Anales de la RANM

259 A N A L E S R A N M R E V I S T A F U N D A D A E N 1 8 7 9 AVANCES EN CIRUGÍA DE LOS RETRASPLANTES RENALES José Mª Gil-Vernet Vila An RANM · Año 2018 · número 135 (03) · páginas 254 a 261 Si por los motivos que fueran, la anastómosis esple- norrenal no da el flujo sanguíneo suficiente, debe desmontarse y anastomosar la arteria renal al ostium reno-aórtico y proceder a la pielo-pielostomia a con- tinuación, siempre manteniendo el riñón en hipo- termia superficial o reperfundiéndolo durante las anastómosis vasculares. La tercera técnica que describimos (10) a través de la vía de acceso lumbar habitual extraperitoneal es la anastomosis reno-aórtica en la que la nefrectomía del riñón patológico no ofrece dificultades, se diseca su vena, ligando sus colaterales y se secciona lo más larga posible cuidando de respetar toda la vía excre- tora para proceder a la pielo-pielostomia de nuevo. (Fig.17,18,19,20). Una vez ligada y seccionada la arteria renal se proce- de a disecar la aorta alrededor del muñón de la arteria renal para situar una pinza de Satinsky de doble cur- vatura con la que se clampa lateralmente la aorta de- jando pasar un pequeño volumen de sangre para evi- tar la isquemia visceral, aunque los cirujanos vascula- res no dudan en clampar totalmente la aorta cuando colocan una prótesis vascular para sustituir la arteria renal, administrando pequeña dosis de heparina. Figura 16. UIV después de un trasplante renal ortotópico. Figura 17. A. Nefrectomía vía lumbar respetando la pelvis renal y todo el uréter. B. Pinza de Satynski de doble curvatura lateralmente en aorta. C. Sección del ostium reno-aórtico. Figura 18. Anastomosis latero-terminal reno-aórtica como alter- nativa a la espleno-renal.

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