Anales de la RANM
75 A N A L E S R A N M R E V I S T A F U N D A D A E N 1 8 7 9 APLICACIONES DEL RECUBRIMIENTO CONJUNTIVAL MEDIANTE COLGAJO DE GUNDERSEN Ricardo A. Díaz-Céspedes An RANM · Año 2020 · número 137 (01) · páginas 73 a 76 Se tomaron muestras para Gram y cultivo bacterio- lógico y micológico. Se inició antibioticoterapia empírica mediante colirios reforzados de ceftazidima y vancomicina horarios, asociados a ciprofloxacino vía oral. A las 48 horas se apreció un empeoramiento del absceso corneal pese al tratamiento. El cultivo bacteriológico resultó positivo para Pseudomona Aeruginosa (sensible a fluoroquinolonas) por lo que se decidió cambiar el tratamiento a ciprofloxacino tópico observándose una lenta mejoría progresiva. Al segundo mes de tratamiento antibiótico, se logró resolver parcialmente el proceso infeccioso, pero con persistencia de la sintomatología inflamatoria, observándose un adelgazamiento corneal central progresivo. (Fig 2 c y d) Se propone entonces un recubrimiento conjuntival tipo Gundersen. (Fig. 3 a) Tras 1 semana de la intervención, se confirmó una evolución favorable, con disminución progresiva del dolor y resolución del absceso corneal, con retracción del colgajo conjuntival inferior y posicionamiento adecuado del colgajo central. (Fig. 3 b) Tras 2 meses se retiró el tratamiento antibiótico, y al cuarto mes se observó un recubrimiento conjuntival parcial, con buena estabilidad, vascularización y sin signos de infección subyacente. (Fig. 3 c y d) El colgajo de Gundersen , consiste en la transposición de una fina capa conjuntival hacia el área corneal, con el objetivo de lograr un vendaje natural, que facilite su correcta cicatrización. El acceso a otros tejidos como córneas donantes o membranas amnióticas, han relegado el recubrimiento conjuntival a aquellos casos con escaso potencial visual. Esto se da, porque los primeros aportan además de un recubrimiento de los defectos, una recuperación adecuada de la anatomía original corneal; mientras que el último conlleva un empeoramiento de la visión y una vascularización no siempre deseada.(3) Los casos descritos y su buena evolución, evidencian que la técnica aún continúa vigente, como parte del arsenal terapéutico, dada la relativa sencillez del procedimiento.(2,6) Entre sus indicaciones se incluyen la perforación corneal con amenaza de perdida de globo ocular, donde sirve para sellar heridas penetrantes, siempre en defectos no mayores de 3 mm, ya que no ofrece un soporte tectónico por sí solo. Otra indicación, es el adelgazamiento corneal progresivo, en donde se utiliza para dar refuerzo estructural en este tipo de corneas patológicas. Por último, es de gran utilidad en las queratopatías infecciosas no controladas con tratamiento médico, donde aporta un importante sustrato vascular que facilita su curación. Otra indica- ción no menos importante, es en las queratopatías crónicas, en donde reduce el dolor y la fotofobia, aporta nutrientes celulares y disminuye la inflamación.(2,3,4) En los casos clínicos descritos, los pacientes refirieron mejoría sintomática, con estabilización estructural y funcional de sus patologías corneales. Las complicaciones de esta técnica incluyen las hemorra- gias conjuntivales, quistes epiteliales, erosiones y retracción conjuntival.(1,2,4) Esta última complicación puede ocurrir, cuando a pesar de realizar una adecuada disección por planos, hay una persistencia parcial de la capsula de Tenon a nivel del colgajo conjuntival, lo que conlleva a grados variables de retracción del mismo durante el postoperatorio. La conjuntiva suele ser más delgada y elástica en pacientes ancianos, por lo que esta técnica puede ofrecer más complicaciones en este grupo de edad.(7,8,9) En ambos casos se cumplió el objetivo de cicatrización corneal del recubrimiento, conser- vando un colgajo vascularizado, central y funcional. Las desventajas de la técnica incluyen la imposibilidad de visualización tanto del segmento anterior como del segmento posterior del ojo, y de la medición de la presión intraocular.(4) Sin embargo, es un procedi- miento potencialmente reversible mediante la resección del colgajo, que incluso permite la realización posterior de otros procedimientos como la queratoplastia. (2,4) El recubrimiento conjuntival tipo Gundersen resulta, como en estos 2 casos, un sencillo pero efectivo procedimiento quirúrgico, en pacientes que no responden adecuadamente al tratamiento médico, así como en aquellos casos con pérdida de tejido corneal. (3,10) Se trata de una técnica quirúrgica sin implica- ción intraocular, la cual puede realizarse de urgencia y ser revertida en etapas posteriores, para realizar cirugías que restauren la visión y/o que tengan como objetivo la integridad del globo ocular. 1. Gundersen T, Pearlson HR. Conjunctival flaps for corneal disease: their usefulness and complications, Trans Am Ophthalmol Soc. 1969; 67: 78-95 2. Zoumalan C, Cockerham G, Foster CS. Conjuncti- val Flaps and Amniotic Membrane Transplantation. En Brightbill FS. Corneal Surgery Theory, Techni- que and Tissue. Cuarta edición en inglés. Estados Unidos. Mosby Elsevier. 2008;207-215. DISCUSIÓN Figura 3. Aspecto postoperatorio a las 24 horas (a), 7 días, con marcada retracción conjuntival inferior (b) y 4 meses, en el que se observa buena estabilidad y vascularización del colgajo conjuntival, sin signos de infección (c y d). BIBLIOGRAFÍA
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