Anales de la RANM

58 A N A L E S R A N M R E V I S T A F U N D A D A E N 1 8 7 9 TERAGNOSIS EN MEDICINA NUCLEAR José Luis Carreras Delgado An RANM · Año 2020 · número 137 (01) · páginas 54 a 59 publicado la primera aplicación terapéutica del 90 Y-FAPI-04 en una paciente con cáncer de mama avanzado, se le administraron 2.9 GBq (24 nmol/ GBq) vía intravenosa, con adquisición de imágenes con gammacámara de la radiación de frenado (Bremsstrahlung​) a las 3 y 24 horas postadminis- tración. Se evidenció, con una dosis única, una reducción significativa en la medicación para el dolor. Sin embargo, el FAPI-04 muestra una eliminación relativamente rápida del tejido tumoral, lo que limita la dosis de radiación que alcanza el tejido que deseamos tratar. Por lo tanto, la efecti- vidad de la terapia con radionúclidos dirigida por FAP probablemente puede mejorarse con ligandos con períodos de retención más prolongada en el tejido tumoral (24). El 90 Y es un emisor β-, debido a que en el caso del FAPI no se podrían usar isótopos emisores α porque la fijación se da a nivel de los fibroblastos asociados al tumor y no en las células tumorales, es por ello que es necesario utilizar radiación de mayor alcance que la radiación α, para que llegue a las células tumorales. Si comparamos el FAPI con el radiofármaco PET más empleado, su ventaja principal sobre la FDG en que tiene DOTA como quelante, lo que permite combinarlo con radionucleidos terapéuticos, mientras que la FDG no se puede emplear en terapia pues su combinación con un isótopo radiactivo pesado altera totalmente su biodistribución. También existen ventajas logísticas, el FAPI no requiere de prepara- ción del paciente (ayuno o reposo) y la adquisición de las imágenes se hace a los 10 minutos de la inyección (versus 60 minutos para la FDG) (24, 26). Al igual que la FDG, el FAPI es un radiofármaco “pantumor” y no es específico para tejidos tumorales, puesto que se acumula también en la inflamación crónica (la FDG en la fase aguda) debido a la reacción fibrótica (18). Este último planteamiento nos permite pensar en su papel potencial en otras enfermedades con remodelación de tejido, como es el caso del infarto de miocardio o enfermedades cardíacas inflamatorias crónicas, desempañando un papel complementario a la 18 F-FDG (27). La teragnosis en Medicina Nuclear ha presen- tado grandes avances en los últimos años gracias a la investigación de diversas dianas moleculares, probablemente relacionado con la orientación actual hacia una medicina más personalizada y de precisión. Ya están descritos diversos protocolos de teragnosis mediante el uso de moléculas marcadas con isótopos emisores de radiación, en los que las dosis adminis- tradas del radiofármaco son seguras y efectivas, con toxicidad mínima en el tejido sano circundante, coste rentable y efectos secundarios leves. Las entidades en las que actualmente se está empleando la teragnosis son los tumores neuroendocrinos y el cáncer de próstata, en las que además hay estudios que eviden- cian mayor supervivencia total y libre de enfermedad. Cabe destacar que es necesario demostrar, previo a la teragnosis con 177 Lu-PSMA, la expresión de PSMA en pacientes con cáncer de próstata, así como la expresión de receptores de somatostatina en pacientes subsidiarios de teragnosis para tumores neuroendo- crinos con 177 Lu-DOTATATE. Con respecto al FAPI, hasta ahora hay poca evidencia terapéutica, que aunque con buenos resultados, también es oportuno reconocer algunas limitaciones como lo es la escasa dosis de radiación alcanzada por el tejido objetivo, que podría mejorarse con ligandos con períodos de retención más prolongada en el tejido tumoral. Sin embargo, presenta ventajas logísticas y un papel potencial en patologías malignas y benignas con remodelación de tejido como el infarto de miocardio o enfermedades cardíacas inflamatorias crónicas. El rápido desarrollo de la teragnosis apunta a que va a suponer un cambio significativo en la medicina, especialmente en el tratamiento de estadios más precoces de enfermedades oncológicas; y aunque hasta ahora no hay indicaciones demostradas consis- tentemente en patologías benignas, ya hay líneas de investigación que nos hacen pensar en su papel potencial en este sentido. 1. Capdevila J, Hernando J, Perez‐Hoyos S, et al. Meta‐Analysis of Randomized Clinical Trials Comparing Active Treatment with Placebo in Metastatic Neuroendocrine Tumors. Oncologist. 2019;24(12):6–11. 2. Stueven AK, Kayser A, Wetz C, et al. Somatosta- tin analogues in the treatment of neuroendocrine tumors: Past, present and future. Int J Mol Sci. 2019;20(12):3049-3062. 3. Van Binnebeek S, Vanbilloen B, Baete K, et al. Comparison of diagnostic accuracy of 111 In- pentetreotide SPECT and 68 Ga-DOTATOC PET/ CT: A lesion-by-lesion analysis in patients with metastatic neuroendocrine tumours. Eur Radiol. 2016;26(3):900–909. 4. Ebbers SC, Braat AJAT, Moelker A, et al. Intra-arterial versus standard intravenous administration of lutetium- 177-DOTA-octreotate in patients with NET liver me- tastases: Study protocol for a multicenter, randomized controlled trial (LUTIA trial). Trials. 2020;21(1):1–9. 5. Virgolini I, Decristoforo C, Haug A, et al. Current status of theranostics in prostate cancer. 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