Anales de la RANM

267 A N A L E S R A N M R E V I S T A F U N D A D A E N 1 8 7 9 ENVEJECIMIENTO Y ENFERMEDADES CARDIOVASCULARES José Ramón de Berrazueta Fernández An RANM · Año 2018 · número 135 (03) · páginas 266 a 280 El Diccionario de Términos Médicos de la Real Aca- demia Nacional de Medicina de España define la vejez como el período final de la vida humana, caracterizado por el progresivo declive de las funciones fisiológicas en tejidos, órganos, aparatos y sistemas, con cambios cognitivos, afectivos y de personalidad, y pérdida de la capacidad de adaptación del individuo a los factores ambientales negativos que le rodean. También desde el punto de vista cronológico se consi- dera vejez el período de la vida a partir de los 65 años, pero hay otros criterios como los administrativos, (la edad de jubilación ) u otros socioculturales o sanita- rios. Pero determinadas condiciones genéticas y tras- tornos patológicos, pueden bien retrasar o adelantar el proceso y la edad de envejecimiento. Los cambios que se van a manifestar en la vejez se producen a todos los niveles en el organismo y co- mienzan a edades más tempranas, desembocando en la última etapa, la del envejecimiento, en una serie de cambios genéticos, bioquímicos, moleculares, estruc- turales, histológicos, morfológicos y funcionales que se identifican con la reducción en prácticamente de to- das las funciones biológicas del organismo, entre ellas las distintas funciones cardiovasculares, unas de las más importantes puesto que la mayoría son reconoci- das como enfermedades orgánicas que conducen al fi- nal de la vida del individuo. Todos estos cambios tienen un condicionamiento ge- nético, con modificaciones en los propios genes que promueven o retrasan los cambios en todo el orga- nismo. Sobre esos factores genéticos actúan una se- rie de factores ambientales, muchos de ellos deter- minados por el estilo de vida, que aceleran o retrasan los cambios del envejecimiento. Dependiendo de esos determinantes el envejecimiento puede desarrollarse sin patología, o bien, si los factores inciden de forma más agresiva, se pueden producir manifestaciones en forma de enfermedades crónicas relacionadas con la edad (ERE) o de los denominados síndromes geriá- tricos (SG). Estos son cuadros clínicos sin enferme- dad, que se presentan como manifestaciones comu- nes de muchas enfermedades habituales que aparecen frecuentemente en el anciano y que originan una gran incapacidad funcional en el mismo, aunque no se haya desarrollado una enfermedad con todas las manifes- taciones floridas de la misma. Muchos de estos sínto- mas, como la inmovilidad, la inestabilidad, la incon- tinencia de esfínteres, impotencia, el deterioro de la memoria, el insomnio, la depresión, la desnutrición, inmunodeficiencia, las alteraciones visuales o auditi- vas, los trastornos del ritmo intestinal con tendencia al estreñimiento e impactación fecal, van limitando paulatinamente al anciano (1). Estas manifestaciones de todos los órganos y sistemas, de forma progresi- va van haciéndose presentes, aunque no se manifies- ten como una enfermedad, pero van evidenciando el deterioro progresivo que acompaña al envejecimiento, con una incapacidad funcional. El manejo adecuado de estos SG permiten mejorar la calidad de vida de es- tas personas. Cuando todas las funciones van perdiendo su capacidad de respuesta el anciano muestra signos de los que se denomina Síndrome de Fragilidad pluridimensio- nal. Y como todo lo que acontece de forma fisioló- gica en el anciano, es un síndrome progresivo, en el que el declinar de las reservas fisiológicas de todos los sistemas fisiológicos de forma más rápida o len- ta, sitúa al anciano en una mayor vulnerabilidad o fragilidad, con peor respuesta ante situaciones de es- trés externos. Ante la falta de capacidad de respues- ta es más fácil que se desencadene la descompensa- ción o enfermedad con necesidad de hospitalizacion, institucionalizacion, muerte o caidas que indican la progresiva falta de capacidad para poder atender de forma autónoma sus necesidades básicas. En las si- tuaciones avanzadas pierden su autonomía personal, haciéndole dependiente o discapacitado en las últi- mas etapas de esta situación de fragilidad (2). Esta pérdida de autonomía por fragilidad puede instaurar- se de forma progresiva pero en un 40 % de los casos el inicio puede ser más rápido. La prevalencia de la fragilidad se estima entre el 40 al 60% de las personas de edad avanzada (3) , au- mentando con la edad. Es fácil su detección cuando la fragilidad está muy avanzada, pero los estados pre frágiles son más difíciles de detectar. Existen una se- rie de incidentes en las personas de edad avanzada que permiten el diagnóstico o la sospecha del avan- ce de la fragilidad, entre ellos factores o indicadores de riesgo, como la propia edad avanzanda, hospita- lizaciones, caídas de repetición, pluripatología prin- cipalmente osteo muscular, cardiovascular, sensorial o mental, aislamiento social, polimedicación , mal- nutrición y sedentarismo absoluto. También puede ser sospechada cuando la persona de edad presen- ta una pérdida incipiente o precoz de funcionalidad, con disminución en la realización de Actividades Básicas o Instrumentales de la Vida Diaria (ABVD, AIVD) o en pruebas sencillas que detecten la limi- tación de la actividad y función física, que valoran la velocidad de la marcha, el equilibrio y la movili- dad, cronometrando el tiempo que tarda en recorrer unos pocos metros. Inicialmente, Fried describió el síndrome de Fragili- dad en función de unos pocos criterios clínicos: pér- dida de peso no intencionada, debilidad en la fuerza de presión al estrechar la mano, lentitud en los mo- vimientos (salir por la puerta), sensación de agota- miento físico, y baja actividad física (4). Con ello es- tableció tres estadíos de fragilidad, el primero un es- tado pre frágil, lo cumplen los pacientes que presen- tan un solo criterio. Fragilidad intermedia con dos criterios y Fragilidad avanzada los que tienen tres o más criterios. Es una herramienta de clasificación INTRODUCCIÓN SÍNDROMES GERIÁTRICOS Y ENFERMEDADES CRÓNICAS RELACIONADAS CON EL ENVEJECIMIENTO SÍNDROME DE FRAGILIDAD

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