Anales de la RANM

293 A N A L E S R A N M R E V I S T A F U N D A D A E N 1 8 7 9 INFECCIÓN Y ARTE Rafael Seoane Prado An RANM · Año 2018 · número 135 (03) · páginas 292 a 303 la región bucofaríngea con lesiones que no curan es- pontáneamente y con frecuencia se infectan de forma secundaria con bacterias lo que provoca mutilaciones faciales graves. Muchos ejemplos de arte precolombino muestran de- formaciones faciales compatibles con diversas patolo- gías como el labio leporino 3 (5) pero algunas de ellas son consideradas representaciones de mutilaciones faciales compatibles con la leishmaniosis (Figu- ra 1). Sirvan como ejemplo la vasija de Chimbote conservada en el museo etnográfico de Berlín o la de Trujillo, conservada en el museo de etnografía de Ginebra. 4 Como ejemplo de enfermedades de origen fúngico consideraremos las tiñas o tineas, nombre común de las dermatofitosis, un tipo de infecciones fúngicas su- perficiales causadas por hongos que afectan a la epi- dermis y tejidos anexos. Presentan clínicas muy va- riadas, desde leves hasta intensas lesiones inflamato- rias que originan la formación de placas eritematosas alopécicas. Aunque la mayoría de los artistas de los siglos XV y XVI representaron a Santa Isabel de Hungría aten- diendo a leprosos, Murillo la refleja de forma alter- nativa en la obra “ Santa Isabel de Hungría curando tiñosos”, 5 en la que se observa cómo la Santa lava la cabeza de un niño en la que destaca la calva ocasiona- da por los hongos. En la obra del maestro español Francisco de Goya, tan aficionado a la representación de escenas popu- lares, no podían faltar representaciones de esta afec- ción tan común en su época. Un claro ejemplo es el cartón “ Muchachos trepando a un árbol” 6 . En esta obra se representa a tres niños pobremente vestidos trepando a un árbol; en la cabeza rapada del niño agachado que sirve de apoyo se pueden observar las lesiones alopécicas circulares típicas de la tinea ca- pitis (Figura 2). En la obra de Ferdinand Bold “ Los médicos de la le- prosería de Ámsterdam ” 7 , varios médicos observan a un niño con una afección cutánea en el cuero cabellu- do, representada como placas grises y blanquecinas que cubren su cabeza. A pesar de que se trata de mé- dicos de una leprosería, el aspecto de la lesión parece más compatible con una tiña inflamatoria con lesio- nes favosas típicas (Figura 2). Aunque existen muchas muestras de la representación pictórica de los signos de las enfermedades infecciosas de origen bacteriano hay 4 de ellas que, por la natu- raleza evidente de algunos de sus signos externos, el temor que causaron en la población, sus implicacio- nes socioculturales o una combinación de estos facto- res tuvieron una gran presencia en el arte y, especial- mente, en la pintura: la peste, la lepra, la tuberculosis y la sífilis. Si una enfermedad infecciosa influyó de manera de- cisiva en la evolución económica y cultural de Euro- pa fue sin duda la peste negra, se trata de una zoono- sis transmitida por la pulga de la rata. Pudo haber he- cho su primera incursión en Europa entre los siglos VI y VIII durante la llamada peste de Justiniano (6, 7). Aunque representa una de las ciudades filisteas aso- ladas por la peste enviada por Yahveh en castigo por el robo del Arca de la Alianza, el cuadro de Nicolás Poussin “ La Peste de Asdod o de Azoht ” 8 refleja con dramatismo una ciudad afectada por una de estas pla- gas de la Antigüedad. En esta obra el autor parece in- tuir el importante papel de las ratas, representadas con claridad en el primer plano de la obra, en la disemina- ción de la enfermedad. La dispersión de la población tras la caída del Imperio Romano frenó la epidemia, pero con el resurgimiento urbano de la Baja Edad Media, la Peste Negra se paseó por toda Europa, se calcula que la epidemia que asoló Europa en el siglo XIV en solo 6 años causó la muerte a la mitad o dos tercios de su población. Figura 1. Leishmaniosis. Se muestran vasijas precolombinas asimilables al labio leporino (imagen de la izquierda) o lesio- nes faciales por Leishmania (centro y derecha) Figura 2. Tiñas. En los detalles de las obras “Niños trepando a un árbol” de Francisco de Goya y “Los médicos de la leprosería de Amsterdam” de Ferdinand Bold se muestran con claridad las lesiones alopécicas y favosas de la tinea capitis.

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