Anales de la RANM

120 A N A L E S R A N M R E V I S T A F U N D A D A E N 1 8 7 9 SOBRE CREATIVIDAD Francisco José Rubia Vila An RANM · Año 2019 · número 136 (02) · páginas 118 a 123 Se ha planteado la cuestión de dónde vienen estas cuali- dades excepcionales en estos pacientes. Y la teoría que mejor explica el fenómeno es la que plantea precisamen- te que existe un deterioro de funciones del hemisferio izquierdo con una compensación, es decir un aumento o desinhibición de las funciones del hemisferio derecho. Estos que se han llamado también genios idiotas por tener en muchos casos un cociente intelectual muy bajo – entre 50 y 75 y a veces inferior – lo que muestran es que la inte- ligencia y la creatividad son cosas diferentes. En el otro extremo, entre los superdotados, con un cociente intelec- tual de 130 o 135 raramente se observa creatividad. Es conocido también que muchos talentos creadores han sido malos estudiantes. Se suele citar el caso de Al- bert Einstein que tardó más de lo corriente en apren- der a hablar y que lo suspendieron en el examen de in- greso en el Politécnico de Zürich. O el caso de Charles Darwin del que decía su desespe- rado padre: “No te gusta más que la caza, los perros y coger ratas, y vas a ser una desgracia para ti y para toda la familia”. O también Pablo Picasso que odiaba la escuela, que tuvo dificultades en aprender a leer y a escribir y más todavía a dominar los números. Thomas Edison, el inventor de la lámpara incandescen- te, del telégrafo y del fonógrafo estudió durante tres me- ses con una profesora que lo expulsó diciendo que era oligofrénico y que no tenía inteligencia para estudiar. En resumen: que las mentes creadoras no suelen adap- tarse bien a los criterios de inteligencia manejados por los sistemas educativos. Uno de los autores que más han estudiado la creativi- dad desde el punto de vista psicológico ha sido el psi- quiatra norteamericano Albert Rothenberg que fue profesor en Harvard. Este autor considera que el pro- ceso creativo es la imagen especular del ensueño, ima- gen que tiene que ser similar al objeto que refleja, pero que tanto biológica como psicológica y socialmente es el reverso del ensueño (2). ¿Por qué dice esto Rothenberg? Pues porque la persona creativa utiliza conscientemente los mecanismos y procesos característicos del pensamiento onírico para abstraer, conceptuar y concretar, pero así también para revertir los efectos de la censura consciente. El sujeto creador emplea la lógica característica de la vigilia consciente, los procesos de su pensamiento son similares a lo que hemos visto que Freud llamó ‘proce- so secundario’, pero prestando también atención a los factores que son importantes en el pensamiento in- consciente, alterando las secuencias temporales, des- plazando y comprimiendo. El sujeto creador utiliza, pues, dos procesos específicos de pensamiento que son similares, pero inversos, de manera simultánea. Si el pensamiento onírico produce imágenes y secuen- cias confusas, caóticas e ilógicas, el proceso creativo produce orden e imágenes y metáforas significativas, así como conceptos claros. Hemos dicho que una característica del proceso creati- vo es revertir los efectos de la censura inconsciente, de manera que, por ejemplo, en la creación artística, en- contramos mucho material inconsciente y que contri- buye a su valor intrínseco. Pero la contribución que, a mi entender, es más signi- ficativa del análisis que Rothenberg hace del proceso creativo es haber formulado que la persona creadora se guía por un tipo de pensamiento que él llama ‘jánico’ término basado en las cualidades del dios romano Jano, dios cuyas muchas caras miraban en varias direc- ciones al mismo tiempo y que, por ello, da el nombre al mes de Enero, January en inglés, por mirar hacia el pa- sado y el futuro simultáneamente (3). Según Rothenberg, el pensamiento jánico se caracteri- za por concebir activamente dos o más ideas, imágenes o conceptos opuestos simultáneamente. Los conceptos opuestos o antitéticos se conciben como existentes uno junto al otro, o igualmente operativos y verdaderos. Es un pensamiento complejo, diferente del pensamiento dialéctico, de la ambivalencia y de los pensamientos de los niños o de los esquizofrénicos. Para poner un ejemplo, me voy a referir a un trabajo que Rothenberg publicó en 1971 (3), en donde acuñó por vez primera el término ‘jánico’ para el pensamien- to creativo de Albert Einstein. En este trabajo, Rothen- berg cita un ensayo de Einstein publicado en 1919 con el título: La idea fundamental de la relatividad general en su forma original . En este ensayo Einstein se refería a las teorías contradictorias de Faraday y Maxwell-Lo- rentz. Decía sobre ello lo siguiente: “El pensamiento de que estemos tratando aquí con dos casos fundamental- mente diferentes fue para mí insoportable. La diferen- cia entre estos dos casos no podía ser una diferencia real, sino más bien, en mi convicción, sólo podía ser una diferencia en la elección del punto de referencia”. Así nació, pues, la teoría general de la relatividad: Dos posturas contradictorias que él consideró ambas váli- das porque dependían de puntos de vista diferentes. Dos pensamientos contradictorios que Einstein supera aceptando ambos, o, con otras palabras, dando un sal- to no-dualista en su pensamiento. El pensamiento jánico tiene lugar en plena conscien- cia, con plena racionalidad y facultades lógicas plena- mente operativas. Por tanto, es un tipo especial de ope- ración de pensamiento secundario, racional. Pero que hace uso de mecanismos del pensamiento onírico o primario, aprovechándose de materiales inconscientes. Es lo que el psiquiatra italiano Silvano Arieti llamó proceso terciario , es decir, la combinación de los proce- sos primario y secundario. Los griegos algo de esto sabían cuando crearon el mito de Tiresías. Según este mito, Tiresías era un sacerdote de Zeus y siendo aún un hombre joven, se encontró a dos serpientes copulando; golpeó a la hembra en la ca- beza con su bastón y al punto se convirtió él mismo en mujer. Transformado en mujer, se hizo sacerdotisa de la diosa Hera, se casó y tuvo varios hijos. Tras siete años de ser mujer se encontró de nuevo a dos serpientes copu- lando y esta vez golpeó con su bastón la cabeza del ma- cho, convirtiéndose de inmediato de nuevo en hombre.

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