Anales de la RANM

18 A N A L E S R A N M R E V I S T A F U N D A D A E N 1 8 7 9 S U P L E M E N T O APARICIÓN Y DESARROLLO DEL LENGUAJE HUMANO José E. García-Albea An RANM · Año 2018 · 135(02) · Supl.01 · páginas 9 XV Curso de fundamentos moleculares de la Medicina a 21 Los datos de la genética comparada más relevantes nos indican que en torno al 98% de nuestras pro- teínas son las mismas que las de nuestros parientes más próximos (chimpancés y gorilas) y que, por el método de hibridación del ADN, las diferencias en la secuencia de nucleótidos sólo son del 1,1% (36). La cuestión está en que, al no tener todavía una idea clara de cuál es la base genética del lenguaje (proba- blemente formada, más que por un único gen, por un conjunto de genes en interacción), no podemos descartar la posibilidad de que esas pequeñas di- ferencias tengan, sin embargo, un fuerte peso en la determinación de aquellos rasgos, como el len- guaje, que más nos distinguen de las especies más cercanas. En cualquier caso, un aspecto crucial a la hora de establecer las bases genéticas del len- guaje es el de avanzar en el conocimiento de los factores implicados en el desarrollo del órgano del lenguaje, es decir, de los centros y vías neuronales que lo conforman (ya descritos en el apartado co- rrespondiente). Dentro de lo poco que se sabe to- davía de ello, y como hemos sugerido más arriba, parece haber una diferencia notable en cuanto al tiempo evolutivo que podría asignarse al sustrato neurológico de los distintos componentes de la FL , con una antigüedad mucho mayor para el compo- nente S-M , respecto al cual se dan más similitudes entre la faceta externalizadora del habla humana y las estructuras responsables del aprendizaje auditi- vo-vocal en especies tan lejanas filogenéticamente como las aves canoras (pinzones, estorninos, cuer- vos, etc.). En este mismo sentido, es interesante ad- vertir que hasta el famoso gen FOXP2, al que se atribuía inicialmente un papel principal en el len- guaje y el habla –por el descubrimiento de una mu- tación del mismo en una familia con problemas de lenguaje y habla (37)–, se ha terminado asocian- do más a los aspectos sensorio-motores del habla que al lenguaje en sentido estricto; y así se entien- de, primero, que sea compartido por otras especies animales emisoras de sonidos (primates no-huma- nos, ratones, aves y peces) y segundo, que, al pre- sentar múltiples variantes, tenga un papel más bien regulador de la acción de otros genes. Con respecto al componente central (sintáctico) y al componente C/I del lenguaje humano, la evidencia procedente de la genética comparada sigue siendo demasiado escasa como para encontrar alguna afinidad en la escala evolutiva. Ante las dificultades y limitaciones que presentan los datos paleontológicos y de la genética compara- da para llegar a conclusiones fiables acerca de la apa- rición y desarrollo del lenguaje humano, podemos recurrir a los datos de la comparación funcional sincrónica , que llamamos así por referencia a las capacidades de las especies actuales más próximas a la nuestra. Se trata en definitiva de preguntarse hasta qué punto los simios hominoideos (chimpan- cé, gorila, orangután, bonobo), nuestros parientes vivos más cercanos, son capaces de adquirir algo parecido al lenguaje humano. La relevancia de la pregunta para el tema que nos ocupa consiste en que si la respuesta fuera afirmativa, se vería favore- cida la hipótesis gradualista, mientras que si fuera negativa, se vería apoyada la hipótesis de la discon- tinuidad evolutiva. Los esfuerzos en la investigación de la presumible capacidad lingüística de los simios han sido inten- sos y prolongados, limitándonos aquí a recordar los casos más famosos con una brevísima descripción de cada uno de ellos. Empezando por la chimpan- cé Viki , criada en un entorno doméstico natural y expuesta a la comunicación verbal (en inglés) por vía auditiva-oral con el matrimonio Hayes hasta que cumplió seis años (38,39); después vino la chimpan- cé Washoe , que fue entrenada en el uso de una len- gua de signos ( ASL ) mediante una exposición ma- siva a la misma, con ejercicios de moldeado y pro- gramas de refuerzo, durante cuatro años (40); tam- bién se usó la comunicación por ASL con la gori- la Koko durante cerca de tres años de intensivo en- trenamiento (41) y con el chimpancé bautizado Nim Chimpsky (?) durante cuatro años de entrenamiento (42). Otras formas de adiestramiento, en condicio- nes de mayor control experimental, fueron ensaya- das con la chimpancé Sarah y ‘su pandilla’ (de otros 8 chimpancés más), con los que se utilizó un siste- ma de fichas que representaban arbitrariamente dis- tintos ítems léxicos (43), así como con la chimpancé Lana , o el bonobo Kanzi , a los que se adiestró en el manejo de un teclado especial de ordenador cuyas teclas representaban distintos ítems léxicos según un código de formas y colores (44, 45). Los resultados de todos estos intentos de enseñar lenguaje a los simios quedan bien resumidos en la conclusión a la que llegan los Premack al final de su investigación con Sarah y ‘su pandilla’ (43): “No existe el menor indicio de que en el chimpancé apa- rezca algún tipo de apreciación sistemática de las distinciones gramaticales. Aunque sí hay indicios de que estos animales son capaces de hacer distin- ciones semánticas, las distinciones sintácticas se en- cuentran fuera de las capacidades del chimpancé” (p. 144). Así pues, es esta toda una línea de investi- gación que, efectivamente, nos permite constatar la existencia de capacidades cognitivas, incluso de ca- rácter simbólico, en otras especies animales, a la vez que también nos muestra la ausencia de toda capaci- dad sintáctica –el núcleo de la FL – y, por lo mismo, de su supuesta interconexión con la capacidad se- mántica. Además, todo lo poco que llegan a apren- der estos animales, relacionado con el lenguaje, se produce de forma artificial y en nada parecida a la del lenguaje humano, y ni siquiera parecida a la for- ma natural en que se produce el aprendizaje auditi- vo-vocal de los pájaros. Tras esta ya dilatada exploración por el territorio del lenguaje humano –tratando de indagar acerca de su naturaleza, origen y desarrollo–, los distintos ti- pos de datos examinados nos invitan a extraer las si- guientes conclusiones: a) Además de las propiedades expuestas al principio (arbitrariedad, simbolismo, compositividad, pro- ductividad y sistematicidad), el lenguaje humano se caracteriza por ser, ante todo, una capacidad na- 5. OBSERVACIONES FINALES

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