Anales de la RANM

49 A N A L E S R A N M R E V I S T A F U N D A D A E N 1 8 7 9 DECADENCIA DEL ARTE CLÍNICO Y AUGE DE LA MEDICINA HIGH-TECH José Antonio Rodríguez Montes An RANM · Año 2020 · número 137 (01) · páginas 44 a 53 ciencias naturales, distinguiendo dos estadios cientí- ficos de la Medicina: 1) la medicina de observación , y 2) la medicina experimental . La medicina de observa- ción contempla; la medicina experimental actúa. La primera nace con Hipócrates; la segunda, tiene por objeto actuar sobre el organismo, apoyándose en la experimentación. El método clínico es el proceso sistemático que todo médico debe aplicar en la búsqueda del diagnós- tico definitivo, con un umbral de certeza adecuado. La importancia del método clínico, como proceso del diagnóstico inherente a la medicina práctica, radica en que el objetivo de la asistencia a la persona enferma es la curación y para lograrlo se requiere descubrir el diagnóstico correcto y prescribir el tratamiento oportuno para la patología que presenta el paciente. El método clínico no solo requiere conocimientos médicos sino también de todos los factores asociados al paciente en su contexto biopsi- cosocial (13). Al involucrar factores del paciente y su entorno, el método clínico se transforma en un juego probabilístico, evita las aproximaciones gestálticas o heurística (14). Este proceso diagnóstico mantiene las técnicas utilizadas para obtener la confirmación de una hipótesis, mediante la anamnesis, la explora- ción física y el razonamiento o juicio clínico (16). Al ser un proceso sistemático, metódico, evita que el médico emita afirmaciones basadas en el sentido común o premisas falsas que, aunque en ocasiones pueden coincidir con la enfermedad, no es la norma. El método clínico puede aportar hasta el 95% del diagnóstico. Es así que mediante la anamnesis se puede llegar al 60-70% del diagnóstico, la explora- ción física suma un 10-15% y las pruebas comple- mentarias pueden aumentar esta certeza diagnós- tica hasta el 95% (14,15). Consta de cinco etapas: la primera, es la identificación del problema; el paciente sufre una alteración que motiva acudir al médico (16), motivación que debe tenerse siempre en cuenta incluso cuando son inespecíficas o desorganizadas. La segunda, consiste en la búsqueda de información que lleve a la resolución del problema; esta informa- ción se obtiene de modo sistemático mediante la anamnesis y la exploración física. Durante el interro- gatorio se deben valorar cuáles datos de los analizados son importantes y cuáles deben ser investigados con mayor profundidad. La exploración física propor- ciona la evidencia confirmatoria a favor de una o más posibilidades diagnósticas, por lo que más que una exploración rutinaria y mecánica, debe ser una exploración general, pero orientada a confirmar o eliminar las hipótesis diagnósticas sospechadas. No es solo la técnica la que determina el éxito para detectar hallazgos patológicos en la exploración física sino una mente preparada para captarlos. En la tercera etapa, con toda la información recogida, se debería tener una impresión diagnóstica, diagnós- tico de presunción o hipótesis formulada, que debería estar basada en los datos recogidos y tener un soporte teórico. Esta hipótesis diagnóstica es importante porque genera las acciones futuras que llevarán a la resolución del problema. La cuarta etapa consiste en contrastar el diagnóstico de presunción mediante la solicitud de manera enfocada y razonada de diversas pruebas diagnósticas complementarias; pruebas que son importantes porque reducen el área de incerti- dumbre. La última etapa estriba en la confirma- ción o negación de las hipótesis planteadas tras la ejecución de las pruebas complementarias, aunque debe resaltarse que no siempre hay que efectuarlos para obtener el diagnóstico definitivo. Debe tenerse siempre presente que la petición de pruebas complementarias innecesarias conlleva un coste extra para el erario público o para el paciente, expone a éste a complicaciones e iatrogenias, ansiedad y pérdida de tiempo para él y sus familiares. En estas circunstancias, hay enfermos que pueden sentir desinterés, falta de empatía con su médico, sentirse ansiosos, ignorados e incumplir el tratamiento, aunque este sea el correcto, mientras que el médico puede perder la capacidad de comunicarse, transmitir interés, confianza y esperanza . En 1962 el traumatólogo Rafael de Vega publicó un ensayo clínico titulado Grandezas y miserias del arte clínico , en el que planteaba un serio problema profesional: Desde hace unos lustros cualquier observador se percata, que los médicos, en propor- ción creciente, interrogan mal, exploran mal y, en consecuencia, yerran sus diagnósticos y tratamientos (16). La situación ha seguido deteriorándose, de tal modo que el arte clínico que siempre ha sido consue- tudinario del quehacer médico, corre ahora el riesgo de ser sustituido por la técnica y el pragmatismo al adoptar el médico actitudes que le alejan de sus responsabilidades con los pacientes y la sociedad. En efecto, en las últimas décadas, la educación médica ha asumido una progresiva tecnificación de las destrezas requeridas para el ejercicio profesional. Sin que esto sea, por sí mismo, un demérito o algo negativo, esta evolución evidencia un desplazamiento de las habilidades clínicas basadas en la palabra y en la exploración física (17-22); no obstante, sería injusto no reconocer o ignorar los extraordinarios progresos que la tecnología dedicada al servicio de la salud ha permitido alcanzar. No se trata, pues, de oponer tecnología a la relación médico-paciente, ya que no es la separación sino la conjunción de las habilidades con la tecnología la llave del progreso médico. La ciencia y las nuevas técnicas diagnósticas y terapéu- ticas que de ella derivan están modificando de manera radical el modo con el que se ejerce la medicina. Mucho de lo que practicamos en la medicina no tiene base científica e, incluso, lo que la tiene, requiere la aplicación del juicio clínico para decidir cuándo y cómo elegir entre las diferentes opciones disponibles. La experiencia está siendo desacreditada siguiendo la tendencia social dominante que solo valora lo nuevo. Se olvida que el conocimiento es experiencia, todo lo demás es información (Einstein). Aunque el péndulo de la medicina está desplazándose del arte de la medicina hacia su perfil científico, el mejor clínico es tal vez aquel que provisto de sólidos OCASO DEL ARTE CLÍNICO EN LA MEDICINA ACTUAL

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