Anales de la RANM

223 A N A L E S R A N M R E V I S T A F U N D A D A E N 1 8 7 9 RÍO HORTEGA (I) Antonio Campos An RANM · Año 2018 · número 135 (03) · páginas 222 a 229 ficos. Para comprender la segunda etapa es ineludible profundizar en la primera, mucho menos conocida y analizada en relación con los vectores biográficos que la cruzan y las azarosas circunstancias que pudieron desviarlos. La primera etapa entre 1882 y 1918 podemos a su vez subdividirla en dos periodos: un primer periodo que tiene como centro geográfico y biográfico Valladolid y un segundo periodo en el que Madrid se convierte en el centro geográfico y biográfico de su vida y de su obra. La identidad personal se configura a partir del caudal hereditario que traemos al nacer y de la interrelación que cada ser humano tiene con su entorno, del dialo- go que establece con el mundo que le rodea. La infan- cia, la adolescencia y la primera juventud son, a este respecto, etapas especialmente importantes, así como lo son también el contexto geográfico y el contexto cultural en el que dichas etapas se desarrollan. La in- fancia, la adolescencia y la primera juventud de Don Pío van a transcurrir en Valladolid, en el periodo de entresiglos que transita entre 1882 y 1913. En Portillo, la histórica localidad castellana situada a escasos kilómetros de Valladolid, nace el cinco de Mayo del año 1882 Don Pío del Río-Hortega, cuarto hijo de una familia acomodada, dedicada a la agricul- tura(1). En un ambiente rural, pero a la vez profun- damente enraizado en la historia de Castilla, Pío del Río-Hortega comienza a abrir sus ojos a la vida, la imaginación y los sueños. Su infancia transcurre jun- to a la fortaleza medieval que preside la villa de Por- tillo, un castillo del siglo XIV que, tras haberlo com- prado su padre con el objeto de evitar su demolición, pasó más tarde a ser propiedad de Don Pío y con pos- terioridad de la Universidad de Valladolid por dispo- sición testamentaria de éste (2). El castillo, que había sido silencioso protagonista de importantes avatares históricos como la reclusión de Don Álvaro de Luna antes de su ajusticiamiento en Valladolid o de las in- trigas de los condes de Benavente como sucesivos partidarios del príncipe Alfonso, Juana la Beltraneja o la futura Isabel la Católica en las guerras sucesorias de Enrique IV, debió influir sin duda en el imaginario infantil y juvenil de Río-Hortega (Fig. 1). Sin dejar el contacto con Portillo la familia Río-Hortega se traslada en 1892 a la ciudad de Valladolid con la intención de escolarizar adecuadamente a sus hijos, ocho ya en esas fechas, y hacerlo en un ambiente fa- miliar y no mediante su envío a internados. En sus años vallisoletanos Don Pío se matricula en la Es- cuela de Bellas Artes, situada en aquellas fechas en el antiguo Colegio de Santa Cruz y realiza, simultá- neamente, el Bachillerato en el Instituto de Vallado- lid, donde se gradúa en Junio de 1898 (3, 4).Tras rea- lizar el curso preparatorio de Medicina en el que es- tudia física y química general, mineralogía, botánica y zoología comienza la licenciatura en 1899 (5) (Fig. 2). La génesis de su vocación, la de su formación y la de su decisión de luchar por el logro de sus metas, son los tres procesos que vamos a analizar a partir de este momento para intentar comprender los distintos mecanismos que contribuyeron en este periodo de su vida vallisoletana a la forja de su identidad como ser humano y como hombre de ciencia. 1. Génesis de una vocación En la génesis de su vocación hacia la ciencia histoló- gica, rama que cultivaría profesionalmente en su vida madura y en la que alcanzaría sus grandes logros in- fluyen básicamente a mi juicio dos factores funda- mentales: su admiración por Cajal y su obra y su re- celo y desconfianza por las ciencias fisiológicas y la clínica. Se ha escrito que hay que esforzarse en admi- rar y que hay que sentir la alegría de hacerlo porque admirar nos dilata y enriquece (6). Dirigir nuestra voluntad y nuestra actividad hacia lo que admiramos en vez de hacerlo hacia aquello por lo que tenemos, con razón o sin ella, recelo o desconfianza condicio- na sin duda nuestro devenir y nuestra motivación vo- cacional. LA FORJA DE UNA IDENTIDAD. VALLADOLID (1882-1913) Figura 1. En la localidad vallisoletana de Portillo, y en la vecindad de su Castillo, nace y pasa su infancia D. Pío del Río-Hortega. Adquirido con posterioridad por su familia fue cedido en testamento por Río-Hortega a la Universidad de Valladolid. Figura 2. Antigua Facultad de Medicina y Hospital Provin- cial de Valladolid en la que cursó sus estudios D. Pío del Río-Hortega. (Archivo Facultad de Valladolid).

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