Anales de la RANM

148 A N A L E S R A N M R E V I S T A F U N D A D A E N 1 8 7 9 ÉTICA DEL TIEMPO Federico Mayor Zaragoza An RANM · Año 2018 · número 135 (02) · páginas 146 a 150 de Europa… en lugar de fortalecer una unión estrictamente monetaria con una unión social, política, cultural y econó- mica… en lugar de procurar el urgente restablecimiento de un sistemamultilateral eficiente, y unas Naciones Unidas ca- paces de recomponer urgentemente los desperfectos produ- cidos por los grupos plutocráticos con los que el tándemRe- agan-Thatcher las sustituyó en la década de los ochenta…en lugar de comunicar al mundo en el 60 aniversario de la UE que exigirían a todos los Estados miembros el cumplimiento de la excelente Carta de Derechos Fundamentales (2000)… y que no se permitiría el mínimo brote de racismo, fanatis- mo, prevalencia, xenofobia, raíces amargas de los conflic- tos del pasado… en lugar de procurar un nuevo concepto de seguridad, que incluiría la puesta marcha de una genero- sa ayuda al desarrollo (Objetivos de Desarrollo Sostenible) y los Acuerdos alcanzados en París en diciembre de 2015 so- bre Cambio Climático, con el apremio necesario porque se trata de procesos potencialmente irreversibles… en lugar de situar a Europa en la vanguardia de la solidaridad y la antici- pación… sólo se les ha ocurrido –“Si quieres la paz prepara la guerra”- adquirir más armas y construir más muros. Como se indica en el principio de la Carta de la Tierra (2) “Estamos en un momento crítico de la historia, en el cual la humanidad debe elegir su futuro…”. Y termina de este modo: “Como nunca antes en la historia, el destino común nos insta a buscar un nuevo comienzo”. Vivimos en la era digital. La libertad de expresión permite la participación progresiva de todos los ciudadanos en la toma de decisiones, de tal modo que se fortalecerán los sistemas democráticos y los cambios de hondo calado se harán fac- tibles porque coinciden tres hechos favorables: 1) el cono- cimiento de lo que acontece en el mundo, incrementándose los sentimientos de solidaridad (material e intelectual y mo- ral, como se establece en el preámbulo de la Constitución de la UNESCO); 2) mayor número de mujeres en la toma de decisiones, actuando ya en virtud de las facultades que le son inherentes y 3) la posibilidad de participación no presencial, gracias a la moderna tecnología de la comunicación. La ética del tiempo nos apremia, debe hacerlo a todos los ciudadanos del mundo y, en particular, a los gobernantes, para poner en práctica los Acuerdos de París sobre Cambio Climático, para evitar el deterioro irreversible de la habitabi- lidad de la Tierra, y de los Objetivos de Desarrollo Sosteni- ble, para evitar -¿hay algo más irreversible que la muerte?- que siganmuriendo de inanición y desamparomiles de seres humanos todos los días. El día 6 de febrero del año 2017 hice público un “ Llama- miento muy urgente” (3), que llevaba por título “Fren- te a graves amenazas globales, ahora sí, ciudadanos del mundo, ¡uníos!”. Es inaplazable, escribía, advertir a es- cala mundial la irresponsabilidad inadmisible en la que caeríamos si no reaccionamos con firmeza para recon- ducir las actuales tendencias. Como ha sucedido en otros recientes manifiestos y lla- mamientos (Declaración de los Premios Nobel de la Paz, Barcelona diciembre 2015 (4); Campaña de “Desarme para el Desarrollo”, iniciativa del International Peace Bureau, Berlín, septiembre-octubre de 2016) el inmenso poder mediático acalló cualquier posible eco y siguió pro- piciando innumerables espectadores sumisos y ofuscados. Frente a una amenaza global, una respuesta global a quien pone en riesgo el cumplimiento de nuestro deber supremo: el cuidado a las generaciones venideras. Trai- cionarlas constituiría un terrible error histórico. No caben disculpas. Debemos superar el vendaval del presente para, con serenidad y firmeza afrontar el fu- turo, provocando una reunión extraordinaria y perma- nente de las Naciones Unidas, porque, vuelvo a repetir, podrían recorrerse caminos sin regreso. La Resolución aprobada por la Asamblea General del 25 de septiembre de 2015, titulada “ Transformar nues- tro mundo: la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible ” (5) insiste en que “la presente Agenda es un plan de ac- ción en favor de las personas, el planeta y la prosperi- dad… Este Plan será implementado por todos los países y partes interesadas mediante una alianza de colabora- ción. Estamos resueltos a liberar a la humanidad de la ti- ranía de la pobreza y las privaciones y a sanar y proteger nuestro planeta… Estamos decididos a tomar las medi- das audaces y transformadoras que se necesitan urgen- temente para reconducir al mundo por el sendero de la sostenibilidad y la resiliencia”. Y sigue: “Estamos resuel- tos a poner fin a la pobreza y al hambre en todo el mun- do de aquí a 2030, a combatir la desigualdades dentro de los países y entre ellos, a construir sociedades pacificas, justas e inclusivas, a proteger los derechos humanos y a promover la igualdad entre los géneros y el empodera- miento de las mujeres y las niñas, y a garantizar una pro- tección duradera del planeta y sus recursos naturales”. Los grandes poderes actuales siguen pensando que la fuerza militar es la única expresión y referencia de “se- guridad”. Grave error, costosísimo error que se ocu- pa exclusivamente de los aspectos bélicos y deja to- talmente desasistidos otros múltiples aspectos de la seguridad “humana” que es, en cualquier caso, la que realmente interesa. Observamos los arsenales colmados de cohetes, bom- bas, submarinos, aviones y barcos de guerra, y volvemos la vista hacia los miles de seres humanos que mueren de hambre cada día o hacia los que viven en condiciones de extrema pobreza sin acceso a los servicios de salud ade- cuados y contemplamos consternados el deterioro pro- gresivo de las condiciones de habitabilidad de la Tierra, conscientes de que debemos actuar sin dilación. Cuando nos apercibimos de la dramática diferencia entre los medios dedicados a potenciales enfrenta- mientos y los disponibles para hacer frente a recurren- tes catástrofes naturales (incendios, inundaciones, te- rremotos, tsunamis…) constatamos, con espanto, que el concepto de “seguridad” que siguen promoviendo los grandes productores de armamento es no sólo ana- crónico sino altamente perjudicial para la humanidad FRENTE A DESAFÍOS GLOBALES, RESPUESTAS GLOBALES NUEVO CONCEPTO DE SEGURIDAD. MULTILATERALISMO DEMOCRÁTICO

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