Anales de la RANM

63 A N A L E S R A N M R E V I S T A F U N D A D A E N 1 8 7 9 HISTORIA DE LAS PRIMERAS LARINGECTOMÍAS Joaquín Poch Broto An RANM · Año 2019 · número 136 (01) · páginas 54a 64 prensión de las limitaciones de la laringofisura y de una mejor selección de los casos, hacia finales del siglo los re- sultados empiezan a cambiar. La laringofisura con cordectomía simple se indicará sólo para pequeños tumores de la cuerda vocal, cuando ésta todavía mantiene una movilidad normal. En 1894 Semon publica 8 casos con sólo 2 muertes post- operatorias y Butlin tiene una sola muerta en 14 casos. En 1918 St. Clair Thomson comunica 38 intervenciones sin mortalidad. Y sobre todo, hacia 1930, disponemos de la estadística de Glück y Sorensen con 125 pacientes, con los que se obtienen 110 curaciones más 4 con recidiva que se salvan con la laringectomía total (33). Saint Clair también establece unos cuidados post-ope- ratorios más racionales, retirando la traqueotomía a los pocos días y alimentando al paciente por boca desde las pocas horas de la intervención. La técnica descrita por St. Clair Thomson se practicó con buenos resultados hasta la introducción de la cirugía en- doscópica con láser. Los progresos de la cirugía funcional también se dirigie- ron a los tumores de la región comisural anterior. En este sentido, la técnica de García Tapia en 1922, rescatada por Clerf en 1940 y después por Leroux-Robert en 1947, será casi abandonada a causa de los frecuentes fracasos onco- lógicos y las estenosis (15). Hacia 1940 el tratamiento quirúrgico del cáncer de la la- ringe parece bien establecido: o bien laringectomías tota- les, o bien laringectomías parciales verticales. Al progre- so de estas últimas han contribuido: • La identificación de formas clínicas susceptibles de tratamiento conservador. • La mejor capacidad de exploración endoscópica. • El refinamiento de la técnica quirúrgica. Y cuando estas dos variantes de cirugía se aplicaban prudentemente, se obtenían resultados equiparables a los actuales. El armamentarium quirúrgico se amplía después de la 2ª guerra mundial cuando Justo María Alonso introduce en 1947 la laringectomía horizontal supraglótica (35), cuya concepción deriva de los trabajos de Rouviere sobre los linfáticos de la laringe, de los estudios anatomotopográ- ficos de Leroux Robert en 1935 y de los trabajos radio- lógicos de Bacclesse en 1939, en los que se determina la relativa independencia del vestíbulo laríngeo respecto a la glotis y se advierte cómo tumores, a veces muy gran- des, tardan mucho tiempo en invadir desde el vestíbulo laríngeo, el piso glótico. En cuanto a la técnica inicial de Alonso se han propuesto múltiples variantes, respecto a la dirección del aborda- je (lateral o anterior), respecto al tipo de resección car- tilaginosa y respecto al mejor tipo reconstrucción. Pero hay que reconocer que la mayoría de las variantes están mucho más relacionadas con las preferencias individua- les del cirujano que con la exigencia de cada caso clíni- co concreto. Por lo tanto, al margen de purismos biblio- gráficos, la laringectomía supraglótica sigue siendo, para muchos, la operación de Alonso. El impacto estadístico de esta técnica es absolutamente espectacular. Tengamos en cuenta que en la década de los 50 se pasa de no más de un 30% de cirugía parcial a casi un 50% de cirugía conservadora (36). Por otra parte, los resultados oncológicos y funcionales se reconocen rápidamente. De esta forma, se establece que la laringectomía supraglótica, cuando está bien indicada, en un paciente concreto, da los mismos resultados que si en el mismo se hubiese realizado una laringectomía total. A partir de la supraglótica los conceptos básicos de la ci- rugía laríngea han sufrido modificaciones más o menos importantes, el advenimiento del tratamiento endoscó- pico o los programas de conservación de órganos no for- man parte de la historia sino son permanente objeto de evaluación y estudio en nuestros días. Resumiendo mucho Billroth demostró que la larin- gectomía total era posible. Glück la convirtió en una técnica curativa con baja mortalidad, St. Clair Thom- son codifica la laringofisura moderna y Justo Manuel Alonso describió una técnica fundamental para el tratamiento quirúrgico funcional con supervivencias equiparables a las de la LT. Volviendo al principio quiero señalar que los avances científicos del siglo XIX representaron una momento estelar del pensamiento humano cuyo impulso disrup- tor todavía se puede percibir en nuestros días, reflexio- nar sobre todo esto con perspectiva histórica es impor- tante, porque el actual desarrollo de la genética y bio- logía molecular anuncian una nueva revolución cientí- fico-técnica en el área de la biomedicina y por supuesto de la cirugía que es preciso acoger con la espíritu crítico capacidad prospectiva, para evitar inercias que puedan gravitar sobre el porvenir de nuestros paciente o sobre su calidad de vida. Al Prof. F. López Timoneda por la información sobre los inicios de la anestesia. Al Prof. V. Calatayud Maldonado con quien tradujimos los originales de Albers, Güsenbauer y Glúck. A D. Manuel Espantaleón Agreda y D. Ignacio Díaz Del- gado de las bibliotecas del Hospital Clínico de S. Carlos y de la Biblioteca de la Real Academia Nacional de Medici- na de España respectivamente que localizaron para noso- tros textos e imágenes del siglo XIX. CIRUGÍA HORIZONTAL CONCLUSIONES AGRADECIMIENTOS

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