Anales de la RANM
44 A N A L E S R A N M R E V I S T A F U N D A D A E N 1 8 7 9 S U P L E M E N T O ASPECTOS EMOCIONALES DEL LENGUAJE José A. Hinojosa An RANM · Año 2018 · 135(02) · Supl.01 · páginas 41 XV Curso de fundamentos moleculares de la Medicina a 46 cilita la detección de los errores de concordancia de gé- nero, como muestra el decremento de la actividad cere- bral en torno a los 300 milisegundos cuando este tipo de errores se producía en los adjetivos negativos frente a los neutros (veánse resultados del estudio de 27, 28). Por contra, existe evidencia que sugiere que el conteni- do emocional positivo no modula la actividad cerebral relacionada con el procesamiento de las relaciones ba- sadas en la concordancia de género (29). Por otro lado, algunas investigaciones han indagado en el estudio de los procesos relacionados con la predic- ción y la integración de palabras con contenido emo- cional en contextos oracionales previos de carácter emocional o neutro. Moreno y Vázquez (30) realiza- ron un estudio de EEG en el que los contextos oracio- nales sesgaban las expectativas de los participantes ha- cia la aparición de un final negativo o positivo (v. g., En el borde del acantilado, alguien vino por detrás y le … empujó ). En la mitad de las oraciones, la palabra fi- nal era sustituida por otro final plausible que violaba la expectativa negativa o positiva (… apartó , en el ejem- plo anterior). En línea con demostrados efectos pre- vios, los autores mostraron que en torno a los 400 mi- lisegundos disminuía la actividad cerebral relacionada con los procesos de integración en el contexto oracio- nal en las palabras emocionales cuando estas eran es- peradas en relación con el contexto afectivo previo. El incremento de la respuesta cerebral para la violación de la expectativa en un sentido (final esperado positi- vo a negativo o viceversa) no mostró diferencias signi- ficativas. Sin embargo, la respuesta cerebral a aquello que era altamente esperado resultó de menor ampli- tud para los finales altamente esperados negativos con respecto a los altamente esperados positivos. Es decir, existió un desequilibro según el cual los finales “pesi- mistas” parecían ser más fácilmente anticipados y pro- cesados. Este resultado indica que se produce una faci- litación del procesamiento de palabras altamente espe- radas emocionales, probablemente como consecuencia del efecto facilitador de mecanismos predictivos basa- dos en el contexto oracional sobre el procesamiento de las propiedades afectivas de las palabras que se van a presentar a continuación. Por el contrario, cuando es- tos mecanismos predictivos no pueden actuar, como ocurre en el caso de aquellos estudios que han presen- tado contextos oracionales previos neutros (v. g., Se di- rigió a una tienda para comprar un…), se ha encontra- do un incremento en la dificultad para integrar aque- llas palabras con un contenido emocional negativo (... arma; 31) o positivo (...diamante; 32) en comparación con uno neutro (… vaso ). Esta dificultad tiene su refle- jo en el aumento de la actividad cerebral en torno a los 400 y a los 600 milisegundos, que se ha observado tanto en tareas de lectura pasiva como en tareas de categori- zación emocional. Por último, una serie de estudios han empleado la RMf para investigar determinados aspectos emocio- nales valiéndose del uso de oraciones y de textos más extensos. En esta línea, Lai, Willems y Hagoort (33) examinaron los correlatos neurales del procesamien- to de oraciones emocionales implícitas. En este tipo de oraciones no existe ningún elemento léxico que consi- derado de manera aislada tenga contenido emocional, aunque el conjunto del enunciado tiene carga emocio- nal. Por ejemplo, las palabras “niño”, “acostó” y “levan- tó” en la oración “El niño se acostó y nunca se levantó” carecen de connotación negativa, mientras que la ora- ción describe un acontecimiento negativo. Los resul- tados de este estudio mostraron que en comparación con oraciones neutras, la presentación de oraciones que trasmiten emociones implícitas produce un incre- mento en la activación de la corteza prefrontal medial, que está involucrada en el procesamiento inferencial y en la evaluación de aspectos emocionales. Además, se observó una mayor actividad en el giro frontal infe- rior, que participa en los procesos combinatorios que ocurren entre los distintos elementos léxicos durante la comprensión de oraciones. En un segundo estudio se utilizaron textos de libros de Harry Potter con el ob- jetivo de determinar si el contenido emocional de un texto puede predecirse a partir de la carga afectiva de los elementos léxicos que lo componen. Los resultados de este trabajo pusieron de manifiesto que la lectura de estos textos producía la activación de regiones cere- brales relacionadas con el procesamiento de distintos aspectos del lenguaje y/o las emociones como los giros frontal inferior, temporal superior y temporal medio, la ínsula o la amígdala. Sin embargo, el hallazgo prin- cipal de este estudio fue el de que el nivel de activación de estas áreas cerebrales podía establecerse basándose en los valores emocionales (obtenidos a partir de es- tudios normativos) de las palabras que constituían los distintos textos. De manera similar, la valoración sub- jetiva de las propiedades afectivas de los textos guar- daba una estrecha relación con el grado de activación cerebral. Tomados en su conjunto, los resultados de es- tos estudios de RMf indican que el procesamiento de oraciones y textos emocionales activa una serie de re- giones del cerebro que participan en el procesamiento de distintos aspectos de las emociones y del lenguaje. En este trabajo hemos revisado los resultados de al- gunos trabajos que, desde los ámbitos de la psicolo- gía del desarrollo y la neurociencia cognitiva, mues- tran con toda claridad que las propiedades emociona- les de los estímulos lingüísticos influyen en el modo en el que comprendemos elementos lingüísticos como las palabras, las oraciones o los textos. A partir de los resultados de los trabajos sobre el uso y adquisición de términos lingüísticos emocionales se pueden esta- blecer varias conclusiones generales. En primer lugar, parece que la adquisición de competencias lingüísticas y emocionales compite durante las primeras etapas de la vida (Bloom, 1998). Además, la adquisición de pa- labras con referentes emocionales se incrementa nota- blemente hasta los 12 años (13), produciéndose el au- mento más importante entre los 18 meses y los 6 años de edad (12). Por último, cabe constatar la existencia de un sesgo lingüístico que favorece un aprendizaje más temprano y una ventaja en el procesamiento de palabras que denotan conceptos emocionalmente po- sitivos (14-16). Este hecho podría ser el reflejo del em- pleo de determinados estilos comunicativos en las in- teracciones entre padres e hijos basados en un uso más frecuente de términos relacionados con la descripción y la inducción de estados afectivos relacionados con el bienestar, la protección y el cariño en los niños. CONCLUSIONES
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