Anales de la RANM

12 A N A L E S R A N M R E V I S T A F U N D A D A E N 1 8 7 9 SOBRETODO, NO HAGAS DAÑO Vicente Calatayud Maldonado An RANM · Año 2019 · número 136 (01) · páginas 11 a 16 El autor razona -con visión generalista y docente, pero, sobre todo, durante su ejercicio profesional como neu- rocirujano, la necesidad de tener en cuenta, de no ol- vidar el famoso aforismo en las diferentes situaciones, tanto si son gratas como si resultan criticadas, que pue- den producirse en el ejercicio de nuestra difícil pero excepcional especialidad. Aforismo atribuido a Hipó- crates, pero en realidad de autor desconocido y utili- zado con frecuencia, como advertencia de las posibles consecuencias no deseadas, tras realizar tratamientos médicos o quirúrgicos. Un libro que comienza"(…) A menudo me veo obliga- do a hurgar en el cerebro y eso es algo que detesto ha- cer" produce curiosidad y extrañeza, dadas la categoría profesional del autor y la proliferación de medios tec- nológicos de que hoy disponemos. Advertencia que me recordó a Francisco de Queve- do, poco amigo de los médicos, muerto en Villanueva de los Infantes, cerca de Ruidera. Estando ya muy en- fermo, preguntó al galeno que lo atendía que le dijera cuánto tiempo le quedaba por vivir; el médico le re- puso que tres días, a lo que el escritor replicó: “Ni tres horas”. E igualmente me recordó algunos de los capri- chos de Goya sobre la razón y los médicos, con dife- rentes interpretaciones, que pudiéramos meditar sobre su actualidad. El Dr. Marsh, ejerció en un hospital de las afueras de Londres, con mucha dedicación y, parece ser que con mucho éxito. Su preparación tuvo peripecias y altiba- jos. Estudió medicina, sin gran entusiasmo, hasta que descubrió la neurocirugía, especialidad por la que, se- gún él mismo explica en su obra, fue “atrapado” y a la que dedico los mejores años de su vida. También me interesó su lectura, porque creo que es un recuento extraordinario y sincero de la vida y el trabajo de un neurocirujano que ha sido, al mismo tiempo, clásico pero innovador, con sus triunfos y sus desastres. Que los describe de forma sencilla que re- cuerda constantemente el trabajo clínico hospitalario, que personalmente vivimos en nuestra etapa de for- mación. Cada uno de los 25 capítulos es un caso clí- nico vivido directamente donde describe lo sucedido cada día en cada paciente. Además, en la mayoría de ellos no se limita al caso en sí, sino que amplía la pa- norámica del diagnostico diferencial en parangón con otros. Siempre relacionado con enfermos cuyo proce- so, evolución y resto de lo acontecido con ellos lo vi- vió personalmente Procura demostrar que en neurocirugía, el aforismo hipocrático tiene especial significado por los enor- mes riesgos que se aceptan en esta especialidad, ries- gos que la distinguen de otras especialidades quirúr- gicas, al actuar sobre las estructuras neurológicas y frecuentemente sobre el cerebro, estructura única e irreparable, sin posibilidad de ser sustituida por tras- plante. Delicado y vulnerable, es órgano, de tal modo, que cualquier error mínimo, cualquier azar negati- vo puede suponer un profundo efecto en la forma de vida de un paciente. Igualmente cierto es que también procura grandes satis- facciones, si la decisión previa se fundamenta en tres pi- lares: el conocimiento riguroso, la experiencia clínica y la adquisición del arte de una práctica en la que cada día es preciso tomar decisiones en circunstancias que sue- len revestir una enorme urgencia y gran incertidumbre. El Dr. narra sus vivencias, impresiones y sentimientos, tras decidir, después de un detallado estudio en equi- po, cómo programar la acción terapéutica para corre- gir el daño existente. Valorando como resumen los re- sultados tanto precoces como tardíos de su experiencia con el tratamiento propuesto. Cómo y cuándo se han de comunicar al paciente, o a sus allegados, las decisio- nes tomadas. Considerando en todo momento que la patología intracraneal, por la ubicación de áreas fun- cionales importantes, según su localización del pro- ceso, puede ser de difícil abordaje, y su manipulación ocasionar consecuencias permanentes e irreparables. El interesante texto está lleno de anécdotas, escenarios y situaciones, que quienes, como yo mismo, hemos se- guido una formación ceñida a la ley y las normas de los grandes maestros-en este caso, de la Neurocirugía-, nos ha hecho no solo recordar, sino resucitar las experien- cias diversas surgidas repetidamente con la aparición y el desarrollo de determinadas técnicas diagnósticas, que, en aquel entonces -los años 70 del pasado siglo- ,permitieron obtener imágenes de estructuras vascula- res y cavidades cerebrales con técnicas que requerían tanta o más explicación al paciente que la propia técni- ca quirúrgica; tales como arteriografías, pneumoence- falografias, mielografías etc.. Aquellas manipulaciones directas sobre las carótidas o los ventrículos cerebrales, cuyos resultados, morfológicamente, eran siempre im- pecables, se acompañaban en ocasiones de ciertas alte- raciones funcionales, causa para meditar sobre el aban- dono de esta inigualable especialidad quirúrgica. El texto ilustra enseñanzas con episodios y anécdo- tas nacidos en la experiencia, no siempre satisfactoria, pero siempre apoyada en la mejor base científica de la época. Se suceden las épocas en que se iban conocien- do cada vez con más exactitud las bases morfofisioló- gicas de las estructuras cerebrales vasculares y celula- res, así como la topografía de las diferentes funciones, entonces localizadas en amplias zonas de la corteza ce- rebral, que, sino eran respetadas en el acto quirúrgi- co, aparentemente no implicaban posteriores alteracio- nes delatoras, por la deficiente interpretación de sus funciones. Recuerdo siempre una frase de mi maestro Hans-Werner Pia: "Los tejidos hay que mimarlos. Si se trata del cerebro, acariciarlo". La Medicina no siempre encuentra lo que busca, ni consigue lo que intenta, pero no se puede negar que el ejercicio del médico, del neurocirujano, requiere tam- bién humanidad, no solo técnica, con todo lo que eso representa. Vocación de servicio, beneficencia y entre- ga se codean con la arrogancia y el egoísmo, que con- viven con los errores. “De todo y de todos se aprende". Volvamos a las enseñanzas del texto. De los muchos as- pectos destacables, acaso el principal sea la intensa re- lación personal que establece Marsh con cada pacien- te. En la mayoría de los capítulos resalta la importan- cia que ha dado al trato personal, lo más espiritual po- COMENTARIO

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