Anales de la RANM
27 A N A L E S R A N M R E V I S T A F U N D A D A E N 1 8 7 9 S U P L E M E N T O LA COMUNICACIÓN GESTUAL. TEORÍA DE LA MENTE Y NEURONAS ESPEJO Emilio García García XV Curso de fundamentos moleculares de la Medicina An RANM · Año 2018 · 135(02) · Supl.01 · páginas 22 a 33 o “quiero ese juguete". Los protoimperativos se con- vierten en protodeclarativos, es decir, un acto comuni- cativo dirigido a otra persona para llamar su atención sobre algún aspecto de la realidad. Algo así como un mensaje prelingüístico con el contenido "mira qué ju- guete más bonito". Hacia el año y medio, los niños desarrollan la capa- cidad simbólica y los juegos de ficción. Según la teo- ría piagetiana, la función simbólica es una capacidad cognitiva de dominio general que engloba el lenguaje, las imágenes mentales, la imitación, el juego y supone un avance sobre la inteligencia sensomotriz, propia del primer año y medio de vida. Para otros autores los jue- gos de ficción son la primera manifestación conductual de que el niño tiene una teoría de la mente. Entre el año y medio y los cinco años, los niños comienzan a com- prender su propia mente y las de los otros. Atribuyen a la mente pensamientos y sentimientos, que son la cau- sa de los comportamientos de las personas. Diferencian entre los pensamientos y representaciones en la mente y las cosas en el mundo: no es lo mismo comerse un pastel que pensar, o querer comerse un pastel. La investigación en teoría de la mente ha tenido espe- cial relevancia en psicología clínica y psicopatología, particularmente en el autismo. Una de las teorías para comprender el Trastorno de Espectro Autista es el défi- cit en la capacidad de mentalizar, de leer la mente, que explicaría las dificultades en la interacción interper- sonal y comunicación social (15). En 1985, S. Baron- Cohen, A Leslie y U. Frith adaptaron la tarea de fal- sa creencia a niños autistas y compararon sus respues- tas con las de los niños normales y con síndrome de Down. Publicaron un artículo que planteaba si los ni- ños autistas tienen una teoría de la mente, recordando el artículo de Premack y Woodruff sobre la mente de los chimpancés, de 1978. Los niños autistas lograron mejor rendimiento cognitivo que los niños con síndro- me de Down, pero fallaron significativamente en las tareas de falsa creencia. Los niños con autismo pare- ce que tenían un déficit especifico en las tareas propias de teoría de la mente. Los mismos autores, en otra in- vestigación, presentaron a niños normales, con autis- mo y con síndrome de Down, tres tipos de historie- tas gráficas que representaban relaciones mecánicas, comportamentales e intencionales. Los niños autistas y los normales resolvían mejor que los Down las viñe- tas mecánicas, pero los niños con autismo fracasaban más que los Síndrome de Down en las viñetas inten- cionales. En las viñetas que representan una actividad mentalista (por ejemplo, una niña deja un osito en el suelo para poder coger una flor, otro personaje se lle- va el osito, la niña se sorprende al no encontrar el osi- to donde lo había dejado y creía que debía estar) niños con autismo muestran un déficit que no se constata en los otros tipos de historietas (16). Los niños con autismo presentan graves dificultades para comprender que los demás puedan tener repre- sentaciones mentales diferentes a las propias, y además puedan no corresponder con la realidad. Se planteó en- tonces si el autismo mostraría un déficit en unas ca- pacidades mentales concretas y propias de un módulo específico, que podría dejar preservadas otras capaci- dades mentales, correspondientes a otros módulos. El autismo podría entonces explicarse como consecuen- cia de un déficit especifico del módulo de teoría de la mente. Este módulo estaría codificado genéticamente y se desplegaría en un momento dado del desarrollo cerebral, y funcionaría de modo especifico, encapsu- lado, automático, independiente de otras capacidades mentales del individuo, de modo similar a como ocu- rre con el lenguaje en la teoría chomskiana (17). Según las teorías modulares de la mente, los seres hu- manos venimos al mundo equipados con estructuras cerebrales innatas, predisposiciones y pautas para pro- cesar la información relevante del medio. A estas re- presentaciones del mundo, Leslie las denomina repre- sentaciones primarias. Pero además los humanos te- nemos representaciones secundarias, o conocimientos y creencias sobre nuestros propios conocimientos, in- tenciones, deseos, sentimientos. Estas representacio- nes secundarias son metarrepresentaciones, que pre- sentan unas características especiales: dejan en sus- penso la cuestión de la verdad u objetividad a que ha- cen referencia las representaciones primarias. "La mesa es de madera" es una representación primaria e implica unas determinadas características de un objeto. “Jara piensa que la mesa es de madera" deja en suspenso, o pone entre paréntesis la verdad de lo que se afirma so- bre la mesa, para centrarse en la mente de Jara, en este caso lo que piensa o cree. Para Leslie el juego simbólico infantil es el primer signo del funcionamiento de este sistema, metarrepresentacional. Jugar a ser papá, mé- dico o soldado es moverse en la metarrepresentación. Esa capacidad cognitiva para metarrepresentar es pro- piedad de un sistema cerebral innato, el Módulo de Teo- ría de la Mente . El ser humano al nacer viene dotado con unas predisposiciones para procesar la informa- ción relevante para su supervivencia. A tales estructu- ras innatas las califica de "teorías" por cuanto son espe- cies de formas a priori, empleando terminología kan- tiana, para representar y categorizar la realidad. Se da- rían dos tipos de teorías: Una teoría de objetos (TOB, abreviatura de Theory of body ) y una teoría de la mente (TOM, Theory of mind ). La teoría de los objetos pro- porciona los esquemas básicos para conocer el mundo de objetos físicos, sus propiedades y relaciones. La teo- ría de la mente posibilita la comprensión del otro y las relaciones interpersonales (18). Baron-Cohen diferencia entre una psicología intuiti- va y una física intuitiva. Gracias a la psicología intui- tiva comprendemos y predecimos el comportamiento de las personas, y damos sentido a las interacciones so- ciales atribuyendo estados mentales. La psicología in- tuitiva atribuye causas (mentales) a las acciones de las personas, y está presente al menos desde los 8-9 meses, según muestran las acciones de comunicación compar- tida y atención intencional del bebé, que mira al adul- to para llamar su atención sobre algo. La física intuiti- va posibilita el conocimiento del mundo físico-natural, acontecimientos y relaciones (19). Las capacidades propias de la teoría de la mente son conquistas adaptativas de nuestra especie, que nos po- sibilitan la comunicación e interacción con los congé- neres, la generación, transmisión y desarrollo socio- cultural. Pero también permiten comprender y pre- decir las conductas de otras especies, e incluso llegan a explicar el funcionamiento de la naturaleza, como
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