Anales de la RANM
313 A N A L E S R A N M R E V I S T A F U N D A D A E N 1 8 7 9 María Castellano Arroyo LA MEDICINA CIENCIA Y ARTE, SIEMPRE JUNTO AL ENFERMO An RANM · Año 2020 · número 137 (03) · páginas 309 a 314 Es preciso insistir en el reconocimiento de los Cuidados paliativos como un derecho universal. Por ello la formación de los médicos debe extenderse a estos aspectos asistenciales; aunque se trate de enfermos próximos a morir siguen teniendo los mismos derechos que el resto de los pacientes. Si son capaces de comprender, deben recibir la información suficiente para saber que su médico le va a ayudar, como ha hecho siempre, y que hay medidas para que no sufra y para que no sienta dolor, además de garantizarles el acompañamiento de sus familiares. Los profesionales dedicados a los cuidados paliativos nos transmiten que sus actuaciones llevan el bienestar, el consuelo y la paz a los enfermos que cuidan y que en los casos de petición de adelanto de la muerte, la conversa- ción sosegada, pone de manifiesto el sentimiento de culpa al ser una carga para su familia a la que limita sus proyectos personales, esto acaba siendo un peso insoportable que se solucionaría con su muerte. La atención adecuada revierte en la gran mayoría de los casos esta primera solicitud (29). Cuando el enfermo está inconsciente, y sin capacidad para decidir, corresponde a sus familiares recibir la información clínica y la toma de decisiones. En estos casos, los familiares actúan desde la Beneficencia y como el médico, deciden poniéndose en el lugar del paciente, La Autonomía tan reconocida y protegida, sólo puede ejercerla la propia persona para consigo misma. Así, el médico se convierte en garante del interés del paciente y, puede suceder que su indica- ción no coincida con el deseo de los familiares, conflicto que debe resolverse a favor del médico puesto que su interés estará basado en los conoci- mientos y la experiencia y, seguro, que desprovisto de otros intereses. Respecto a lo anterior, merece atención que en los 5 países donde está regulada la eutanasia, la gran mayoría de los enfermos a los que se aplica, son ancianos con avanzados procesos demenciales, enfermos inconscientes en situación de coma, discapacitados graves y hasta en menores de edad. Todo ello significa que quién toma la decisión son los familiares y, se presume que con criterios basados en el beneficio del enfermo, aunque detrás esté la realidad de que quienes se benefician son los que se liberan de obligaciones y costes. A día de hoy, asistimos en España al trámite parlamentario de la Ley que aprobará la eutanasia y el suicidio asistido. Esta norma incluye frases como “… el final anticipado de la vida con el objetivo de evitar alargar el sufrimiento ..” y se refiere a casos de “… enfermedad grave e incurable o una discapacidad severa crónica…”, lo que significa incertidumbre respecto a los enfermos a los que se podrá aplicar, ignorando que existen los cuidados paliativos que, de hecho, evitan el sufrimiento. Exigencia principal, en la eutanasia, sería el consen- timiento expreso del enfermo, lo que ocurriría en casos muy excepcionales como las enfermedades degenerativas de tipo neuromuscular, en cuyo caso la decisión debería quedar entre el enfermo y su médico atendiendo a sus conciencias. Consideramos que mientras los Cuidados paliativos no se protejan como un derecho, no se debe legalizar la muerte, mediante un acto directo y necesario y menos aún que lo ejecute un médico, ya que provocar la muerte es contrario al acto médico (no maleficente y sí benéfico). En el trámite parlamentario, de esta ley inoportuna e innecesaria, se ha prescindido de la opinión de los médicos, del necesario debate social y de informes de organismos como el Comité Nacional de Bioética. Por todo ello, mi posición coincide con lo expresado en una Declaración de la Comisión de Deontología del Consejo Andaluz de Colegios Médicos, en la que soy vocal y que dice: “ La CDCACM se posiciona en contra de la eutanasia y del suicidio medicamente asistido y a favor de la universalización de los cuidados paliativos, entendiendo por ello el conjunto coordi- nado de intervenciones sanitarias dirigidas, desde un enfoque integral, a la mejora de la calidad de vida de los pacientes y de sus familias; y afrontando los problemas asociados con una enfermedad terminal mediante la prevención y alivio del sufrimiento, así como la identificación, valoración y tratamiento del dolor y otros síntomas físicos y/o psíquicos. Los cuidados paliativos deberán ser asumidos como un deber por parte de la administración sanitaria, dotarlos de recursos necesarios y suficientes para su desarrollo, por lo que se entiende que es realmente prioritario y urgente el acceso universal y equita- tivo a los cuidados paliativos de calidad en el Sistema Nacional de Salud” (30). Es preciso que se abran debates entre los médicos según lo expuesto en este artículo, esto puede hacerse en los Colegios de Médicos, en las Sociedades Cientí- ficas, pero también en Instituciones como la Real Academia Nacional de Medicina, que debe ser faro y guía en la evolución de la Medicina Ciencia y Arte. 1. Pellegrino ED, Thomasma DC. The virtues in Medical Practice. New York: Oxford University Press, 1993. 2. Gutiérrez Fuentes JM. La medicina, una ciencia y un arte humanos. Educ. méd 2008; 11(supl.1) 2008. 3. Descartes R. Discurso del Método. Barcelona: Bruguera, 1974. 4. Locke J. Ensayo sobre el entendimiento humano. 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