Anales de la RANM
181 A N A L E S R A N M R E V I S T A F U N D A D A E N 1 8 7 9 LAS MUJERES EN LA CIENCIA Y EN LAS ACADEMIAS María del Carmen Maroto Vela An RANM · Año 2018 · número 135 (02) · páginas 178 a 183 En la tabla número 2 aparecen los resultados del por- centaje de mujeres en las Academias de Medicina Aso- ciadas, y de forma global, también presentan cifras muy bajas, incluso más que en las nacionales (7,6%). En dos de ellas, Sevilla y País Vasco, sin la presencia de ningu- na mujer, aunque existen dos Académicas electas, que posiblemente hayan ingresado ya. Igualmente son esca- sísimos los cargos directivos. Ante todos estos datos, es evidente que la mujer ha tenido serios condicionamientos para desarrollarse intelectual- mente. Ya Darwin, es su libro sobre El origen de las especies, afir- maba que “sólo los hombres, que eran los que empleaban útiles para cazar, habían evolucionado, mientras que las mujeres se habían especializado en buscar hombres fuer- tes e inteligentes”. Y reafirmaba: “teoría científica que ex- plica perfecta y de forma sistemática el orden existente”. Esta ha sido la idea generalizada a lo largo de los tiempos, y prácticamente la de casi todos los varones intelectuales (con mayor motivo, aquellos que pudiéramos llamar del pueblo llano). Así como, por ejemplo, el padre de nuestra civilización clásica, Aristóteles, afirmaba que “la mujer sólo es un hombre deforme”, Y Kant, el célebre filósofo, amante de la razón y la verdad, decía: “A una mujer que haga Física, sólo le falta la barba”. Por lo menos, admitía que podía hacer Física. Para contrarrestar estos conceptos, citaré los de dos mu- jeres. Una, Marie Curie, que se indignaba ante “el abuso de postergar a la mitad del género humano”. Yo diría el desperdicio. Y el más moderno, de la gran pintora meji- cana, Frida Kahlo, en la que ya se entreven los conceptos de libertad y autonomía: “ Soy una mujer que, si quiero la luna, la bajo yo solita”. Y comienzan a aparecer las preguntas ¿Esto fue siempre así y no hubo ningún tipo de respuesta? Por supuesto que sí. De hecho, la Francia de vanguardia planteó lo que lla- maron “la querelle de femmes”, en la que se cuestionaba si era conveniente que estudiaran las mujeres. Pero ante esa pregunta, nuevamente algunos varones intelectuales respondieron ridiculizando ese deseo de saber. Por ejem- plo, Molière escribió, de hecho, dos obras sobre este tema: “Las mujeres sabias” y “Las preciosas ridículas”.Y en nues- tro siglo de oro, el gran Quevedo, ante el aumento de per- sonas que deseaban aprender latín, refiriéndose princi- palmente a las mujeres, escribió “La culta latiniparda”. Es decir, siempre fue difícil formarse intelectual y labo- ralmente, y, por lo tanto desempeñar cargos de responsa- bilidad. Pero, además, también fue necesario avanzar más rápido que el tiempo. En el caso de las Academias el problema ha sido aún más complejo, ya que se necesitan tres tipos de formación: en docencia (donde se juzgan publicaciones y años de de- dicación), en asistencia clínica (donde se juzgan conoci- mientos y experiencia), y en investigación (donde se juz- gan grupos, métodos, ideas, etc.). Pero además, se necesi- ta elegancia espiritual, educación, cortesía, mente y espí- ritu abiertos, etc. En resumen, clase humana y científica. Quiero hacer hincapié en que siempre hablamos desde el punto de vista intelectual puro, científico puro, sin entrar en otros aspectos reivindicativos globales, que no se en- cuentran en el ámbito de esta exposición. Soluciones aportadas por la sociedad Entre otras, y de forma preferente, han sido de dos tipos, una de carácter político (concepto de cuotas) y otra de carácter social (concepto de empoderamiento). Las cuotas se han tratado de imponer, incluso en las Academias, y su forma ha variado mediante la utiliza- ción de nuevos vocablos lingüísticos, cambios grama- ticales, etc. Pienso que en aspectos intelectuales se de- ben de tener en cuenta sólo los parámetros científicos, y no se deben forzar igualaciones simplemente numé- ricas. Creo que no se debe confundir el concepto de ex- celencia con el de género. Es cierto que sería muy con- M T % D Andalucía Oriental 5 39 12,8 2 Cádiz 3 29 10,3 1 Canarias 2 36 5,6 0 Cantabria 5 25 20 1 Cataluña 4 63 6,3 2 Galicia 1 36 2,8 0 Islas Baleares 3 23 13 0 Murcia 5 36 13,9 1 País Vasco 0 21 0* 0 Asturias 1 40 2,5 0 Salamanca 2 33 6,1 0 Sevilla 0 38 0* 0 Valencia 5 45 11,1 1 Valladolid 4 39 10,3 0 Zaragoza 1 33 3 1 TOTAL 41 536 7,6 9 Tabla 2.Porcentaje de mujeres en Academias de Medicina españolas. 2017. Mmujeres, T Total de Numerarios, D mujeres con cargos directivos. * Una Académica electa. REFLEXIONES POSIBLES SOLUCIONES
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