Anales de la RANM
183 A N A L E S R A N M R E V I S T A F U N D A D A E N 1 8 7 9 HISTORIA CONTEXTUALIZADA DE LA REAL ACADEMIA MÉDICA MATRITENSE Francisco González de Posada An RANM · Año 2019 · número 136 (02) · páginas 179 a 188 DÉCIMA. En 1733, en Madrid, como 'tertulia' y 'pri- vada', un conjunto de miembros sanitarios de la Cor- te que estuvieron con los Reyes en Sevilla y tomaron contacto con, y conocimiento de la Regia Sociedad, promueven una Tertulia Literaria Médica-Chymica- Physica, pronto designada Tertulia Médica Matriten- se , "que tuviese como fin único el adelanto y el culti- vo de las Facultades médica-chymica y pharmaceuti- ca" aprobando unos primeros Estatutos con naturale- za plena de academia. Fue realmente una institución académica , de naturaleza privada , territorialmente madrileña, con el valor incalculable de estar integra- da por las tres profesiones sanitarias relevantes de la época -medicina, cirugía, farmacia- de forma triparti- ta igualitaria . UNDÉCIMA. En el verano de 1734 los tertulianos fun- dadores elaboran nuevos Estatutos con las intencio- nes de lograr el 'reconocimiento' (legalización for- mal) como Academia, institución que se llamaría Academia Médica Matritense y que recibiría el 13 de septiembre la aprobación por el Consejo de Cas- tilla y el refrendo real tras informe del Protomedica- to, de modo que la inicial Tertulia transita de la con- dición de institución privada a la de organismo so- metido a la autoridad real. El reconocimiento oficial con la aceptación del título de academia acarreó un conjunto de 'limitaciones y aditamentos' tales que la nueva 'Academia' se constituiría en una irreal 'aca- demia ilustrada' como consecuencia de: a) la doble subordinación a la autoridad del Protomedicato y de su presidente, que obtenía el papel de presidente per- petuo de la Academia; b) la obligatoriedad de infor- mación de las actividades al Protomedicato; c) el in- greso en ella sin trámites de los médicos de cámara y de familia; y c) el poder del presidente impuesto para nombrar académicos por decisión personal. En sín- tesis, paradoja, de manera simultánea se alcanza el título formal de Academia y se pierde la condición de academia ilustrada . Esta cuestión nos acerca la memoria a las enseñanzas de nuestro maestro de fi- losofía y ciencia Mario Bunge (4) al establecer las re- laciones entre los distintos ámbitos de la Realidad y de la Lógica: existen dos niveles lógicos, gramatical y conceptual, y un nivel de realidad. En la aplicación al presente caso se trataba de la aceptación de 'acade- mia', en el nivel lingüístico, pero se producía la ne- gación absoluta como 'academia', en el nivel concep- tual, lo que supone la imposibilidad de que sea 'acade- mia', en el plano de la realidad. DUODÉCIMA. El marco institucional académico es- pañol de 1734 está integrado en exclusividad por la Real Academia Española desde 1714. Pero había surgi- do en 1700, fecha muy temprana, una 'institución aca- démica local' en Sevilla en un ámbito 'científico' en profunda crisis como era el de la medicina (y pre- cisamente por dicha crisis y contra ella) con título de Sociedad. Ahora, en Madrid, se aprueba. con exagera- das limitaciones e imposiciones, una nueva 'institución académica local', con título de Academia, de consti- tución tripartita igualitaria entre las profesiones de medicina, cirugía y farmacia . La recepción de la de- cisión regia presenta, en un principio, dos sentimien- tos enfrentados: decepción por las imposiciones y es- peranza por la aprobación. En última instancia podían nombrar un vicepresidente anual y actuar con relativa autonomía. La nueva Academia viviría en sus primeros decenios por la atención y entrega del fundador, el bo- ticario Joseph Hortega , que ofrecía su casa como sede, su trabajo como secretario perpetuo y su persistencia como garantía de continuidad. DÉCIMO TERCERA. La situación básica de las pro- fesiones sanitarias en estos momentos se caracteriza sintéticamente en algo común, estado de crisis gene- ralizada, pero en perspectivas contrarias: los médicos (que 'sabían latín', por ser universitarios, aunque in- seguros en sus conocimientos médicos) se esforzaban por el mantenimiento de sus prerrogativas universita- rias y consecuentemente de clase, firmes en su superio- ridad social; los cirujanos y los boticarios, profesiones gremiales, aspiraban a mayores niveles de formación y mejor prestancia social. Las tensiones entre los miem- bros de unas y otras profesiones eran continuas, tanto en relaciones personales como en las colectivas e ins- titucionales. DÉCIMO CUARTA. Entre las notas básicas que ca- racterizan a una Academia Nacional (en aquellos mo- mentos sólo existía la Real Academia Española) pue- den señalarse las siguientes: a) creación por el Estado; b) elección de presidente (y de todos los cargos) por los miembros numerarios; c) dotación de sede oficial; d) asignación económica para mantenimiento y activida- des (presupuesto público); y e) elección de los acadé- micos por votación secreta de los numerarios. De nin- guna de ellas disfrutó la Academia Médica Matritense en su casi un siglo de existencia. DÉCIMO QUINTA. La Academia Médica Matritense, con dificultades pero con esperanzas, imponiendo cuo- tas a sus miembros, ofrece una vida académica acepta- ble mediante celebración bastante regular de 'juntas li- terarias' y esporádicas 'lecciones (sesiones) de anato- mía', con la preocupación de mantener un alto rango científico y social. Así, en 1738 mediante Real Cédula se le otorga 'Real Protección' a la Regia Academia Mé- dico-Matritense admitida bajo la Soberana Protección de S.M., con licencia para "abrir un Sello particular y nombrar impresor", documento de trascendental rele- vancia formal pero sin ninguna en términos reales, de manera que no se detiene el proceso de progresiva de- cadencia iniciado desde su aprobación . DÉCIMO SEXTA. Como una consecuencia del rei- terado ejercicio del Poder (del Protomedicato y Pre- sidente) para nombrar directamente médicos (sobre todo) y cirujanos como académicos, unido a las difi- cultades de existencia de cirujanos y boticarios consi- derados intelectualmente válidos, se produce un des- equilibrio progresivo de los 'tercios' de académicos de las 'tres facultades' -médicos, cirujanos y farmacéuti- cos- por la metafórica 'invasión de médicos' y el cre- ciente número de cirujanos provenientes de la Cor- te. En fecha tan temprana como 1736, con el propio Hortega como miembro fundador, se concibe, lógi- camente en el contexto expresado, una Academia de Profesores Boticarios, inicio de la que se ha conside- rado en esta tesis como proliferación de las 'insti- tuciones académicas sanitarias' , ante el fracaso de la constitución tripartita. Tampoco habría sitio para aque- llos médicos con deseos y aspiraciones legítimas de per- tenencia.
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