Anales de la RANM
186 A N A L E S R A N M R E V I S T A F U N D A D A E N 1 8 7 9 LA ENFERMEDAD COVID-19 EN LA INFANCIA Y ADOLESCENCIA José Luis Ruibal Francisco An RANM · Año 2020 · número 137 (02) · páginas 179 a 189 • En primer lugar, debe establecerse la severidad de la infección por COVID-19. Si estamos ante un cuadro leve o moderado no se necesita ingreso y solo se harán medidas de confort y administración de antitérmicos si se precisaran. En principio no es necesario suspender los antinflamatorios no esteroideos si precisaran tomarse, ya que no hay suficiente evidencia científica para ello. Tampoco hay que suspender fármacos inhibidores de la angiotensina, por la misma razón (18, 24). • En caso de estar ante procesos graves o críticos se ingresará al paciente. Serán los niños o adoles- centes que presenten afectación importante de la función pulmonar, así como los que estén en riesgo de sufrirla por tener una enfermedad de base. También, obviamente a quien tenga necesidad de ventilación mecánica invasiva o no invasiva, sepsis, fallo multiorgánico o empeoramiento clínico rápidamente progresivo. Asimismo, se aconseja ingresar a los lactantes febriles menores de 1 año (25). • Respecto al manejo del tratamiento de enferme- dades crónicas, como por ejemplo el caso de los niños con asma, se recomienda evitar la nebuliza- ción de fármacos por la dispersión de partículas virales en aerosol al ambiente, debiendo preferirse el uso de dispositivos presurizados con cámara espaciadora. Por otra parte, no debe suspenderse el tratamiento de base del asma, ya que no hay evidencias de que, por ejemplo, los glucocorticoides inhalados afecten a la evolución de la enfermedad. • En lo que concierne a los fármacos inmunosupre- sores, se recomienda proceder individualmente calibrando los riesgos beneficios de su retirada o mantenimiento. 4.1. Manejo del niño hospitalizado. El pilar de la estrategia terapéutica es el tratamiento de soporte. • Soporte respiratorio: incluye oxígeno suplemen- tario y ventilación invasiva o no invasiva (42). No hay que olvidar que la situación respiratoria del paciente puede empeorar bruscamente unos siete días después del inicio de los síntomas. • Aporte de líquidos y electrolitos. • Administración de antibioterapia empírica según los protocolos de neumonía adquirida en la comunidad, que se podrá suspender según sean los resultados de los cultivos y otras pruebas microbiológicas. • Monitorización para diagnosticar precozmente el síndrome de liberación de citoquinas: tensión arterial (hipotensión), saturación de oxígeno (empeora- miento de la hipoxemia) y biomarcadores (PCR, dímero D, ferritina, LDH e interleuquina 6, etc.) 4.2. Tratamiento antiviral. No existe actualmente evidencia procedente de ensayos clínicos controlados, para recomendar un tratamiento específico para el coronavirus SARS-CoV-2 en niños y adolescentes. Dada la falta de ensayos clínicos en esta población que apoyen la eficacia de los agentes antivi- rales en el tratamiento del COVID-19, se propone que estos fármacos se consideren de forma individuali- zada, reservándose para pacientes con enfermedad grave o afecciones de base que aumenten el riesgo de deterioro progresivo de la función pulmonar, y preferi- blemente en el contexto de ensayos clínicos aprobados o en el marco del uso de medicamentos en situaciones especiales, con estricta monitorización clínica (25, 26, 36, 37). En ese sentido se han propuesto utilizar los siguientes fármacos: • Remdesivir . Aunque no existen estudios clínicos que avalen su uso en niños, sí existen ensayos en adultos que sugieren que es moderadamente beneficioso, siendo además bien tolerado. La pauta de administración en niños es la siguiente (26): ° 3,5-40 Kg: 5 mg/Kg intravenoso (IV) en el día 1, seguido de 2,5 mg/Kg IV cada 24 horas durante 5 a 10 días (5 días en caso de rápida respuesta clínica). ° > 40 Kg: 200 mg IV en el día 1, seguido de 100 mg IV cada 24 horas durante 5 a 10 días. ° No se debe administrar junto con hidroxi- cloroquina porque disminuye la actividad antiviral del remdesivir. ° Efectos adversos: náuseas, vómitos y elevación de transaminasas. • Lopinavir/ritonavir. Cuestionado en el momento actual se debe reservar para casos graves estricta- mente individualizados. • Hidroxicloroquina o cloroquina . Su eficacia en el tratamiento del COVID-19 no está clara, dado que los estudios no han dado resultados concluyentes (realizados en pacientes adultos), y además presenta riesgos potenciales por toxicidad cardiaca. Recientemente se ha desautorizado su empleo con esta indicación, por lo que no debería utilizarse. No obstante, si se usa su administra- ción será por vía oral durante 3 a 5 días: el primer día 6,5 mg/kg cada 12 horas con un máximo de 400mg seguido de 3,25 mg/kg cada 12 horas con máximo de 200 mg (26). 4.3. Manejo del paciente ambulatorio. Todo niño con infección documentada o sospechada por COVID-19 que presente una sintomatología leve puede ser manejado en su domicilio, enfocándose sobre todo a prevenir la transmisión de la infección a otras personas. El tratamiento será similar al de otras enfermedades respiratorias de vías altas o síndromes gastrointestinales, según el tipo de clínica que predomine (43). 4. TRATAMIENTO
RkJQdWJsaXNoZXIy ODI4MTE=