, favore- ciendo con rapidez y valentía la transición desde una eco- nomía de guerra a una economía de desarrollo global sos- tenible y humano que elimine la abusiva explotación de los recursos naturales que tiene lugar en la actualidad (petró- leo, gas, minerales, coltán…) y se apliquen normas vigi- ladas por unas Naciones Unidas refundadas –que inclui- rían al Fondo Monetario Internacional, al Banco Mundial “para la Reconstrucción y el Desarrollo” y a la Organiza- ción Mundial del Comercio- que dispongan de los medios personales, técnicos, de defensa y financieros necesarios para ejercer su autoridad a escala global eficazmente. Existe ya el conocimiento. Debemos ser capaces de apli- carlo. De hacerlo –ética del tiempo- antes de que sea de- masiado tarde. Es incuestionable que la gran urgencia ac- tual consiste en hacer posible el disfrute por parte de to- dos de los frutos del saber. Los desafíos globales requie- ren soluciones globales que implican a su vez coopera- ción a escala mundial. Es fundamental defender un multilateralismo democrá- tico, con unas Naciones Unidas dotadas de los recursos personales, técnicos y profesionales adecuados, en una es- tructura que represente a “Nosotros, los pueblos…” como establece la Carta. No debemos permitir que grupos oli- gárquicos integrados por los 7, 8,… 20 países más ricos y poderosos de la Tierra, pretendan gobernar al mundo, sustituyendo un sistema democrático de 196 Estados por un sistema plutocrático inadmisible. En lugar de desacelerar el ritmo trepidante de la producción bélica, se le imprime mayor velocidad por “razones de segu- ridad”. Lo único que se les ha ocurrido a los “cuatro grandes” en la Unión Europea –Francia, Alemania, Italia y España- reunidos para preparar la conmemoración del 60 aniversa- rio del Tratado de Roma, ha sido duplicar el gastomilitar. En lugar de reponer la brújula ética que guió a los fundadores CIUDADANÍA MUNDIAL LIBERTAD Y RESPONSABILIDAD

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