Anales de la RANM

151 A N A L E S R A N M R E V I S T A F U N D A D A E N 1 8 7 9 CIRUGÍA BARIÁTRICA Y METABÓLICA EN LA PANDEMIA COVID-19 Antonio Torres, et al. An RANM. 2021;138(02): 150 - 156 salud. Se clasifica según el índice de masa corporal (IMC), el cual se calcula dividiendo el peso en kilogramos entre la talla al cuadrado en metros. Un IMC entre 18,5 y 25 kg/m 2 se considera normal, un IMC de 25 a 30 kg/m 2 se considera sobrepeso y un IMC mayor de 30 kg/m 2 se considera obesidad (5). La obesidad es un factor de riesgo para otras enferme- dades crónicas, entre ellas la diabetes mellitus tipo 2, enfermedades cardiovasculares y algunos tipos de cáncer, además está relacionada con una menor expectativa de vida. (6). La obesidad no es sólo un problema a nivel individual sino a nivel socioe- conómico, representando unos de los principales problemas de salud pública en la actualidad, y siendo considerada una epidemia en aumento en casi todos los países del mundo (2). Un estudio que incluyó a 20 países de Europa, entre ellos España, evidenció una prevalencia de sobrepeso y obesidad en adultos en el año 2017 de 37,2% y 15,9%, respectivamente (7). En Estados Unidos la prevalencia de la obesidad en adultos en el año 2017 era de 42,4%, y las proyecciones indican que aumentará a 48,9% en el año 2030 (8,9). A nivel mundial, el número de mujeres adultas con obesidad aumentó de 69 millones en 1975 a 390 millones en 2016, y en los hombres aumentó de 31 millones en 1975 a 281 millones en 2016, con un total de 671 millones de adultos con obesidad (2); y si sumamos los adultos con sobrepeso la cifra alcanza los 2 billones de personas, aproxima- damente el 30% de la población mundial (10). El tratamiento de la obesidad se basa en una modifi- cación del estilo de vida, principalmente a nivel nutricional y en la actividad física. La farmacote- rapia y la cirugía bariátrica son herramientas adicio- nales que pueden ayudar a los pacientes a conseguir la pérdida de peso deseada (11). La cirugía bariátrica ha demostrado su eficacia en el tratamiento de la obesidad, consiguiendo una adecuada pérdida de peso y además múltiples beneficios metabólicos con control de las comorbilidades asociadas a la obesidad (12). Está indicada en pacientes con IMC mayor o igual a 40 kg/m 2 o mayor o igual a 35 kg/m 2 con comorbilidades asociadas (13). La pandemia del COVID-19 A finales de 2019 se identificó un nuevo corona- virus como causa de neumonía en Wuhan, China. En marzo de 2020 la OMS declaró al COVID-19 como una pandemia (14). El virus causante del COVID-19 fue designado por el Grupo de Estudio de los Coronavirus como SARS-CoV-2 (15) y el receptor celular del SARS-CoV-2 es la enzima convertidora de angiotensina (16). La transmisión principal es por contacto directo persona a persona (17), aunque en la actualidad se continúan estudiando diferentes mecanismos de transmisión viral. A pesar de existir una gran variabilidad en la morbimortalidad a nivel mundial, se han reportado casos en todos los continentes. En España el número de casos confirmados es de 3.631.661 (18). Global- mente se han confirmado un total de 162.184.263 casos y 3.364.446 muertes por causa del virus, y en Europa un total de 53.565.774 casos (33%) y 1.121.477 (33%) de fallecidos (14). Sin embargo, estos datos están probablemente infraestimados ya que sólo una fracción de las infecciones son diagnosticadas y reportadas. Los síntomas más frecuentes son la fiebre, tos, mialgias, cefalea y la disnea, siendo menos frecuentes la odinofagia, diarrea, náuseas y vómitos, ageusia o anosmia (19). Puede presentarse desde asintomá- tica hasta causar una enfermedad grave con fallo respiratorio, shock y fracaso multiorgánico. Según un estudio publicado en abril de 2020 esta enfermedad grave ocurría en aproximadamente un 5% de los casos. Un 81% de los casos reportados se presentan como una enfermedad leve, sin neumonía o con neumonía leve, y un 14% de los casos reportados se presentan como una enfermedad severa, con disnea, hipoxemia y neumonía agresiva (1). Las complica- ciones más frecuentes son las respiratorias, cardio- vasculares y tromboembólicas. A lo largo del curso de la pandemia se ha reportado una disminución de los casos graves en diversos estudios (20,21). Se han identificado factores de riesgo para enfermedad severa y aumento de la mortalidad, entre ellos la edad avanzada y la presencia de comorbilidades como enfermedades cardiovasculares, diabetes, patología pulmonar, cáncer, enfermedad renal crónica, obesidad y consumo de tabaco (1,22). El diagnóstico, aparte de la sospecha clínica y epidemiológica, se realiza más comúnmente con la detección del ácido ribonucleico (ARN) del SARS-CoV-2 en el tracto respiratorio superior mediante un ensayo de reacción en cadena de la polimerasa (PCR) con transcripción inversa (23). En cuanto al tratamiento, todavía no está claro el manejo óptimo de estos pacientes. Existen terapias específicas para la COVID-19 que se han desarrollado desde el inicio de la pandemia con resultados benefi- ciosos como por ejemplo la dexametasona, el tocili- zumad y el remdesivir, pero aún están en constante estudio y se recomienda incluir a los pacientes en ensayos clínicos (21). Consecuencias de la pandemia para los pacientes con obesidad mórbida Obesidad como factor pronostico en pacientes con COVID-19 Se ha evidenciado una relación entre la obesidad mórbida y el riesgo de presentar COVID-19. Para empezar, varios factores de riesgo para COVID-19 son a su vez factores prevalentes en los pacientes con obesidad mórbida, como la hipertensión arterial, la diabetes mellitus tipo 2, la apnea obstructiva del sueño y el déficit de vitamina D. (24,25). En todas las pandemias de influenza, incluyendo la gripe española y el virus de la influenza A (H1N1), la malnutri- ción y la obesidad se asociaron a mayor gravedad de la infección, mayor riesgo de complicaciones, y a una mayor mortalidad (26). Este patrón se vuelve a presentar con el COVID-19, evidenciándose un

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