Anales de la RANM

11 A N A L E S R A N M R E V I S T A F U N D A D A E N 1 8 7 9 S U P L E M E N T O APARICIÓN Y DESARROLLO DEL LENGUAJE HUMANO José E. García-Albea XV Curso de fundamentos moleculares de la Medicina An RANM · Año 2018 · 135(02) · Supl.01 · páginas 9 a 21 Chomsky en su indagación sobre el lenguaje (1)–, cada una de las cuales hará referencia a un distinto nivel de explicación y postulará una respuesta en términos de un modelo u otro de la capacidad humana del lenguaje, según corresponda a cada uno de esos niveles. Por orden de más a menos generalidad y abstracción, las preguntas serían las siguientes: a) ¿en qué consiste el conocimiento de una lengua?; b) ¿cómo se usa ese conocimiento en la comprensión y la producción del lenguaje?; y c) ¿cómo están realizados físicamente dicho conocimiento y la capacidad que lo sustenta? Dedicaremos un subapartado a cada una de las preguntas, haciendo notar desde el principio que la primera se sitúa en el nivel explicativo propio de la lingüística, la segunda en el de la psicolingüística, y la tercera en el de la neurolingüística. 2.1. ¿En qué consiste el conocimiento de una lengua? O dicho de otra manera, ¿qué es lo que en realidad se sabe cuando decimos que se sabe o se domina una len- gua? Es una pregunta muy básica y elemental que, des- de luego, hace referencia a una forma especial de co- nocimiento, no necesariamente consciente o accesible a la consciencia, ni tampoco explícito o sistemático, y que el propio Chomsky (2, 3) denominaba conoci- miento tácito o ímplicito; una forma de conocimiento, en cualquier caso, que se debe suponer en el que do- mina una lengua y que constituye la base de su compe- tencia lingüística , o en términos más actuales, la base fundamental de la Facultad del Lenguaje ( FL ). El obje- tivo principal de la lingüística generativa ha sido pre- cisamente el hacer explícito dicho sistema de conoci- miento –la gramática como una estructura mental– e identificar los principios, reglas y representaciones que lo configuran. Y más allá de los rasgos diferenciales de cada lengua –y por tanto, de la gramática particular que la sustenta– el interés se pone en los aspectos co- munes y generales de toda lengua humana, y por tanto, en lo que se conoce como Gramática Universal ( GU ), concepto equivalente al de FL (al menos, en su estado inicial) y, por lo mismo, al de competencia lingüística en ese sentido general. A la hora de determinar qué es lo que constituye la FL , en un célebre artículo publicado en la revista Science , Hauser, Chomsky y Fitch (4) vienen a distinguir entre la FL en un sentido amplio y la FL en un sentido es- tricto , con el propósito de delimitar lo que es específi- co y singular en la capacidad humana del lenguaje, así como de trazar su desarrollo evolutivo. En un sentido amplio, la FL abarcaría los tres componentes represen- tados en la Figura 2: un componente central, caracteri- zado como el dispositivo computacional, dotado de re- cursividad, encargado de los procedimientos formales (sintácticos) que operan sobre las unidades léxicas me- diante sucesivos ensamblajes ( Merge ) para formar cada oración, y dos componentes periféricos o de interfaz que conectan dicho componente central con el medio externo de las señales físicas, por un lado, y con el me- dio interno de los significados, por el otro. La FL en sentido estricto se correspondería con ese componente central, lo más específico del lenguaje hu- mano, mientras que el conjunto de los tres componen- tes constituiría la FL en sentido amplio , y es en este se- gundo sentido en el que tiene vigor la fórmula del pro- grama minimalista de que “Lenguaje = Recursividad + Interfaces” (5, 6). De las dos interfaces, la interna, o conceptual/intencional ( C/I ), está al servicio de la for- mulación del pensamiento y guarda una relación pri- mordial y más directa con el componente central, en la medida en que comparte con él las propiedades de dis- cretividad y estructura jerárquica que son propias de sus respectivas representaciones. Por su parte, la inter- faz externa, o sensorio-motora ( S-M ), está al servicio de la externalización del lenguaje y, por ende, hace po- sible la comunicación y la diversidad de sus manifesta- ciones, aspectos subalternos que escapan a la optimi- dad de la función lingüística –al estar sujetos al orden lineal, las elipsis y los desplazamientos– y permiten así la ocurrencia de ambigüedades. Pasemos ahora a la siguiente pregunta. 2.2. ¿Cómo se usa ese conocimiento en la com- prensión y la producción del lenguaje? Si la respuesta a la pregunta anterior venía dada por una teoría de la competencia lingüística, la respues- ta a esta pregunta vendrá dada por una teoría de la actuación lingüística, en el sentido en que Chomsky (7) establecía la distinción técnica entre competen- cia ( competence ) y actuación ( performance ). Se tra- ta ahora de considerar el funcionamiento del siste- ma de procesamiento de la información responsable de los intercambios lingüísticos que corresponden a los dos roles que eventualmente asume todo aquel que domina una lengua: el rol de oyente (y por ex- tensión, de receptor) en la comprensión del lenguaje (pasar de la señal física al significado) y el rol de ha- blante (y por extensión, de emisor) en la producción del lenguaje (pasar del significado a la señal física). Comprensión y producción del lenguaje constituyen los dos capítulos principales de cualquier tratado de psicolingüística, y representan las funciones de des- codificación y codificación del mensaje, respectiva- mente. Lo cual supone recorrer un camino de ida y vuelta, que empieza y termina en la señal física del habla (o sus análogos), a través de todo un siste- Figura 2. Componentes de la Facultad del Lenguaje

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