Anales de la RANM

47 A N A L E S R A N M R E V I S T A F U N D A D A E N 1 8 7 9 DECADENCIA DEL ARTE CLÍNICO Y AUGE DE LA MEDICINA HIGH-TECH José Antonio Rodríguez Montes An RANM · Año 2020 · número 137 (01) · páginas 44 a 53 podría, pues, traducir el yatrós klinikós helénico, como el médico que se inclina para examinar al paciente, reclinado a su vez en el lecho o kliné (10). De la etimología, puede deducirse la interpretación que cuando el médico se inclina, ante el enfermo encamado, da testimonio de interés, ciencia y humildad; testimonio que clásicamente han reflejado los pintores, al retratar al médico como profesional atento e inclinado. Recordemos, por ejemplo, los cuadros Ciencia y Caridad (Pablo Ruiz Picasso, 1897), The doctor (Sir Luke Filder,1891), Visita al hospital (Luis Jiménez Asúa, 1897) y Laënnec auscultando a un paciente tísico (Ernest Board, 1910), entre otros muchos. El arte clínico ofrece tres características: pervivencia (que le confiere actualidad); eficacia (que le da pragmatismo) y veracidad (que le otorga validez), además de otras que por afectar a la forma o estilo del hecho o documento podrían conside- rarse como formales (por ejemplo, las ilustra- ciones de Calcar en La Fábrica , de Vesalio). Así, mientras que el saber doctrinal que constituye la ciencia médica es históricamente relativo (Rof Carballo), a la época en que se publica, cambia con los tiempos, y periclita, cuando el avance de la Medicina descubre nuevos hechos y otras ideas, el arte clínico, salvando las lógicas distancias, se basa en los mismos principios que, en los albores de la Medicina, permitieron una precisión explora- toria fascinante, sin que esto quiera afirmar que en la actualidad siga siendo válido el saber médico hipocrático. Tal era la capacidad de observa- ción y certeza que tras varios siglos después, si el médico de hoy lee al azar cualquiera de las historias clínicas contenidas en el tratado de las Epidemias de Hipócrates, identificaría sin ninguna dificultad, la fiebre del filósofo Hermógenes, discípulo de Sócrates, el que se alojaba en la Muralla Nueva, o la de Charión, el que se alojaba en casa de Demanetus, o la fiebre puerperal de la mujer de Ocete (10). La relación médico-paciente es un vínculo interper- sonal y complejo, en el que participan elementos psicológicos conscientes e inconscientes que, bien gestionados por el médico y paciente, hacen posible una relación sólida, indispensable e irrenunciable para la atención médica. Este vínculo está caracteri- zado por las percepciones que cada participante tiene del otro, en lo que concierne a motivaciones, intereses, capacidad para la comprensión y para relacionarse. La deficiencia del médico para establecer una buena relación con el paciente, explica buena parte de los fracasos en la asistencia médica. Las diferencias culturales, sociales o intelectuales pueden interferir en gran medida en este vínculo (1,3). La ayuda es la esencia de la diada entre médico y paciente. Su aplicación constituye la realidad de la Medicina. Varios pueden ser los motivos que estimulan en el médico su actitud de ayuda ante el enfermo, pero el sustrato que soporta la voluntad de ayuda del médico se llama filantropía. Ahondando en el corazón del hombre, Hipócrates encontró su sentimiento más elevado: la filantropía, el amor al prójimo como semejante, y dejó constancia en sus Precepta que en ella estaba básicamente la esencia de su afectividad por el paciente. En el marco de una vinculación cognitiva y afectiva se estructura la relación médico-paciente en cuatro estadios principales (11) la confianza, la confidencia, la condolencia y la concordancia. Lo primero que el paciente establece con el médico es la confianza que el primero pone en el segundo. Entregada esta confianza, se realiza verbalmente la confidencia; es decir, la comunicación que de su dolencia o problema hace el paciente al médico de forma reservada. Mediante el relato confidencial del enfermo, el médico conoce su problema y con mayor o menor intensidad, según los casos, lo siente afectivamente. Surge un aspecto esencial de la relación médico-paciente, la condolencia, la participación del primero en el sufrimiento del segundo, como un sentimiento empático. Siendo condoliente el médico con la patología del paciente se establece la concordancia de objetivos entre ambos, que, en términos generales, se refiere a la restauración de la salud. Completada esta relación, el médico hace entrega al enfermo de sus dos cualidades más valiosas: la benevolencia y la beneficencia; es decir, el deseo del bien para el paciente e intentar hacerlo realidad. Si la confianza es, de los componentes de la relación médico-paciente, el más propio del enfermo, la condolencia es la aportación más importante que hace el médico a esa relación, constituyendo su núcleo moral. El médico, manteniendo su realidad personal, se une vivencialmente con el enfermo y cada uno, a su modo, vive la misma vivencia de enfermedad. No puede, obviamente, el médico compartir la sintoma- tología del paciente porque ésta es del paciente y solo suya, pero puede conocerla y llegar a sentirla o sentirla primero y después conocerla (11). El objetivo inmediato del arte clínico es conocer. Para el paciente, conocer es saber la importancia de su patología y las posibilidades de curación. Para el médico, conocer es denominar, pronosticar y curar la enfermedad. Se entiende por diagnóstico al conjunto de signos que sirven para fijar el carácter peculiar de una enfermedad y también es la calificación que da el médico a la misma, según los signos que advierte . Para ello, el clínico utiliza la propedéutica y la semiología. La enfermedad exige del médico que la identifique, es decir, su diagnós- tico. Antes del diagnóstico no existe la enfermedad, a lo sumo, síntomas y signos; solo cuando el médico ha valorado el conjunto de éstos, la dolencia es concretada con su nombre y a veces con sus apellidos. Existen muchas clases de diagnóstico: clínico, anatomo- patológico. diferencial, etiológico..... Superando estas variedades, el diagnóstico será personal, refiriendo RELACIÓN MÉDICO-PACIENTE EL DIAGNÓSTICO

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