Anales de la RANM
35 A N A L E S R A N M R E V I S T A F U N D A D A E N 1 8 7 9 S U P L E M E N T O Joaquín Poch Broto An RANM · Año 2020 · 137(01) · Supl.01 · páginas 34 a 38 SESIÓN NECROLÓGICA DEL EXCMO. SR. D. FRANCISCO LÓPEZ TIMONEDA Vida Académica 2019 El bachillerato lo cursa en Madrid. Empezábamos en- tonces a los 10-11 años y fue, desde luego para él, pa- sar de la vida semiasilvestrada de un pueblo, donde todos los vecinos se constituyen en cuidadores, a la rutina de un internado con los Agustinos de Madrid. Aquello debió representar si no un trauma, que sería mucho decir, si por lo menos una sorpresa. Es el mo- mento en que se descubre que la vida no es un juego y que la fiesta parece haber concluido. De aquellos años recuerda a profesores excelentes, amigos entra- ñables y también expresado por él mismo a Enrique Moreno, experimenta por primera vez, el sentimiento de la soledad. La habitual disciplina del internado pudiera haber contribuido a moldear la enorme fortaleza de carácter que puso de manifiesto en muchas ocasiones y también al final cuando las cosas no vinieron tan bien dadas. Durante las vacaciones volvía a su pueblo y allí, du- rante el verano, medio en serio medio en broma, cola- boraba con las labores agrarias propias de la estación y participaba en las innumerables fiestas del verano. A las fiestas de su pueblo quedó vinculado para siempre y siguió acudiendo toda su vida. Creo que en estos veranos de contacto con la tierra y con su gente se va fraguando una de las más destaca- das características de su personalidad, como lo fue su inmensa sociabilidad. Esta no deja de ser una carac- terística antropológica de nuestra especie y es posi- ble que en la misma tengan su origen los sentimien- tos morales, pero cuando esta característica está subli- mada se convierte en una virtud y no de las menores, fruto de ella serían los innumerables amigos que fue atesorando a lo largo de su vida. Con él he conocido a muchas personas y tengo grandes amigos a los que quiero porque en ellos se reflejan sus virtudes. Al terminar el bachillerato comienza sus estudios de Medicina en la Universidad de Madrid. Allí había un elenco de profesores excelentes, muchos de ellos Aca- démicos de esta casa. Yo recuerdo y él también lo ha- cía a Orts Llorca, A. Gallego, D. F. de Castro, Díaz Ru- bio, Jiménez Díaz, Vara López ... pero de la misma for- ma que era una enseñanza muy exigente, era también extraordinariamente abierta y liberal, de tal forma que era posible disfrutar de una enseñanza práctica de ca- lidad como alumno interno, bien en el Clínico o en otro hospital. Paco eligió esta segunda opción y fue alumno interno del hospital de la beneficencia del Es- tado, hoy hospital de la Princesa, donde había también un espléndido plantel de jefes de servicio. En el hospi- tal de la Beneficencia debió aprender la medicina ne- cesaria para sacar adelante la carrera con notas muy buenas, pero sobre todo allí conoció a Carmen Gaseo, parece ser que durante una autopsia. Aunque el lugar pueda parecer exótico y el medio relativamente hos- til, el matrimonio que formaron en 1972 fue de los de toda la vida, hijos incluidos, Enrique, Ricardo y Patri- cia, que hoy son ejemplo de inteligencia, laboriosidad y buenos sentimientos. Cuando existe afinidad física, emocional, moral e in- telectual, lo de casarse con una colega tiene sus venta- jas porque tienes en casa una consejera leal con cono- cimiento de causa sobre tu propio negociado. La Pro- fesora Gaseo fue siempre en este sentido una guía pro- fesional valiosísima. Carmen fue una parte indivisible de la vida de Paco López Timoneda y esto lo digo, no como un juicio de valor, sino como un hecho impres- cindible para poder entenderle. En estas cosas del amor es posible que exista un cier- to factor de suerte, pero es mucho más importante la "entrega incondicional11 a su familia, como él mismo escribe en su discurso de ingreso, al tiempo que les ex- presa su agradecimiento, porque sabe que ha recibido lo mismo de su parte En las relaciones con su familia se manifiesta el hombre entrañable, cálido y próximo que todos he- mos conocido. Antes de seguir por los vericuetos de la vida de mi amigo, me tomo la licencia de exponer muy bre- vemente el escenario en que discurrió su carrera profesional. Aun siendo la anestesia la base a partir de la cual se desarrolla la cirugía moderna, su devenir en la his- toria de la medicina es mucho más gris. A mediados del siglo XIX hay Cátedras de Cirugía General en toda Europa y a comienzos del XX se crean las primeras cátedras de especialidades quirúrgicas y en una épo- ca tan tardía como 1940 todavía había hospitales que preferían contratar enfermeros anestesistas antes que a médicos. La anestesia y reanimación se reconoció como especialidad médica en España en el año 1955 y la primera Cátedra es la de la Universidad de Ma- drid que ocupó el Prof. Elío en 1968. Aun así la espe- cialidad, por su complejidad y sus raíces, está en áreas de conocimiento distintas dependiendo de las Facul- tades: Farmacología, Medicina o Cirugía. La asignatura se impartió inicialmente en los cursos de doctorado y no se incorporó al Grado de Medici- na hasta 1991, pero para entonces la especialidad y la asignatura ya habían cambiado de nombre. Entonces ya era Anestesia, Reanimación y terapéutica del dolor. Para ambos hechos, el trabajo y la influencia de López Timoneda fueron decisivos. Si me he desviado un poco es para poner de mani- fiesto que en semejantes condiciones de inseguridad administrativa, el desarrollo de una carrera docente e investigadora tiene un plus importante de dificultad, porque a lo largo de toda tu carrera te ves obligado a ser el primero o segundo de casi todo. Si no puede de- cirse que esté todo por hacer, sí que es verdad que no existe un camino ni fácil ni trillado por donde circular. Terminada su carrera duda unos meses entre la ciru- gía general y la anestesia, decantándose finalmente por esta última. Por consejo de Carmen va al Clíni- co por dos razones fundamentales: allí hay una Cáte- dra de Anestesia que regenta el Prof. Elío desde 1968 y además acababa de incorporarse al Servicio de anes- tesia Miguel Ángel Na Ida Felipe/ que tenía ya gran prestigio. Cuando Na Ida gana al poco tiempo la Cátedra de Sa- lamanca López Timoneda1 quema en cierto sentido sus naves y de acuerdo con Carmen que se queda en
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