Anales de la RANM

78 A N A L E S R A N M R E V I S T A F U N D A D A E N 1 8 7 9 ACTUALIZACIÓN EN VALORACIÓN GERIÁTRICA INTEGRAL Elisabet Sánchez García An RANM · Año 2020 · número 137 (01) · páginas 77a 82 Los mayores son un grupo de la población hetero- géneo y complejo que, cuando precisa asistencia sanitaria, requiere un manejo especializado que tenga en cuenta todas las características individuales de la persona atendida. Los pacientes mayores tienen a menudo múltiples problemas de salud complejos y relacionados entre sí, presentando a su vez particu- laridades que es imprescindible conocer, como la presentación atípica de enfermedades, un mayor riesgo de sufrir efectos adversos de las interven- ciones terapéuticas o una mayor propensión a desarrollar deterioro funcional y cognitivo como consecuencia de cualquier enfermedad aguda o de los tratamientos pautados. Este deterioro se puede evitar o revertir en parte si se identifican las necesi- dades de cuidado de forma apropiada y se establece un plan de tratamiento adecuado. La evaluación médica tradicional permite detectar algunos de ellos, pero es frecuente que se omitan otros, dificultando el tratamiento y limitando el éxito de las acciones terapéuticas iniciadas. Como respuesta a las necesi- dades específicas de esta población surge la valora- ción geriátrica integral (VGI) que se considera la piedra angular de la Geriatría. La VGI, pese a llevar ese nombre, es en realidad un proceso que combina una valoración diagnós- tica multidimensional, una intervención sobre todos los problemas detectados susceptibles, un plan de seguimiento y un control periódico de los resultados. (1). La creación de este modelo y el reconocimiento de la necesidad de aplicar de un sistema especial de valoración del paciente mayor se atribuye a la doctora Marjory Warren, en 1935, desarrollándose posteriormente distintas definiciones, entre las que destaca la publicada por Rubenstein en 1987, que definió la valora- ción geriátrica integral como “un proceso diagnós- tico multidimensional, generalmente interdisci- plinario, dirigido a cuantificar los problemas y las capacidades médicas, funcionales, psíquicas y sociales de una persona mayor con el objetivo de trazar un plan de tratamiento y seguimiento a largo plazo (1). La VGI además ha demostrado mejorar la detección y el diagnóstico de problemas del paciente anciano que no han sido previamente identificados, detectando, según algunas series, enfermedades no sospechadas en más del 50% de los pacientes mayores de 65 años. Realizar una VGI correcta- mente requiere tiempo y entrenamiento especiali- zado. En general, su objetivo último es conseguir que el paciente alcance el máximo grado de funcio- nalidad física y mental, prevenir problemas y antici- parse a las necesidades para planificar los cuidados. En general una VGI bien hecha requiere un equipo interdisciplinar. Los principales objetivos de la VGI se recogen en la Tabla 1. A lo largo de los años, se ha ido acumulando una evidencia sólida que demuestra que la VGI, mediante la aplicación de intervenciones especí- ficas, mejora los resultados de salud en compara- ción con el abordaje médico tradicional en pacientes mayores con problemas múltiples médicos y sociales en distintos niveles asistenciales (2). La evidencia publicada depende de los modelos de VGI usados, de las intervenciones multicomponente diseñadas y de los lugares donde se ha evaluado. Se ha demostrado en numerosos estudios aleato- rizados y controlados un beneficio consistente de las unidades de agudos de Geriatría frente a las unidades tradicionales de Medicina Interna (3). La evidencia demuestra que la VGI es eficaz reduciendo la mortalidad, mejorando la independencia y aumentando las posibilidades de permanecer viviendo en su domicilio en pacientes mayores hospitalizados de forma urgente, al compararlos con la atención médica habitual. La revisión Cochrane más reciente sobre el tema, publicada en 2017, incluye 29 ensayos clínicos y 13.766 pacientes y demuestra que los pacientes que recibieron atención especializada tenían una mayor probabilidad de seguir viviendo en su domicilio al año del alta (riesgo relativo [RR] 1.06, 95% CI 1.01-1.10) y un menor probabilidad de vivir en una residencia. Metaanálisis previos demostraban que este modelo de atención se asociaba con un menor riesgo de sufrir deterioro funcional o morir (OR 0.76, 95% CI 0.64 to 0.90, P = 0.001) y menor riesgo de deterioro cognitivo (OR 1.11, 95% CI 0.20 to 2.01, P = 0.02). Estos benefi- cios, se han reproducido en múltiples estudios en DEFINICIÓN DE VGI Tabla 1.- Objetivos de la valoración geriátrica integral • Conocer la situación basal paciente en todas sus dimensiones • Mejorar la precisión diagnóstica • Valorar la repercusión funcional, mental y social de la enfermedad y de los tratamientos • Establecer planes de cuidados y de tratamiento integral, incluyendo todas las medidas no farmacológicas y hábitos de vida • Monitorizar los cambios conseguidos con el plan de tratamiento instaurado, tanto deseados como indeseados. • Identificar problemas no conocidos, especialmente los que sean potencialmente tratables • Estimar la esperanza de vida del paciente • Predecir tolerancia y beneficio de tratamientos complejos e influir en su elección • Planificar la organización del seguimiento y de los cuidados a corto, medio y largo plazo • Integrar las preferencias y valores del paciente en la planificación y toma de decisiones LA VGI MEJORA LOS RESULTADOS EN PERSONAS MAYORES INTRODUCCIÓN

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