Anales de la RANM
173 A N A L E S R A N M R E V I S T A F U N D A D A E N 1 8 7 9 GASPAR CASAL EN LA MEDICINA ESPAÑOLA DEL SIGLO XVIII Javier Sanz Serrulla An RANM · Año 2019 · número 136 (02) · páginas 172 a 178 que tuviera que dedicar a cursar los estudios médicos, pero en la capital del reino no había en ese momento universidad alguna donde hacerlo. Es cierto que contaba en el momento de su titulación conocida 33 años vividos, edad poco frecuente entre los bachillerados en la facultad base de las universida- des, y que anduvo anteriormente por tierras no muy lejanas a las seguntinas como narra en su obra “His- toria natural, y médica de el Principado de Asturias”: Advierto (aunque nada importe) que desde el año de 1706. tuve grande familiaridad, y amistad con Don Juan Manuel Rodriguez de Luna, el mas excelente Na- turalista, Botanico, y Chimico, de quantos conoci en mi vida… salió de la Corte, y eligió, por morada conve- niente para trabajar, la Villa de Atienza, en la qual vi- vió hasta pasado el año de 1716. trabajando cosas pri- morosas, y provechosas, y llevandolas à sus conocidos de la Corte (Prólogo del autor) . ¿En calidad de qué anduvo, pues, por tierras atenci- nas? ¿De médico sin título? No podemos dar por bue- na esta suposición marañoniana pues, además, sería temeridad condenarle como infractor a título póstu- mo. Más lógica parece la opinión de López Piñero: Todos estos testimonios han sido aducidos como prue- bas de que Casal ejerció ya como médico en la zona en cuestión antes de 1713, cosa que en absoluto permiten afirmar los textos. Quizá trabajó entonces allí como ci- rujano o como ayudante de boticario, aunque lo úni- co seguro es que, en septiembre de dicho año, recibió el grado de bachiller en la Universidad de Sigüenza y que, poco después, se graduó en medicina en una insti- tución que desconocemos (5) , para aventurar después que pudo graduarse en Sigüenza, como sí hiciera cua- renta años más tarde su hijo Benito Ignacio. Lamenta- blemente hemos de confesar que Gaspar Casal no se graduó en tal centro, como comprobamos en nuestra “Historia de la Facultad de Medicina de la Universi- dad de Sigüenza” (4) y tampoco aparece en los libros de grados de la época en la Facultad de Medicina de la Universidad de Alcalá de Henares que hemos consul- tado, como tampoco en los de matrículas en un perio- do tan largo como el que va de 1691 a 1714 (6). Conviene recordar que la exclusividad del ejercicio profesional por parte del médico, aunque impuesta por ley, no conllevó siempre la rigidez de la misma sino que se dieron situaciones moralmente tolerables, en las que cualquier “sanitario” hubo de asumir otras superiores, tal fue el caso, por ejemplo, del Cirujano viejo, Vecino de la misma Arena, quien en toda la epi- demia havia hecho, por hallarse solo, los oficios de Me- dico, Cirujano, Sangrador y Enfermero (pág. 13) al que se refiere en su obra el propio Casal. De su condición de médico no se debe dudar, en defi- nitiva, por la simple ausencia de registros oficiales que hasta la fecha lo confirmen. Quedan esparcidas por su libro algunas citas que bien podrían corroborar su condición: Se ha de notar, que, en todo el Principado de Asturias, somos solos cinco Medicos; uno en Villavi- ciosa, otro en Jijón, otro en Avilès, y dos en esta ciudad de Oviedo (pág. 266); testifico, y juro, siendo necesario, que mi compañero el Doctor Don Simon Santos Menen- dez, Medico de la ciudad (pág. 277) y también dirá: los que professamos el Arte Medico (pág. 300)... Es más, referido a un enfermo al que mandó tratar, dice así: hice que un diestro Sangrador Flamenco (el que aùn se conserva en en este Principado de Asturias) le abriesse la vena basilica del brazo derecho en mi presencia (pág. 148), conforme a lo que era propio en sus días: que el médico mandase realizar esta operación menor reser- vada a los sangradores o flebotomianos y a poder ser se ejecutase en su presencia. La familia de Casal Matrimonió en primeras nupcias con María Ruiz, na- tural de Retortillo, pueblo próximo a Atienza, y de este enlace nacieron cuatro hijos documentados (An- tonio, Andrés Simón, Pablo Estanislao y José). De su segunda mujer, María Rodríguez Fernández, natural de Brañes y con la que casó durante su etapa oveten- se, tuvo descendencia de otros cinco (Benito Ignacio, María Magdalena Antonia, Andrés Francisco de Pau- la, Ventura Benita Antonia y María Magdalena). En el momento de hacer su segundo testamento, en fecha 9 de julio de 1755, le sobrevivían Antonio y Pedro, del primer matrimonio, y María Magdalena, Benito y An- drés, del segundo, residiendo estos dos últimos en el domicilio de su padre. Del primero de los citados no se sabe la fecha exacta de su natalicio, pero sí las de los demás, que fueron a partir de 1718, cuando se encontraba Casal en Ovie- do. Quiere decirse que antes de esas fechas tampoco se vio cargado de perentorias necesidades familiares que hubieran podido forzarle a arrogarse en, y arriesgarse con, el desempeño de una profesión que no le corres- pondía, con el fin de socorrer sus gastos familiares (7). Es cierto que antes de su documentada vida a partir de 1713, anduvo por tierras de la serranía de Guada- lajara y de Soria. Es más, su infancia debió transcurrir en la villa materna de Utrilla –hoy perteneciente a la provincia de Soria- donde fueron vecinos sus padres, Francisco Casal, Alférez “de Cauallos Corazas” y Mag- dalena Julián y Castaños, como refiere en el mencio- nado testamento, y en esta misma fuente leemos asi- mismo que compró una Casa, varias tierras, y viñas, y una Huerta en la expresada villa de Utrilla . Confiesa en su libro que … Esta autoridad es cierta, y experimentada por mi mismo, en aquella parte del Du- cado de Medina-Coeli, donde están los lugares de Ba- raona, Marazobel, Alpanseque, Romanillos, Mezquiti- llas, y Pinilla del Olmo (pág. 11)… Viví en aquel País dos, ò tres años (pág. 12). Referente al cuarto de los lugares que cita, dirá más adelante: En el Obispado de Siguenza hay un Lugar, llamado Romanillos de Medi- na-Coeli… Muchas veces estuve en dicho Lugar en los principios de el siglo que corre de setecientos (pág. 89) … Igualmente residió nada menos que un sexenio en tie- rras próximas, como lo es la villa de Somolinos: Cerca de seis años estuve en un Pueblo vecino al Lugar, llama- do Somolinos, que dista dos leguas de la Villa de Atien- za (pág. 52) … y visitó y estudió las cercanas salinas: los muchos salitres, que he visto, vecinos à la Riva de Santiuste, Valde el Cubo, Miedes, Imòn, y la Olmeda, dentro de el Obispado de Siguenza (pág. 56). También vivió algún tiempo en la villa de Trillo, donde hizo al- gunas investigaciones sobre sus aguas minero-medici-
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