Anales de la RANM

224 A N A L E S R A N M R E V I S T A F U N D A D A E N 1 8 7 9 RÍO HORTEGA (I) Antonio Campos An RANM · Año 2018 · número 135 (03) · páginas 222 a 229 Las palabras que Río-Hortega escribió sobre la admi- ración que sentía por Cajal y su obra en aquellos años de primera juventud y sobre las dudas e incertidumbres que le generaban la fisiología y la clínica que conoció en sus años de facultad son bastante elocuentes (7, 8). So- bre Don Santiago escribe “En mi época estudiantil sen- tía yo por el maestro Cajal el más fervoroso respeto. Me lo imaginaba muy superior en mentalidad a todos los es- pañoles” y sobre como esa admiración le empuja hacia una vocación activa escribe al respecto “¡Que admira- ción sentía por los discípulos que colaboraban con él en sus trabajos! Y como me seducía la aspiración de realizar con el tiempo algo semejante a lo de ellos”. En relación con su recelo hacia la fisiología o la clínica que se enseñaba y practicaba en su época, hecho que sin duda contribuyó a reforzar su vocación y dedicación a la histología, las palabras de Don Pío son también conclu- yentes “En las cátedras de fisiología y patología general los fenómenos eran meras descripciones literarias o elucubra- ciones filosóficas” “Transcurrieron los años de carrera sin que mis aficiones a la clínica superan a las del microscopio”. En este contexto no es de extrañar que en Marzo de 1903, cuando Río-Hortega cursa el cuarto curso de la licenciatura,se incorpore como ayudante honorario a la Cátedra de Histología, Histoquimia y Anatomía patoló- gica de la Facultad de Medicina de Valladolid, situación que mantuvo durante varios años y que, tan solo unos meses más tarde en Noviembre de 1903, se incorpore asimismo, como alumno interno por oposición, a la Cá- tedra de Anatomía, Embriología y Técnica Anatómica con una remuneración anual de 500 pesetas(9). 2. Génesis de una formación En la formación de Río-Hortega, determinante en la for- ja de su identidad como histólogo, destaca el magisterio vertical que recibe de su primer maestro Don Leopoldo López García, Catedrático de Histología en Valladolid, el cual se había formado a su vez en Madrid y en París res- pectivamente con Don Aureliano Maestre de San Juan, primer catedrático español de Histología y con Louis Ranvier, el reputado histólogo francés (Fig. 3). El papel de Don Leopoldo López García, durante el periodo que Don Pío estuvo en contacto con él, un periodo que con algunas intermitencias se extendió en el tiempo hasta que Don Pío abandonó Valladolid, fue esencialmente iniciá- tico y motivador. “Guiado certeramente por López García – escribe años más tarde Don Pío – logré iniciarme en las técnicas de coloración más empleadas entonces, con las que aprendí a deletrear en los tejidos y gocé de no pocas emocio- nes” y añade “Mi buen Maestro don Leopoldo López García de venerable memoria, hacía a menudo el elogio de Cajal”. Inicio en el contacto real con la histología y estímulo en la admiración por Cajal, dos ingredientes fundamentales que Don Leopoldo va a inculcar en el que durante algu- nos años va a ser su joven ayudante de Cátedra (7, 8). Una figura que debe también formar parte del grupo de maestros motivadores del joven Río-Hortega, especial- mente por la confianza que depositó en él, fue el anató- mico y futuro catedrático de Urología de la Universidad de Madrid Don Leonardo de la Peña con el que Don Pío colaboró en sus dos etapas en la Universidad de Valladolid entre 1899 y 1904 y entre 1909 y 1911(Fig. 3). “Por las mañanas – escribe Río-Hortega – era anatómico en la sala de disección y por las tardes histólogo en el labora- torio lo que me retenía diariamente varias horas” (7). Existe junto al magisterio vertical, que generalmen- te se recibe de personas vinculadas a generaciones anteriores, el magisterio transversal que se recibe a través de personas vinculadas a la propia generación del educando y que están estrechamente relacionadas con su entorno más próximo. En el caso de Río-Hor- tega dos condiscípulos desempeñan este importante papel: Tomás Gutiérrez Perrín y Ramón López Prie- to. Con ambos mantuvo Río-Hortega una estrecha colaboración y amistad especialmente en sus años vallisoletanos (Fig. 4). Figura 3. Leopoldo López García y Leonardo de la Peña, men- tores de Río-Hortega en Valladolid . (Banco Imágenes RANM). Figura 4. Pío del Río-Hortega en su etapa vallisoletana. Fotografía dedicada a su compañero de curso y anatómico RamónLópezPrieto.

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