Anales de la RANM

176 A N A L E S R A N M R E V I S T A F U N D A D A E N 1 8 7 9 INFECCIÓN POR CORONAVIRUS EN LA GESTANTE Y EN EL RECIEN NACIDO José Antonio Clavero Núñez An RANM · Año 2020 · número 137 (02) · páginas 174 a 178 encontrado en casi la totalidad de las heces , pero no en la orina. Curiosamente ninguno de los pacientes COVID +, publicados en estos estudios, mostraba síntomas clínicos del aparato digestivo (7,8), pese a estar el virus presente allí. Últimamente se ha asilado COVID-9 en el semen del 50% de los pacientes positivos, con viremia e inflama- ción local de genitales (9). Hay que recordar que el virus no puede replicarse en las células haploides del testículo (con solo 23 cromosomas), aunque pueden persistir en el tejido debido la inmunidad especial de ese territorio. Estos resultados no se han confirmado en varones sin síntomas locales, aunque en todos ellos empeoró la calidad del semen (10). El importante tema de la transmisión sexual esta en debate, y no pude ser excluido. De hecho la incidencia de COVID-19 entre los jóvenes de USA no ha disminuido, con las conocidas medidas generales que se toman en todos los países. Por este motivo se esta aconsejando el uso del preservativo y otros contraceptivos (11) Ya existe bastante experiencia internacional sobre la repercusión del COVID-19 en las mujeres gestantes, especialmente la que proviene de China. Wu y col (12) han publicado las características clínicas de la casi totalidad de pacientes infectados en China, desde el comienzo de la epidemia, hasta febrero de 2020 (72.213 casos). En esta estadística se incluyen todas las edades, sexos y ocupaciones, por lo que nos puede servir de comparación con los cambios que suceden con el embarazo. Los síntomas principales del coronavirus son bien conocidos: fiebre alta (75%), tos seca (73%) (13) fatiga y a veces anosmia. Pero el 1% no presentó síntoma alguno , siendo diagnosti- cados por los test que hemos descrito. La incidencia de la gravedad desarrollada en la clínica es para Wu del 81% leve, del 14% severa y crítica en el 5%; la mortalidad de los que fue del 2,3%. Cifras similares se describen en las embarazadas (13,14,16) no represen- tando la gestación un factor de riesgo. Se ha creído que incluso el embarazo protege de la infección. En 14 hospitales de New York, durante 4 semanas (marzo y abril 2020) se ingresaron 3.064 gestantes o puérperas (1,14% con COVID+), frente a los 14 días 19.299 no gestantes (1,21% con CIVID+). La tasa de mujeres infectadas ascendió mucho más, estadísticamente, entre éstas últimas, (15) pero hay que tener en cuenta que las gestantes eran más jóvenes y sobre todo que ingresaban para ser madres, y no porque se sospechara una infección de Covid. Con respecto a los efectos la infección sobre el embarazo , empezaremos por los cambios observados en l a análitica de sangr e. Recordamos que el colesterol y el fibrinó- geno están elevados en la gestación y suele haber una anemia ferropénica. Sobre un hemograma propio del embarazo, el coronavirus imprime unas características particulares. Aparece linfopenia, y se eleva la Proteina C Reactiva (PCR) la Amino-alanino- transferasa (ALT) y la Aspartato- amino- transferasa (AST). Además del hemograma, en todas las pacientes sintomáticas la Tomografía Computorizada (TAC) fue anormal. Los efectos sobre el embarazo son discordes. Parece estar elevada la rotura prematura de membranas del parto pretérmino, y la pérdida de bienestar fetal (16-21). Otros no observan en 19 partos este último síntoma, como tampoco aparece en una de las estadís- ticas más importantes, la publicada por Yan (17). Se basa en los resultados de 116 gestaciones de mujeres infectadas por el COVID-19, donde el parto pretér- mino (menos de 37 semanas) ocurrió solo en el 6,6%. Tampoco la tasa de abortos espontáneos , ni otra patología obstétrica se vio incrementada . Los recién nacidos no se vieron afectados y ninguno estaba infectado por la transmisión materna . Probablemente las complicaciones anteriormente descritas se deban a las pequeñas muestras estudiadas (16). Ya hemos mencionado que en la población hay casos asintomáticos que pueden propagar la transmisión del Coronavirus entre la población sana. Su explicación es compleja, (18,19) y es difícil diferenciarlos de los falsos asintomáticos. En las mujeres embarazadas Breslin y col (5) encuen- tran 43 mujeres que ingresaron en dos hospitales asociados de New York, para dar a luz con infección de COVID-19. El 32,6% eran asintomáticas, pero el 71,7% de ellas desarrolló síntomas durante el parto o poco después. Sutton y col (20) encuentran una tasa similar de pacientes asintomáticas, y de ellas la mayoría también desarrolló síntomas del coronavirus. La forma de terminar el embarazo suele ser por cesarea entre el 60 y 90% ( 13,14,22) de los casos, siendo la gravedad de la madre junto a la pérdida de bien estar fetal las causas más frecuentes. Lo que no parece que sea otra indicación de esta elevada tasa de cesáreas, es el temor a las posibles complicaciones del parto vaginal. Liao (23) no observa diferencia en la evolución de las pacientes COVID + que parieron por vía vaginal, con la de las mujeres sin infección. Tanto su duración como la incidencia de episiotomias, la de hemorragias posparto, el peso de los recién nacidos, y la presencia de asfixia neonatal fueron similares. Ya hemos visto que el COVID-19 no predispone a la asfixia fetal ni se propaga de la madre al feto, en la llamada transmisión vertical (5,13,14,17,21-27) aunque no falte alguna excepción (28) En el líquido amniótico no se han aislado coronavirus (21,24,27 ), ni tampoco en el cordón umbilical (17), pero Penfield y col (25) si los han encontrado en 3 placenta s de 11 mujeres positivas, pero ninguno de estos niños nació con COVID-19. Parece ser que la placenta actuaría como una barrera infranqueable para los COVID-19. Beargen y Heller EL EMBARAZO Y PARTO EN MUJERES CON COVID -19 LOS ANEJOS FETALES Y EL NEONATO

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