Anales de la RANM

270 A N A L E S R A N M R E V I S T A F U N D A D A E N 1 8 7 9 ENVEJECIMIENTO Y ENFERMEDADES CARDIOVASCULARES José Ramón de Berrazueta Fernández An RANM · Año 2018 · número 135 (03) · páginas 266 a 280 hormonales, físicas, o mentales, que tienen efectos po- sitivos, beneficiosos a nivel celular, orgánico y gene- ral del organismo. Los beneficios superan al daño que puede ocasionar la respuesta y conduce a un envejeci- miento exitoso o sin patología. Cuando el estímulo estresante es alto, por encima de un umbral estimado como normal, se produce aumen- to de estrés oxidativo, inflamación, estrés proteostáti- co, desgaste de los telómeros, alteración del perfil li- pídico, con elevación de niveles de LDL colesterol, y reducción de HDL colesterol, aumento de frecuencia cardíaca, tensión arterial y activación plaquetaria, en- tre otros mecanismos, La respuesta del estrés por de- bajo de este umbral tendrá efectos protectores para el organismo y el envejecimiento continuará hacia un envejecimiento exitoso. Cuando el estímulo excede ese umbral, los efectos serán más perjudiciales o ele- vados que el estrés adaptativo y conducirá a un enve- jecimiento acelerado. Todos los factores que se expresan en el estrés eleva- do, son también factores de riesgo cardiovascular que aumentan de forma exponencial la posibilidad de pa- decer una ECV, que desde esta perspectiva debemos entenderla como una Enfermedad relacionada con el Envejecimiento (ERE). En el estudio Interheart con 11.119 casos frente a 13.648 controles en 52 países de los cinco continen- tes mostró que el estrés laboral estaba presente en un 38% más en pacientes que habían sufrido un infarto de miocardio que en los controles y este estrés había sido permanente en más del doble de personas con infarto frente a los controles (17). El estrés en el ho- gar lo tuvieron un 52% más de pacientes con infarto que los controles, y había sido más permanente tam- bién en más del doble que en los controles. El estrés financiero lo presentaba un 33% más de pacientes con infarto que los controles (18). Por tanto el estrés in- tenso no es solo un proceso que acelere el envejeci- miento, sino también responsable de enfermedades relacionadas con la edad como es el infarto agudo de miocardio. El envejecimiento, las enfermedades relacionadas con el mismo (ERE), y los síndromes geriátricos (SGs) de- penden de la velocidad e intensidad de los procesos celulares y moleculares que son comunes entre ellos, y estos están condicionados por un fondo genético so- bre el que actúan de por vida los Factores Ambientales y el Estilo de Vida. El Envejecimiento, ERE y SG son parte de un continuo donde no existen límites pre- cisos y los dos extremos están representados por los centenarios, que en gran parte evitaron o pospusie- ron la mayoría de las ERE y SG y tuvieron un enveje- cimiento desacelerado, y los pacientes que sufrieron una o más ERE graves en sus 60 a 80 años y muestran signos de Envejecimiento Acelerado, respectivamen- te. Entre estos dos extremos, hay un continuo de tra- yectorias intermedias que representan una especie de área gris (19). Aunque la medicina aborda el estudio y tratamien- to principalmente de las enfermedades relacionadas con el envejecimiento, de cualquier órgano o siste- ma como una patología independiente del proceso general, los mecanismos básicos son los mismos, co- mienzan su efecto subclínico muy tempranamente en la vida, y dependiendo de la velocidad de desarrollo tendrán una forma de envejecimiento diferente. En- tre los mecanismos básicos compartidos por el enve- jecimiento y las ECRE y SGs. se encuentran los siete siguientes: adaptación al estrés, pérdida de proteos- tasis, agotamiento de células madre, trastornos del metabolismo, daño macromolecular, modificacio- nes epigenéticas e inflamación (20). Describiéndose como mecanismos del daño celular común en los tres tipos de evolución del envejecimiento la inestabilidad genómica, el desgaste de los telómeros, las alteracio- nes epigenéticas, pérdida de proteostasis, detección desregulada de nutrientes, disfunción mitocondrial, senescencia celular, agotamiento de células madre y comunicación intercelular alterada. Todos estos mecanismos los comparten el envejeci- miento y enfermedades mayores, como cáncer, dia- betes, enfermedades cardiovasculares, EPOC, en- fermedades reumáticas y enfermedades neurodege- nerativas (21). De todos los mecanismos descritos que acompañan al proceso de envejecimiento, la inflamación crónica de bajo grado (subclínica), es el mecanismo que más frecuentemente se observa en las personas mayores y también en las enfermedades relacionadas con la edad. Sin embargo la inflamación es un mecanismo de defensa y supervivencia de respuesta del sistema inmune innato que puede volverse perjudicial cuan- do continúa activo durante un tiempo más largo que el programado para proteger la evolución. Lo mismo puede ocurrir con otros programas de los siete me- canismos esenciales descritos anteriormente (22). Todos estos cambios paulatinos y progresivos, ge- néticos, bioquímicos, moleculares, estructura- les histológicos, morfológicos y funcionales sobre los que actúan factores condicionantes ambienta- les, sociales, educacionales y economicos no repre- senten una enfermedad, pero afectan a la respuesta en la función de cada órgano o sentido que lo ma- nifieste, entre ellas la función cardiovascular. Los cambios son una transición desde la normalidad con mecanismos intrínsecos similares a los que se producen en las enfermedades que se manifiestan a esa edad. No se manifiestan con síntomas apa- rentes en la actividad habitual, comienzan con una pérdida de la RESERVA FUNCIONAL, que es la di- ferencia entre la mínima capacidad física o mental para realizar su función normal cotidiana o basal cualquier órgano o sistema y el máximo que se lo- gra alcanzar ante la mayor demanda posible. La re- ducción progresiva de la misma es la característica más importante que acontece en el envejecimiento (Figura 5). MECANISMOS SUBYACENTES RESERVA FUNCIONAL

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