Anales de la RANM

28 A N A L E S R A N M R E V I S T A F U N D A D A E N 1 8 7 9 S U P L E M E N T O LA COMUNICACIÓN GESTUAL. TEORÍA DE LA MENTE Y NEURONAS ESPEJO Emilio García García An RANM · Año 2018 · 135(02) · Supl.01 · páginas 22 XV Curso de fundamentos moleculares de la Medicina a 33 muestran las tendencias animistas de los niños y cultu- ras primitivas, que atribuyen intenciones y deseos a la naturaleza inanimada. La mente como propiedad funcional de sistemas neu- ronales es un sistema muy complejo, que progresiva- mente ha evolucionado bajo las presiones selectivas, que los organismos han tenido que soportar en su pro- ceso de supervivencia y adaptación. La mente estaría compuesta de múltiples módulos, cada uno diseñado por la selección natural, para hacer frente a un concre- to problema de satisfacción de necesidades y supervi- vencia. Por tanto, es resultado de un largo proceso de millones de años, que acumulativamente ha integrado "órganos funcionales" adecuados para resolver los pro- blemas del organismo en su medio. La caracterización de la modularidad no es uniforme: va desde plantea- mientos más fijamente innatistas, suponiendo módu- los encapsulados y fijos, a modo fodoriano; a otras po- siciones más constructivistas en las que el módulo está más abierto a influencias del entorno (20). Además de la teoría de la mente hemos mencionado un segundo enfoque para explicar la comunicación gestual: la Teoría de la Simulación. Para explicar los estados men- tales y los comportamientos de los otros recurrimos a la simulación. Comprendemos lo que los otros hacen o van a hacer en una situación concreta, imaginando que no- sotros estamos en esa situación. Proyectamos los propios estados mentales, motivacionales, cognitivos y emocio- nales, mediante un proceso imaginativo y empático. Lle- gamos a la mente de los demás sirviéndonos de nuestra propia mente como modelo. En lugar de disponer de un sistema conceptual o una teoría de la mente, la persona imagina qué estados mentales tendría si estuviera en la si- tuación del otro, y proyecta en el otro sus propios estados mentales. Para saber las intenciones, emociones y creen- cias que el individuo asigna a otro, el propio individuo si- mula en el otro las propias vivencias. El individuo se ima- gina viviendo en la piel del otro. Lo que vemos en el cuerpo, y particularmente en el rostro y la mirada del otro, son sus estados mentales, sus emocio- nes e intenciones, su misma mente. La mente no está ocul- ta sino abierta y patente a nuestro alcance en la misma ex- presión gestual. No la suponemos, atribuimos o inferimos, sino que la percibimos, reconocemos e identificamos en la expresión, y respondemos a la expresión con otras expre- siones en una interacción comunicativa y cooperativa. En esta tradición fenomenológica de la filosofía de la mente si- tuamos la investigación sobre neuronas espejo. Las neuronas espejo son un tipo particular de neuronas que se activan cuando un individuo realiza una acción, pero también cuando él observa una acción realizada por otro individuo. No necesitamos realizar razonamientos lógicos para comprender la mente de los otros; las neu- ronas espejo nos permiten comprender las intenciones, sentir las emociones de otras personas con sólo observar sus gestos y comportamientos. Las investigaciones sobre neuronas espejo proporcionan explicaciones sobre las ba- ses neuronales de la teoría de la mente. En los comienzos de la década de 1990, un equipo de neurobiólogos italianos, dirigido por G. Rizzolatti, con L. Fadiga, L. Fogassi y V. Gallese, en la universidad de Par- ma, se encontró con unos datos inesperados en el trans- curso de la investigación con monos macacos, que tenían microelectrodos implantados en la corteza premotora del cerebro, para registrar la actividad eléctrica de las neuro- nas, cuando los monos mostraban ciertos comportamien- tos, como agarrar un palo o comer una uva. En el córtex promotor es sabido que se planean los movimientos. En determinadas ocasiones sucedía algo desconcertante, al activarse el aparato de registro sin que el mono realizase ninguna actividad. Las neuronas se activaban sin que el mono hiciese un movimiento, bastaba con que viera que otro realizaba una acción. Los científicos italianos habían identificado un tipo de neuronas desconocidas hasta ese momento, las denominaron neuronas espejo. El artículo se publicó en 1992 (21). Esta primera publicación inició un camino de múltiples y espectaculares investigaciones hasta la actualidad. Las neuronas espejo siguen ocupan- do un puesto principal en la investigación neurocientífica desde el nivel de neuronas al de redes y sistemas neura- les, particularmente con tecnologías electrofisiológicas y de neuroimagen. La investigación comenzó en monos macacos y propor- cionó claves para explicar los procesos cerebrales que es- tarían a la base de los comportamientos interindividuales en un contexto determinado. A lo largo de la década de 1990 se realizaron investigaciones que constataron repe- tidamente cómo al observar un comportamiento se ac- tivaban en el cerebro del mono unos patrones similares a los que se originaban cuando el mono llevaba a cabo esas conductas. Se analizaron comportamientos diversos, como coger alimentos, llevarlos a la boca, comerlos, ma- nipular objetos, hacer gestos con manos o boca, etc. Se comprobó que las neuronas espejo se activaban con dis- tinta intensidad según se tratase de conductas en diversos contextos, y en la mayoría de los casos se activaban cuan- do el mono observaba la conducta ajena de modo similar a cuando ejecutaba la acción (22). Se comprobaron otros datos sorprendentes. Las neuro- nas espejo se activaban cuando observaban conductas in- completas. Bastaba con que el mono observase una parte de la conducta para que se activasen las neuronas espejo. Además, las neuronas espejo reaccionaban no sólo cuan- do veían las conductas, sino también cuando las percibían mediante el oído, Por ejemplo, cuando los macacos escu- chaban sonidos propios de conductas que no veían, como cascar un cacahuete. El sonido era suficiente para activar las neuronas espejo como cuando veían tal conducta (23). Pronto se planteó la existencia de neuronas espejo en se- res humanos, pero las técnicas para investigar las neuro- nas espejo en los macacos no eran aplicables. No se pue- den implantar electrodos intracraneales en personas para objetivos experimentales. Se aplicaron entonces otras tec- nologías como la estimulación magnética transcraneal, la tomografía por emisión de positrones, la resonancia magnética funcional, e incluso el registro de neuronas en operaciones de neurocirugía (24). En el ser humano se han identificado sistemas de neuronas espejo en la cor- teza motora primaria, principalmente el área de Broca, el área parietal inferior, la zona superior de la primera cir- cunvolución temporal, el lóbulo de la ínsula, el hipocam- po y sistema límbico. NEURONAS ESPEJO

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