Anales de la RANM

307 A N A L E S R A N M R E V I S T A F U N D A D A E N 1 8 7 9 José Manuel Ribera Casado An RANM · Año 2020 · número 137 (03) · páginas 305 a 308 EDADISMO EN TIEMPOS DE PANDEMA El edadismo se desprende también de la valora- ción subjetiva del problema que hacen los ancianos victimas del COVID-19, sobre todo quienes vivían en residencias, acerca de cómo lo han percibido y vivido Son muy numerosas las quejas por no haber sido tenidos en cuenta o por haber sido excluidos en la toma de decisiones sobre asuntos que les concernían directa y personalmente. Una sensación de abandono y soledad tanto más acusadas cuanto mayor era la edad y más próximo se percibía un posible final. Hay coincidencia en aceptar que ha faltado información al interesado y a su entorno sobre la evolución del proceso, el pronóstico y las eventuales expectativas de recuperación. El salto siguiente, también amplia- mente denunciado, han sido los numerosos dramas vividos en el círculo familiar y social, como las muertes en soledad o los duelos imposibles. Adela Cortina, experta en bioética y catedrática de filosofía de la Universidad de Valencia habla de “desenmascarar la gerontofobia”. Nos dice que “un maltusianismo trasnochado considera con alivio que una gran parte de los fallecidos por el virus hayan sido ancianos”. A su juicio “la pandemia no ha hecho sino sacar a la luz y agudizar algunas de las tenden- cias entrañadas en la sociedad” (15). La autora recoge varias sugerencias emitidas desde la comisión promovida por el Ministerio de Sanidad y de la que formó parte. Se hablaba de no recurrir a criterios de priorización sin haber agotado las posibilidades de recursos asistenciales y sin haber optimizado el uso de los disponibles, de planificar, ampliar recursos, derivar entre centros y entre CCAA, utilizar el “posibilismo” hasta sus límites, crear una trama de solidaridad entre centros públicos y privados o de no discriminar nunca por razones de edad o discapacidad. La lucha contra el edadismo va más allá de la pandemia. Afortunadamente, sectores que casi nunca se manifestaban empiezan a hacerlo. Aparecen voces desde la esfera del derecho. Como ejemplo un comentario lúcido recoge agravios frecuentes que expresan actitudes edadistas y exige que el problema se integre como tarea básica de la justicia (16). En un plano más amplio hasta 42 sociedades cientí- ficas de 27 países relacionadas con el envejecimiento se han sumado el pasado septiembre, con motivo del XX aniversario de la publicación de la “Carta Europea” de los derechos de las personas mayores, a una campaña contra la discriminación por edad, apoyando una iniciativa francesa con un manifiesto titulado “ OldLivesMatter” . Hemos visto manifestarse a colectivos y sociedades científicas sensibilizadas con el tema como la británica o la americana de geriatría (12,14). La Sociedad Española de Geriatría y Gerontología ha afrontado el problema con denuncias directas (17) y elaborando doctrina para aportar soluciones especí- ficas. Numerosas asociaciones e instituciones varias también han propuesto soluciones. Citaré por su extensión y su rigor la de “Médicos sin fronteras”, centrada en el mundo de las residencias (18) A un nivel superior están algunos documentos de Naciones Unidas Clinical management of Covid-19 (2,mayo,2020) con Integrated care for older people: guidance for person centred assessment and pathways in primary care (14,mayo,2020), o con Q & A on Covid-19 for older people (mayo,2020). La crisis del coronavirus ha sido caldo de cultivo para el edadismo, pero ha confirmado la necesidad de insistir en el tema. Hay que huir de estereotipos, prejuicios y discriminación. Luchar todos para evitar la marginación del anciano. Crear una conciencia sólida para que profesionales, administraciones, ancianos y la sociedad en su conjunto aunemos esfuerzos contra esta lacra. Transmitir la idea de que la edad en cuanto tal nunca debe significar un criterio definitivo para nada en medicina; mucho menos en situaciones como la que comentamos. Una reflexión interesante puede encontrarse en otro lugar (19). Hay cosas que se pueden hacer mejor. Entre ellas, a la hora de las decisiones, centrarnos más en las personas o colectivo socialmente más desfavorecidos que han demostrado ser los más susceptibles a los efectos negativos de la pandemia. El edadismo presenta a los mayores como personas sin valor, “improductivas, frágiles e incapaces”, Más aún, corresponsables de la crisis económicas a través del gasto en pensiones y también de la falta de trabajo para los más jóvenes. Educar en actitudes antieda- distas pasa por aprender a reconocer y apreciar la heterogeneidad y considerar los valores que aportan los adultos mayores como un componente esencial de nuestra sociedad (20). También solicitar y lograr la participación directa del principal protagonista, el anciano, facilitarle información y medios de cumpli- miento de las medidas preventivas, y buscar su adherencia a estas medidas. Por supuesto contar con él –su experiencia y su parecer- a la hora de afrontar el problema. Además, mantener un foco permanente de investigación sobre este colectivo (21). El margen para la reflexión es amplio, con preguntas de difícil respuesta. Todos debemos meditarlas. ¿En qué medida la edad puede condicionar decisiones que afectan a la vida de los individuos? ¿Qué criterios deben prevalecer cuando las opciones positivas son limitadas y el número de demandantes muy amplio? ¿Qué actitud deben tomar los medios de comunica- ción, administraciones y los órganos generadores de doctrina? En el caso de las residencias ¿Cómo compatibilizar su carácter de hogar alternativo con un nivel de medicalización adecuado? Caben más reflexiones y preguntas. Yo pediría, sobre todo, más respeto. No utilizar la edad como principal referente y no discriminar en función de ella. Hacer realidad el mensaje de nuestras autoridades políticas y sanitarias cuando recuerdan que el cononavirus es un problema global, afecta a todos y es la sociedad en bloque, sin matices estigmatizadores, la que lo debe afrontar y superar. Para terminar cabe recordar y adoptar como lema una sabia sentencia de Naciones Unidas: “Una sociedad se valora en función de cómo cuida a sus ciudadanos de más edad” (22). REFLEXIONES, SUGERENCIAS Y PREGUNTAS

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