Anales de la RANM
277 A N A L E S R A N M R E V I S T A F U N D A D A E N 1 8 7 9 IMPACTO EN SALUD MENTAL DE LA PANDEMIA COVID-19 María Inés López-Ibor Alcocer An RANM · Año 2020 · número 137 (03) · páginas 276 a 280 capacidad para experimentar placer sin conflicto y la capacidad para el amor ” . Desde el punto de vista psíquico las consecuencias en salud mental de una pandemia pueden conside- rarse similares a lo que sucede tras un desastre una catástrofe, ya sea natural o provocada por el hombre, una de las características fundamentales es que afecta a personas previamente sanas. Definir lo que es un desastre o una catástrofe no es siempre fácil. El término desastre hace referencia un acontecimiento que provoca mucho daño, que no hay que confundir con las causas que lo provocan ni con las consecuencias (4). Para que un desastre se considere una catástrofe ese acontecimiento debe provocar una “d isrupción severa psicológica y psicosocial existente qué excede ampliamente la capacidad de afrontamiento del grupo social afectado ” (W.H.O., 1991) (5) En el Glosario de Naciones Unidas (U.N., 1992) (6) lo define de manera similar: Desastre es una disrupción grave del funciona- miento social, que causa pérdidas amplias humanas, materiales y del medio, que supera la capacidad de un grupo social afectado para afrontarla sólo con sus propios recursos Lo más importante a tener en cuenta es que afecta no solo a personas previamente enfermas, sino que afecta a personas previamente sanas y que como consecuencia de esta situación pueden presentar o padecer un trastorno mental. En estas situaciones se producen síntomas afectivos como por ejemplo ansiedad, angustia, depresión, irritabilidad, tensión interna, también trastornos del sueño, o aumento del consumo de alcohol y otros tóxicos. Un 30 o 40% de los afectados tendrán síntomas de trastorno de estrés postraumático, también lo tendrán un 10 a un 20% de los intervi- nientes y 15 o un 10% de la población general se verán afectados. Para tratar de explicar lo que sucede en las situaciones de desastre o catástrofes, varios autores han estudiando las consecuencias de las guerras mundiales y describen las fases y las consecuencias de cada fase (Carr, 1932) (7). La primera fase es conocida como fase de pre- impacto en el que la población general tiende a negar lo que va a suceder, puede ser consciente de que algo malo va a pasar, pero considera que a ellos no las va a afectar. Es una fase preparatoria en las que se deberían poner en marcha los planes de contención o contingencia. La fase de impacto se caracteriza porque el sujeto tiende a presentar comportamientos de hiperac- tividad a veces no bien canalizada, pero también es cuando, en situaciones aparece la solidaridad, altruismo, voluntariado. Esta fase suele ser la más breve salvo en situaciones como la provocada por esta pandemia, que se está prolongando muchos meses. La fase conocida como post-impacto, una fase caracterizada por el cansancio la apatía la desilu- sión incluso la hipoactividad, sentimientos que muchos de nosotros podemos haber sentido a finales del mes de abril o en mayo, cuando empezábamos a poder recuperar la posibilidad de pasear o ver a algunos seres queridos o algunas de nuestras actividades de la vida cotidiana previas a la pandemia. En la fase de recuperación en la que aparecen sentimientos, no siempre positivos, como la ira, la rabia, la frustración u hostilidad por lo sucedido y sus consecuencias, también aparece el miedo y en algunos casos las fobias. Pasado un tiempo se llega a la fase de reconciliación en la que por definición se restañan las heridas y la vida se normaliza. En el año 1996 el profesor López-Ibor (8) propuso un modelo integrador para tratar de explicar lo que sucedía a nivel biológico, psicológico y social en situaciones de desastre. En la fase de impacto si se realizan planes de emergencia y estabilidad podremos anticiparnos y prepararnos y estaremos más tranquilos y nuestro sistema inmunológico funcionara adecuadamente. (Tabla1) Ante una situación de desastre se pondrán en marcha las mismas reacciones que aparecen en situaciones de estrés y que son conocidas como reacciones de sobresalto y sobrecogimiento. Si los mecanismos son inadecuados aparecerán síntomas como la ira, el resentimiento e incluso la posibi- lidad de que la enfermedad se convierta en un modo de ser y con más probabilidad aparecerán comportamientos como el victimismo, y a nivel biológico aparecerán o empeoraran otras enferme- dades crónicas como consecuencia de un deterioro en su sistema inmunológico. Para lograr llegar a la fase de recuperación tendremos que aprender a vivir con las pérdidas, recuperar el sentido de la existencia. Algunas personas habrán incluso salido fortalecidas de esa situación adversa, lo que se conoce como resiliencia. El 13 de mayo de 2020 (9) Naciones Unidas publicó un informe “l a COVID- 19 y la necesidad de actuar en salud mental ” y dice textualmente que “aunque la crisis provocada por la covid-19 en primer lugar es una crisis de salud física contiene también el germen de una importante crisis de salud mental que estallara si no se toman las medidas adecuadas. Señala también que una adecuada salud mental es fundamental para el buen funcionamiento de la sociedad” algo que ya decía Gro Harlem Brtuland director de la OMS a principios del siglo XX “ no hay salud, sin salud mental ” FASES DEL IMPAC TO
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