Anales de la RANM
186 A N A L E S R A N M R E V I S T A F U N D A D A E N 1 8 7 9 SESIÓN NECROLÓGICA EN MEMORIA DEL EXCMO. SR. D. HIPÓLITO DURÁN SACRISTÁN Manuel Díaz-Rubio García An RANM · Año 2018 · número 135 (02) · páginas 184 a 190 La Universidad Su compromiso con la Universidad fue parte de la esen- cia de su vida. Uno de los cinco grandes amores de su vida. Impregnado de ella desde sus estudios de medici- na, sucumbió a sus retos al lado de su maestro. Cuanto vivió junto a él le dejó tal impronta que pronto decidió hacer la carrera universitaria. Pasó por todos los puestos y niveles dentro de la Universidad, desde médico inter- no por oposición a Rector de su Universidad. La llegada a la Cátedra profundiza su fascinación por ella, entregándose a sus menesteres con toda su inten- sidad. Sus alumnos y sus discípulos son su vida. A ellos y los pacientes se entrega. A sus discípulos les hace ver que dentro de la Universidad es preciso hacer investi- gación, les inicia en ella y les hace comprender que sin la tesis doctoral nunca serán buenos médicos. La tesis doctoral les enseña algo diferente de la práctica clínica rutinaria. Les enseña a pensar, a elaborar una hipótesis, diseñar un determinado método de estudio, seleccionar el material y hacer un profundo análisis de los resulta- dos para sacar conclusiones. Para él un médico debe ser un científico. Su capacidad de liderazgo, su entrega a su Catedra y su sentimiento profundo hacia la Universidad lla- ma pronto la atención del Claustro de la Facultad de Medicina y de la Universidad de Valladolid. Y así en 1960 fue nombrado Rector de dicha Universidad, don- de realizó una gran labor, para lo cual se basó en los principios universitarios más profundos. Como ejem- plo de su talante abierto, baste recordar que durante su mandato en el Rectorado logró la puesta en marcha del Campus de Sarriko, ubicando la Facultad de Cien- cias Políticas, Económicas y Comerciales de Bilbao, ya que por entonces los universitarios vascos estaban adscritos al distrito de su responsabilidad. Paradójica- mente dejó de ser Rector por defender a la Universi- dad cuando le plantearon que apoyara la creación de una nueva Universidad que a su juicio no daba el nivel en ese momento. De la Universidad lo sabía todo. Su bagaje desde su época de estudiante había sido considerable. Alumno interno, médico interno, Profesor Ayudante, Profesor Adjunto, Catedrático en Valladolid y Madrid, Rector, Jefe del Departamento de Cirugía de la Facultad de Medicina de Madrid desde 1978, más tarde denomi- nado Director del Departamento (1984-1989). Todo ello fue una experiencia tan intensa como productiva. Su conocimiento del papel de la Universidad en la en- señanza y sus diferentes modelos era impresionante. En los Anales de esta Academia se encuentra la con- ferencia que dio en esta Academia titulada Organiza- ción y Plan de enseñanza de la Medicina. Pruebas de madurez , en la que demuestra la gran visión que tenía de la Universidad. Pero su querida Universidad le tenía reservado el mo- mento más doloroso de su vida universitaria como he- mos dicho. Su jubilación anticipada a los 65 años. Poco antes de que llegara ese momento escribió “La Univer- sidad es para mí, mi equilibrio, mi vocación y mi ra- zón de ser. En ella he pasado toda mi vida y nada me atormenta tanto como la idea de que la voy a tener que abandonar, antes del tiempo que esperaba servirla” . La Universidad le dio vida y, a pesar de su jubilación tem- prana no le olvidó, como lo recuerda la existencia de una calle denominada Rector Hipólito Durán en Valladolid y el Aula Profesor Hipólito Durán Sacristán en la Facultad de Medicina de Madrid. Su Obra La obra de Hipólito Durán en la Cátedra fue de calado, destacando tanto como cirujano como por su obra escri- ta. Como cirujano destacó sobremanera. Volcado en el paciente reclamó el “ diálogo permanente e irrenunciable entre la conciencia del médico y la esperanza del paciente ”, tal como dice en su discurso de ingreso en esta Academia. Fue un cirujano completo practicando la cirugía general en toda su extensión. Su técnica era brillante y su plantea- miento quirúrgico resolutivo, buscando incluso una so- lución para aquellos casos que parecían intratables. No dejaba nada al azar preparándose minuciosamente las in- tervenciones. Cuidaba los pre- y postoperatorios, trasmi- tiendo a sus discípulos una gran confianza. Todo ello lo hacía además sabiendo que los que estaban a su lado que- rían aprender y eso lo tenía muy en cuenta. Sabía enseñar y enseñaba. Su maestro Vara López decía de él que era un “ Auténtico cirujano universitario ”. Su cátedra fue parte in- disoluble de su vida. En ella consiguió un potente grupo de trabajo y fue pionera en la puesta en marcha y desa- rrollo de multitud de técnicas quirúrgicas. Quien quería aprender quería ir allí, aunque se les exigía, si bien el re- sultado era extraordinario. Su dedicación quirúrgica fue a toda la cirugía, aunque había áreas por las que mostraba preferencias, como el aparato locomotor, el aparato diges- tivo, la cirugía torácica o la neurocirugía. Puso en marcha la Escuela Profesional de Neurocirugía de la cual fue su Director, creó el Servicio de Traumatología dependien- te de su cátedra, y en 1979 acometió el reto del trasplante heterotópico de riñón, del cual fue uno de los pioneros en España, formando un equipo de cirujanos absolutamente preparados para ello. Su obra escrita fue abundante y de calidad. Además de sus libros, destacan sus más de 200 trabajos publicados en revistas. De su estudio se coligen tres partes muy bien diferenciadas. Una primera dedicada a poner en orden la cirugía del momento para ofrecérsela a los estudiantes y médicos cirujanos. En este sentido su obra es monumen- tal, sobresaliendo su Tratado de patología y clínica quirúr- gicas (Madrid, 1996) en tres volúmenes, con los catedrá- ticos y profesores de su escuela, y el Compendio de Ciru- gía (Madrid, 2003). Estos libros serían merecedores por si mismo de un análisis profundo que el tiempo no me lo permite. En ellos queda plasmado su concepto de la ciru- gía general reclamando esta formación tan necesaria para todo aquel que quiera dedicarse a una especialidad qui- rúrgica determinada. Otro libro en el que pone su expe- riencia y magisterio es Tratamiento del cáncer del estóma- go (con especial referencia a las interposiciones del colon) (Madrid, 1964). Un segundo grupo de sus aportaciones son las referidas al estudio de los problemas quirúrgicos en función de las necesidades de cada momento y aquellos otros de aplica- ción clínica. En este sentido son de destacar, entre otros muchas, sus inquietudes y publicaciones sobre el posto- peratorio y los disturbios fisiopatológicos que pudieran
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