Anales de la RANM
37 A N A L E S R A N M R E V I S T A F U N D A D A E N 1 8 7 9 LA RADIÓMICA Y LOS BIOMARCADORES DE IMAGEN Luis Martí-Bonmatí An RANM · Año 2019 · número 136 (01) · páginas 34 a 42 formación, adecuados para la hipótesis que se está analizan- do, organizados y estandarizados acorde a la práctica clínica habitual. Para que estos datos sean adecuados deben cribar- se, asegurando su calidad y validez ( data curation ). Una iniciativa importantísima para recoger datos de la práctica clínica habitual de forma que estén estandariza- dos, sean pertinentes, y permitan su explotación estadís- tica es el Informe Estructurado (Figura 2). Estos docu- mentos utilizan menús desplegables con preguntas y re- puestas pactadas en un entorno multidisciplinario, con una base de datos asociada, y con capacidad de incorpo- rar datos radiómicos y parámetros dinámicos extraídos de las imágenes como biomarcadores específicos del pro- blema clínico para el que se han desarrollado, tanto en forma de valores como de imágenes paramétricas (10). Podemos consensuar que la verdad es el arte de evaluar críticamente el conocimiento establecido para entender con la mayor precisión los procesos biopatológicos y sus causalidades. El problema de aproximarnos con la imagen médica a inferir la verdad no está exento de múltiples fuen- tes de error, siendo pues multifactorial en sus sesgos. Así, la señal adquirida del vóxel en cada imagen es compleja, con múltiples componentes y propiedades, por lo que asu- mir que su magnitud representa una única variable es una simplificación excesiva. De este modo, un parénquima he- pático de atenuación normal puede asociarse a esteatosis con sobrecarga de hierro simultánea ya que ambos factores modifican la señal de forma opuesta. La imagen tiene tam- bién covariables propias que introducen heterogeneidad a los datos, tales como las diferencias en adquisición de imá- genes y en el procesamiento de datos. En comparación con otros ámbitos bioanalíticos, tales como los análisis de san- gre, la imagen médica es la modalidad de análisis que con- lleva una mayor complejidad y variabilidad en la obtención de la muestra por los diferentes equipos y técnicas con las que se pueden obtener. Por otro lado, existe una incapacidad de cualquier estudio observacional para detectar el espectro completo de la he- terogeneidad biológica, ya que siempre es mayor este es- pectro que el submuestreo de pacientes y sujetos estudia- dos. Además, los resultados y objetivos finales tienen una alta variabilidad temporal, tanto en su expresión biológica determinada como en la situación clínica específica. Estas incertidumbres en los EORIS, cuando se construyen para generar evidencia diagnóstica con la imagen compu- tacional, deben controlarse para poder inferir resultados con niveles altos de evidencia. Los métodos analíticos de cuantificación radiológica deben cumplir con los requisi- tos críticos de tener consistencia conceptual, validar el ren- dimiento técnico (precisión y exactitud), y ser sensibles al rango de efectos asociados a un tratamiento, tanto a sus eventos adversos como a los resultados clínicos relevantes. Sin embargo, como hemos comentado, existe una alta he- terogeneidad en la calidad de la imagen debida a las di- ferencias tecnológicas implementadas por los proveedores y los diferentes protocolos utilizados en distintos centros. Por ello, debemos reconocer que en la práctica clínica la estandarización de las imágenes obtenidas para adecuar el análisis de los biomarcadores de imagen no es factible de forma universal (diferentes vendedores, distintas ac- tualizaciones). Tal vez los enfoques basados en Inteligen- cia Artificial, principalmente las redes neuronales con- LA REALIDAD CLÍNICA Y SU INFERENCIA POR IMAGEN Figura 2. Tipos de informes estructurados. Desde los informes más utilizados, organizados y con plantillas de apoyo, aquellos que utilizan menús desplegables y asocian información cuantitativa generan constantemente datos reproducibles y completos, explotables, y cuantificables.
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