Anales de la RANM

171 A N A L E S R A N M R E V I S T A F U N D A D A E N 1 8 7 9 RETOS Y OPORTUNIDADES EN BIOTECNOLOGÍA Adrián Velázquez-Campoy An RANM · Año 2018 · número 135 (02) · páginas 169 a 173 hacer de los investigadores, y tiene consecuencias gra- ves respecto a la percepción social de la actividad in- vestigadora, pero, sobre todo, consecuencias muy gra- ves por el desperdicio de tiempo y recursos materiales y humanos en proyectos de I+D basados en resulta- dos fallidos e incorrectos. Es innegable que la urgen- cia por publicar y la competencia para obtener fondos para investigar son dos ingredientes que pueden cons- pirar, positiva o negativamente, con la idiosincrasia de cada investigador. Se podría alegar que estos hechos son una muestra de que el método científico funcio- na y contiene un mecanismo de supervisión adecuado, aunque lento, o que habría que revisar la definición de “reproducibilidad científica”, o que el porcentaje ma- yor de artículos retractados pertenece a revistas líde- res donde la rapidez y las modas están a la orden del día. Pero también es cierto que: habría que implemen- tar medidas correctivas para exigir que en las publica- ciones científicas se indique con suficiente detalle la caracterización de los materiales empleados, así como la descripción de las condiciones experimentales y los protocolos; evitar la omisión de resultados incompa- tibles con una interpretación dada; exigir un análisis de datos riguroso empleando de manera escrupulosa las herramientas estadísticas disponibles, distinguien- do entre significación estadística y significación prác- tica; mejorar el sistema de revisión por pares, reco- nociendo debidamente el trabajo de los revisores; y demandar mayor responsabilidad a las revistas cien- tíficas. Otras cuestiones relacionadas con este proble- ma son: la aplicación de procedimientos ilícitos tales como plagio, modificación y alteración de resultados; el papel que deben ejercer las revistas de elevado im- pacto como líderes en la resolución de este problema de confianza en el método científico; el conjunto de valores que representa (o debería representar) la Cien- cia en la sociedad; la incorporación de métricas apro- piadas para evaluar la actividad investigadora indivi- dual; y el descenso en relevancia de revistas científi- cas veteranas junto con el creciente número de revis- tas científicas de dudosa calidad. Nunca habíamos tenido tanta información al alcance de nuestra mano, y nunca ha habido tanta desinfor- mación. Estamos en la Era de la Desinformación, don- de las pseudociencias han proliferado de forma des- concertante y desesperanzadora. A nadie le resultan ajenos los conceptos de posverdad, hecho y verdad al- ternativos, y negacionismo. La Ciencia y la Tecnología están presentes en la vida cotidiana; todos utilizamos o disfrutamos de un modo u otro de los avances tec- nológicos y del elevado grado de bienestar que con- llevan, pero ante ciertas cuestiones existe una brecha entre Ciencia y Sociedad, donde son frecuentes tan- to problemas legales y prejuicios genéricos, como pre- siones de grupos sociales para ejercer e incrementar su influencia, conformando un ambiente enrarecido donde se pueden afirmar o negar ideas y hechos sin aportar prueba alguna y amparándose en ciertas debi- lidades o limitaciones actuales, no de la Ciencia, sino de los científicos. A menudo surgen alegatos acerca de medicinas alternativas, de nuevas pseudoteorías en nutrición, de efectos perjudiciales de las vacunas y de peligros de los alimentos transgénicos, por citar algunos ejemplos. Existe una gran preocupación por este fenómeno, pero es imposible combatir ideas y te- sis que emergen sin evidencias contrastadas o sin po- sibilidad de refutación. La divulgación de la investiga- ción en la sociedad, una faceta usualmente denostada y desatendida, puede ayudar a desarrollar un pensa- miento crítico basado en la evidencia, a inculcar una forma de pensar, de actuar, de afrontar problemas. De- bemos exigir un mayor compromiso por la divulga- ción de la Ciencia, evitando crear falsas esperanzas o trivializar preocupaciones de la sociedad actual. Una sociedad más y mejor informada es una sociedad me- nos manipulable. El método científico no es otra cosa que la aplicación del sentido común en la resolución de problemas y, por lo tanto, no debería ser conside- rado como un instrumento extraño y ajeno a ámbitos aparentemente no científicos. Ciencia es conocimien- to, y ninguna faceta humana es, o se puede permitir el lujo de ser, ajena al conocimiento. Al mismo tiempo debemos exigir adaptaciones normativas y legales rá- pidas para acompañar al avance científico en asuntos relevantes tales como los organismos modificados ge- néticamente y el uso de terapia celular y genética en la enfermedad. La Ciencia no es sólo conocimiento; es un motor de cambio y bienestar. A finales del Renacimiento co- menzó un fenómeno de enormes consecuencias: la Revolución Científica. Y este fenómeno no surgió de forma incontrolada dentro de un ambiente caótico donde un poder, público o privado, indolente, apático e indiferente esperase cambios espontáneos y aleato- rios, sino mediante una planificación progresiva apa- drinada por los estamentos de poder. Éstos se conven- cieron de que el ciclo iterativo entre poder, recursos y ciencia/tecnología constituye la base del progreso y desarrollo económico, aprovechando la curiosidad in- nata en el ser humano. La semilla generadora de este prodigio fue asumir ignorancia sobre ciertas cuestio- nes y comprender que no estaba todo escrito, que no hay nada incuestionable, que la refutabilidad o falsa- bilidad es un principio inherente y fundamental para entender la Naturaleza. Quiero realizar un elogio de la ignorancia inteligente, de una ignorancia bien enten- dida, ni ciega ni irreflexiva ni complaciente ni arro- gante, sino humilde, inquieta y promotora de trans- formaciones. El ciclo iterativo entre poder, recursos y ciencia/tecnolo- gía tiene un punto débil. El poder debe adjudicar recur- sos para que la actividad científica y tecnológica genere riqueza y herramientas que acrecienten aún más dicho poder. Por tanto, existe una dependencia respecto del apoyo de entidades públicas y privadas. Este apoyo ins- titucional, que exige un nivel adecuado de inversión pú- blica que atraiga inversión privada y que garantice una menor vulnerabilidad frente a crisis económicas futu- ras, es un eslabón que fácilmente se rompe en momen- tos de incertidumbre y miedo. En España la respuesta inmediata frente a la crisis económica ha sido la reduc- ción en inversión en I+D, evidenciando la escasa per- cepción sobre las posibilidades de la innovación como herramienta de futuro. La inversión en I+D no acompa- ña al crecimiento económico de los últimos años y se ha producido un alejamiento respecto a países de nuestro FINANCIACIÓN DE LA ACTIVIDAD CIENTÍFICA

RkJQdWJsaXNoZXIy ODI4MTE=