Anales de la RANM

175 A N A L E S R A N M R E V I S T A F U N D A D A E N 1 8 7 9 INFECCIONES DE TRANSMISIÓN SEXUAL Gonzalo Piédrola Angulo An RANM · Año 2018 · número 135 (02) · páginas 174 a 177 En la mayoría de los casos, las ITS son asintomáticas, o sólo van acompañadas de síntomas leves, poco específicos. Algunas ITS como el herpes genital y la sífilis, pueden in- crementar el riesgo de contraer la infección por el VIH. Además del efecto inmediato de la infección, las ITS pue- den tener consecuencias graves, como la enfermedad pél- vica inflamatoria, abortos e infertilidad. La farmacorresistencia, en especial del gonococo, es un obstáculo para el tratamiento, cada vez más importan- te en el mundo. Los 26 agentes productores de las ITS fueron ya recogi- dos en nuestra comunicación anterior (1), pero hemos de destacar dos nuevos aspectos, la cada vez mayor impor- tancia de la hepatitis A como infección sexual, y la apari- ción de un nuevo agente causal, que entonces no conocía- mos, el virus Zika. La hepatitis A es una enfermedad de transmisión feco- hídrica, con una alta prevalencia mundial, superior al 8% de la población. Como infección de trasmisión se- xual aparece como consecuencia de contactos bucoana- les (rimming) o digito-anales (fisting o fingering). Se ha demostrado la generalización de estas prácticas, tanto en países desarrollados como subdesarrollados, siendo típi- ca de poblaciones europeas que visitan zonas de subdesa- rrollo, en Asia o África. Tiene una gran ventaja sobre la mayoría de otras ITS, que es la existencia en su preven- ción de una vacuna muy eficaz. El virus Zika se identificó por primera vez en 1947, en Uganda, en los bosques de una zona al suroeste de Kam- pala, llamada Ziika. Se descubrió en un mono Rhesus , cuando se realizaba un estudio acerca de la trasmisión de la fiebre amarilla en la selva. Análisis serológicos confir- maron la infección es seres humanos de Uganda y Tanza- nia en 1952, pero no fue hasta 1958 cuando se logró aislar el virus, en muestras provenientes de personas de Nigeria. El virus Zika es un flavivirus de 40-60 nm, con envoltura y cápside icosaédrica y un ARN monocatenario de pola- ridad positiva no segmentado de unas 15 kilobases. (2). Se replica en el citoplasma y tiene tres proteínas estructu- rales: C de la cápside, prM de la premembrana y la mem- brana, y la E de envoltura. Y siete proteínas no estructu- rales: NS1, NS2A. NS2B, NS3, NS4A, 2K, NS4B y NS5 (3) El análisis filogenético basado en NS5 ha demostrado la existencia de dos linajes: el africano y el asiático (4). El primer caso documentado de enfermedad por virus Zika fue en 1964. Es un virus muy extendido por África, aun- que posteriormente se notificaron varias epidemias (2001 y 2014)) en el Océano Pacífico, Malasia y Micronesia, Su difu- sión por América a partir de 2014 ha sido muy rápida, tra- tándose de la cepa de origen asiático, que ha dado gran nú- mero de casos de malformaciones en niños de madres infec- tadas durante el embarazo, por medio de la vía placentaria. La gravedad de la epidemia hizo que Margaret Chan, Di- rectora General de la OMS, la declarara el lunes 1 de fe- brero de 2016, al comprobar que el virus Zika estaba ya presente en 24 países de América, como una emergencia de Salud Pública de importancia internacional. Aunque la transmisión fundamental del virus es por mos- quitos del género Aedes ( Aedes aegypti principalmente), el virus se aísla en sangre, linfa, orina, saliva, semen, líqui- do amniótico y leche materna de personas infectadas. Por ello, no es de extrañar que se considerara la posibilidad de una transmisión sexual. Esta se describió por primera vez en 2009; Brian Foy, un biólogo de la Universidad de Colo- rado que trabajaba en Senegal, contagió a su esposa (que no había salido de los Estados Unidos), al volver de su es- tancia africana, para el estudio de poblaciones de mosqui- tos. También en Estados Unidos, y en 2016, se describió en Dallas (Texas), el primer contagio hombre-hombre, a partir de un viajero enfermo que volvía de Venezuela. La transmisión que todas las ITS tiene en común es el con- tacto sexual, sea por sexo vaginal, anal u oral, pero sin olvi- dar que muchas de ellas comparten otras vías posibles como la de las transfusiones de sangre o sus derivados, o la trans- misión materno filial, durante el embarazo o el parto, típica de la sífilis, gonococia, VIH, Chlamydia , hepattis B y Zika. La cadena de infección es por tanto muy sencilla, fuente de infección es la persona enferma o infectada sin sínto- mas, que por el contacto sexual contamina a otro suje- to, sano susceptible. Pero en esa cadena intervienen una gran cantidad de factores sociales que la condicionan, la prostitución, la promiscuidad, ciertos comportamientos sexuales, el turismo, los contactos por internet, y la uti- lización de técnicas anticonceptivas, que evitan el emba- razo, pero favorecen los contactos y la posibilidad de in- fectarse. La promiscuidad es el factor más importante, ya que favorece esta posibilidad de forma exponencial. Otro factor cuya importancia va en aumento es el del turismo, que ofrece oportunidades sexuales fuera del entorno ha- bitual, y donde el riesgo de contraer las infecciones viene determinado por el número de contactos y el tipo de los mismos, donde se han considerado tres posibilidades: los compañeros de viaje, las personas nativas y las profesio- nales del sexo.. Un caso aún más patente es el de los viajes de turismo cuyo fin, implícito o explícito es el sexo, sea con adultos o con niños. Según el estudio sobre “Vigilancia epidemiológica de las Infecciones de Transmisión Sexual “ del Ministerio de Sa- nidad, Asuntos Sociales e Igualdad, publicado en mayo de 2017 (5), en España ese año 145.000 personas estaban infectadas por el VIH, estimándose que la tasa es de 8,60 por 100.000 habitantes, superior a la Unión Europea. En ese año 2017 la mayoría de los nuevos casos se dieron en hombres (83,9 %) y la media de edad se mantiene en los 36 años. En estos datos de la infección por VIH (no de ca- sos de SIDA), la transmisión de hombres que mantienen relaciones con hombres fue la más frecuente (53,1 %), se- guida de la heterosexual (26,5 %, en aumento continuo) y de la que se produce en personas que se inyectan drogas (3,6 %), tan alta en los comienzos de la infección. Con respecto a la enfermedad del SIDA, desde el inicio de la misma, hace décadas, se han registrado un total de 86.663 casos, habiéndose diagnosticado en 2017, 607 nuevos enfer- mos, 80,8 % de ellos hombres, con una edad media de 44 años. La tasa de SIDA en España es de 3,8 casos por100.000 habitantes. El porcentaje de personas infectadas por relacio- nes heterosexuales es del 36,2 %, y el 32 % es de hombres que tienen relaciones con hombres. El 12,6 % contrajo la enfer- medad por compartir jeringuillas (porcentajes bien distintos a los citados antes de nuevas infecciones).

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