Anales de la RANM

174 A N A L E S R A N M R E V I S T A F U N D A D A E N 1 8 7 9 GASPAR CASAL EN LA MEDICINA ESPAÑOLA DEL SIGLO XVIII Javier Sanz Serrulla An RANM · Año 2019 · número 136 (02) · páginas 172 a 178 nales: Hallandome en la Villa de Trillo, de la Alcarria, aquel año (pág. 22)… Bolvimos, passado el tiempo de las curaciones, à Madrid (pág. 23). Primera etapa en Madrid (1713-1717) Confiesa Casal en su obra: El año de 1713 fuì à Ma- drid con el ánimo de permanecer allí: pero me probò tan mal su seco temperamento (muy frio en el Invier- no, y caliente en el Verano) que conociendo el riesgo, con que me amenazaba; me vì precisado à dexarlo, y marchar para Asturias el Verano de 1717 (prólogo del autor) . Apenas conocemos testimonio alguno de esta etapa en la que de primeras no consiguió acomodarse a las condiciones climáticas por él tan valoradas en la vida cotidiana de las personas, como se verá más adelante. La etapa asturiana (1718-1751) Teniendo treinta y siete años cumplidos, vine el de 1718. à esta Ciudad de Oviedo, donde he residido hasta el que corre de 1751 (pág. 168). Y, de nuevo, confiesa: Lleguè a la Ciudad de Oviedo; y experimentando, que con el humedo temple, y alimentos mas faciles, y ligeros de aquel Paìs, iba cada dia mejorando; hice proposito de mantenerme allì toda mi vida (prólogo del autor) . En efecto, en Oviedo cumplió su más dilatada etapa profesional en tres destinos. Fue el primero el de médico particular, atendiendo a quienes reclamaban sus servicios si bien estaba asala- riado por el duque del Parque, don Francisco de Ca- ñas Acuña Silba Castillo y Guzmán, y también por otros señores. Médico de la ciudad de Oviedo (1720-1728) En 1720, los galenos titulares de la ciudad, doctores Francisco y José Dorado, padre e hijo, expusieron a las autoridades concejiles la necesidad de contratar a otro colega que aliviara sus trabajos excesivos como así fue, aunque la percepción de sus salarios sufrió frecuen- tes demoras que le ocasionaron no pocos perjuicios. Finalmente decidió romper su relación con el Ayun- tamiento ovetense y pasó a servir a su cabildo cate- dralicio. Durante esta etapa se dedicó a recoger las observa- ciones sobre las enfermedades endémicas o epidémi- cas que sufrió el Principado entre 1719 y 1721, y que quedaron incorporadas a su obra como el tercero de los escritos. Médico del cabildo catedral (1729-1751) Casal fue nombrado médico de los señores del cabil- do catedralicio con fecha 3 de marzo de 1729, tras el fallecimiento de su predecesor Francisco Dorado, con sueldo de 6.000 reales, debiendo de atender además de a sus señorías a los enfermos de los hospitales de San Juan, Santiago y Santa María de los Remedios. Esta etapa, próspera en lo profesional, no lo fue en lo más íntimo personal pues miembros capitulares le instaron repetidamente a que alguno de los hijos de su primer matrimonio abandonara el Principado, de- biendo derivar esta presión de un proceso inquisito- rial establecido contra su primera esposa, quizá por motivo judaizante. Sin embargo, tuvo en Oviedo una relación intelectual de gran peso, nada menos que con Benito Feijoo, bata- llador incansable contra los dogmas de la Medicina de su época, quien llegó a ser incluso albacea en el testa- mento que Casal otorgara el 26 de enero de 1738 (8). Casal, recuerda Marañón (3) con su peculiar visión, participó en las tertulias desarrolladas en la celda de Feijoo junto a frailes eruditos, de cultos caballeros, po- seedores de bibliotecas, de médicos, de viajeros y tran- seúntes de calidad, y, todos juntos, comentaban el último libro o la última noticia, en deleitosa y eficaz Academia. Segunda etapa en Madrid (1751-1759) Casal, pese a disfrutar de las bondades de la tierra tan importantes para sí, destino elegido al que se encami- nó dejando la Corte por lo contrario, acabó sus días en Madrid, al servicio de la Casa Real. Veamos. Médico de la Casa Real Vino a Madrid al servicio de la Casa Real, extremo este que es bien conocido por el común, si bien no apa- rece su nombre entre los más del millar y medio de profesionales médicos registrados en el Archivo Gene- ral de Palacio. No obstante, tras el rastreo de algunos documentos hemos encontrado alguna noticia que ra- tifica documentalmente esta relación. Así, en el año de 1751, en un cuadernillo manuscrito sobre la contabi- lidad de la Real Casa se dice: 32: Honores de Medico de Camra. al Dr. Dn. Gaspar Casal. Igualmente, en el mismo expediente se dice, referente al año de 1752: 51. Mandando que Dn. Gaspar Casal, y Dn. Andrés Piquér sirvan por ahora los empleos de Protohomedicos (9) . Todavía hemos llegado a constatar en otro documen- to, que aunque sin fechar se desvela póstumo, la rela- ción entre médico y realeza cuando el Rey concede una pensión a su hija Magdalena: En Atencion à los merittos de mi Medico de Camª. Dn. Gaspar Casal: He venido en conceder a su Hixa Dª. Maria Magdaléna Casal, quatro- cienttos ducados de von. de Pension Annual (9) . En una notable “Historia del Tribunal del Protomedi- cato” dice su autora del Dr. Casal que fue nombrado médico de Cámara supernumerario el 24 de agosto de 1751, entrando en el goce el 6 de octubre del mismo año. El 8 de enero fue nombrado protomédico, hasta 1760 (sic.) que cesó (10). Académico de la Academia deMedicinaMatritense Gaspar Casal fue admitido el 28 de septiembre de 1742 como Académico honorario, siendo entonces “ Medico del Cabildo de Oviedo ”, tras adjuntar el memorial co- rrespondiente y la “ Dissertacion q presentò sobre las Enfermedades endémicas del Principado de Asturias ”

RkJQdWJsaXNoZXIy ODI4MTE=