Anales de la RANM
73 A N A L E S R A N M R E V I S T A F U N D A D A E N 1 8 7 9 ¿QUÉ ES LA OFTALMOLOGÍA?. GÉNESIS DE UNA ESPECIALIDAD Julián García Sánchez An RANM · Año 2019 · número 136 (01) · páginas 72 a 76 La primera constancia de la existencia de Oftalmólo- gos entre nosotros se remonta al período Romano que se extiende durante 725 años (entre el 218 a.c. y el 507 d.c.). En la Bolonia de Andalucía, en las proximidades de Baelo Claudia, apareció una lápida que menciona a los famosos Oftalmólogos Gaditanos; conocemos inclu- so el nombre de algunos de ellos por los sellos encontrados (Diadumenus, Icarus, Artemidorus). Los especialistas se dividían en: "oculari chirurgi”, que practicaban la cirugía, y "oculari clinici”, que aplicaban remedios medicinales. (1) En el período Visigótico, que solamente se extiende 204 años (entre el 507 y el 711), una de las escasas referencias de las que tenemos constancia es la mención a “scotho- mia” en el libro Etimologías de San Isidoro de Sevilla. La Edad de Oro, tanto de la Oftalmología como de la pro- pia Medicina, tiene lugar durante el período Andalusí. Conviene recordar, que Alándalus no es Andalucía y, que Andalusí no es andaluz. Alándalus es una realidad histó- rica, política y social con notable pluralidad étnica, lin- güística y religiosa. Durante siglos representó el centro de gravedad de la Península Ibérica, siendo el período de su máximo esplendor entre los siglos X y XII. Dice López Pi- ñero:” En la historia de la medicina, Al-Andalus ocupa una posición cuyo relieve no ha sido igualado por ninguna otra de las culturas que antes o después ha tenido como escena- rio la Península Ibérica". (2,3) Según el propio López Piñe- ro, el cirujano por excelencia fue Abulcasis , (4) Córdoba, 936-1013. Su Obra Alta ṣ rīf, fue el "Texto fundamental de la cirugía europea durante medio milenio." (López Piñe- ro). Sirvan de ejemplo sus comentarios sobre la cirugía de la catarata: "Sepas que la reclinación de la catarata exige ser presenciada muchas veces antes de que un aprendiz inten- te practicarla.“ "Ha llegado a mi conocimiento que algu- nos en Iraq fabrican un reclinador hueco para succionar la catarata." "No he visto a nadie de nuestros contempo- ráneos que lo haya fabricado, ni lo he leído en los libros de los Antiguos. Probablemente se trata de una novedad.” El más ilustre clínico fue Avenzoar (3) (Sevilla, 1091-1161) cuyo tratado es el más conocido y difundido por toda Eu- ropa en sus versiones en hebreo y latín. También merece una mención especial el filósofo médico Averroes (5) (Cór- doba, 1126-Marrakech, 1198), en su obra hay una porme- norizada descripción del nervio óptico. Es el primero en aclarar el mecanismo de la visión, rebatiendo la teoría de la emanación, defendiendo que es el ojo el que recibe los rayos, en contra de la opinión general. El recopilador de los conocimientos Oftalmológicos de la época es Alġāfiqī (6) (Córdoba? - 1165). Su obra: “Guía de la Oculística“, es un libro monográfico de las enfermedades del ojo, que incluye consejos prácticos. Dibujos del instrumental, etc. En el período de los Reinos Hispanos de Castilla, Aragón, Portugal y Navarra, los conocimientos oftalmológicos se ba- saban en la traducción de los textos publicados por los Of- talmólogos del período Andalusí. Tenemos conocimientos de varios Oftalmólogos que han dejado su huella: Abraham de Aragón. Nathan ben Joel Falquera, Arnaldo de Vilanova (Valencia, 1235 - Genova,1311), el médico hispano-medie- val más conocido y Pedro Hispano (Portugal, s. XIII) (7). Transcurren unos siglos de oscuridad en los que práctica- mente no se producen novedades dignas de mención, man- teniéndose los conocimientos en fase de estancamiento. Sor- prendentemente, aparece el libro “EL USODE LOS ANTO- JOS”, publicado en 1623 por Benito Daza de Valdés, Notario de la Inquisición de Sevilla que, sin ser ni médico, ni físico, ni óptico hace una publicación, única en el mundo, en la que describe con total precisión y con unos ejemplos prácticos de una claridad extraordinaria, el procedimiento para me- dir el valor de los cristales correctores de miopía y presbi- cia que apenas difiere de las dioptrías actuales. Aparece unos años más tarde una copia en Francia, traducida sin ninguna modificación, sin indicar su origen, aunque sin firma. Las conclusiones de su obra fueron confirmadas casi tres siglos después por los grandes maestros de la Oftalmología de fi- nales del siglo XIX. Su esquema ha sido adoptado como es- cudo por la Sociedad Española de Oftalmología. (8) La especialidad, tal y como la vivimos hoy, ha nacido con la misma naturalidad que el crecimiento. La necesidad y conveniencia de la división del trabajo derivó de la doble delimitación anatómica y técnica que exigió, de quien la ejercía, una progresiva dedicación que se fue “exclusivi- zando” a medida que la especialidad se fue tipificando. Bien entrado el siglo XIX, surgió la polémica sobre el de- sarrollo de las especialidades, liderado por la Oftalmolo- gía que tiene que reivindicar un reconocimiento que te- nía siglos de existencia, como hemos comprobado al refe- rirnos a la Oftalmología clásica. En 1838 Van Ohsenoort escribe: “No compartimos en todo la opinión de que la Oftalmología deba separarse de la Cirugía y de la medi- cina; creemos sin embargo que nada favorece más a los progresos de la profesión que las ramas de la misma se enseñen separadamente puesto que solo estos estudios requieren la vida de un hombre”. Esta tesis va ganando adeptos y comienza el desarrollo de las especialidades que logran independizarse basándose en “criterios anatómi- cos” como Oftalmología, Cardiología, Otorrinolaringolo- gía, Urología, Neurología, etc, “nosológicos” como Sifilo- grafía,” cronológicos” como Pediatría y Geriatría o “técnicos” comoTerapéutica Física, Radiología, Análisis Clínicos, Anes- tesiología, Anatomía Patológica, etc. La eficacia de esta me- dida, al menos en lo que nos concierne como Oftalmólogos, queda patente 13 años después, cuando en 1851-52 se difun- de el descubrimiento del Oftalmoscopio, por Von Helmholz en 1850, que abre nuevos horizontes y da salida a la impre- sionante carrera que ha recorrido la Oftalmología, cuyos re- sultados están ante nuestros ojos. No puede considerarse una casualidad que un año más tarde, Von Graefe realizando la primera iridectomía, inicia el camino que supuso el desarro- llo de la cirugía antiglaucomatosa. Pero el hecho de que la Oftalmología sea quizá el “mo- delo” de la especialidad con las fronteras mejor delimi- tadas, no quiere decir que esté situada en un lugar de aislamiento y que todo lo que acontezca fuera de ese territorio le resulte indiferente; por el contrario, exis- te una relación con las restantes ramas de la medicina (Neurología, Neurocirugía, Medicina interna, Pedia- tría, etc.), relación que no se ha establecido nunca en el campo competitivo, por el contrario, siempre ha sido plan- teada en el provechoso nivel de la colaboración mutua, con la consiguiente riqueza para el progreso de todos. (9,10,11) LA OFTALMOLOGÍA CLÁSICA LA EDAD MODERNA DE LA OFTALMOLOGÍA. EL DESPEGUE DEL SIGLO XIX
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