Anales de la RANM

205 A N A L E S R A N M R E V I S T A F U N D A D A E N 1 8 7 9 CHAGAS CONGÉNITO Sosa-Estani S, et al. An RANM. 2021;138(03): 201 - 2 07 En cuanto al control de la transmisión materno- infantil de T. cruzi , pocos países tienen formal- mente establecido en sus sistemas de salud la obligatoriedad de realizar el control de la transmi- sión congénita. Estos son, en concreto, Argentina, Bolivia, Uruguay y, parcialmente, Brasil en Goiás y Mato Grosso do Sul, además de Chile (10). La iniciativa ETMI-Plus se encuentra en una fase inicial, retardada más allá de lo esperado dados los efectos negativos de la pandemia de COVID-19 y su impacto en los países de América. Es por eso por lo que aún pasará algún tiempo antes de que estén disponibles los resultados preliminares de su implementación en algunos de esos países. Por otro lado, puesto que la transmisión congénita es la principal vía en países no endémicos, requiere especial atención. En España, varias comuni- dades autónomas realizan controles rutina- rios a mujeres y niños de origen latinoameri- cano, como en Cataluña, Valencia o Galicia. Solo en la Comunidad de Murcia (22) se ha logrado interrumpir la transmisión congénita, sin que se haya notificado ningún caso en los dos últimos años. Actualmente, las autoridades sanitarias del Estado están trabajando (23) para incorporar el tamizaje prenatal de la enfermedad de Chagas en la cartera común de los servicios prestados por el Sistema Nacional de Salud, de forma que todas las mujeres embarazadas pertenecientes a los grupos de riesgo definidos tengan acceso a esta prestación y que el tamizaje se oferte de forma homogénea en todo el territorio. La colaboración de los institutos de investigación, universidades y las ONG, sumada al esfuerzo de los Ministerios de Salud, contribuye a crear evidencia científica, pues refuerzan los programas y subpro- gramas nacionales de prevención y control de la enfermedad de Chagas. Una vez más, las alianzas institucionales, como la Coalición Global de Chagas (24) o la Plataforma de Chagas para la investiga- ción (25), son claves para el trabajo en red. Junto con las asociaciones de personas afectadas, estos grupos de la sociedad civil han colaborado estrecha- mente con los gobiernos de países endémicos y no endémicos para luchar contra la invisibilidad de esta enfermedad. Las alianzas público-privadas tienen el valor añadido de multiplicar el impacto de las iniciativas indivi- duales. Un ejemplo es la Coalición Chagas, que tiene como objetivo fortalecer las alianzas y avances de todos los miembros de la comunidad de organi- zaciones e instituciones que trabajan con Chagas para acelerar el acceso a la atención integral de la enfermedad y darle más visibilidad en la agenda de salud global. Así mismo, sus fundadores: Fundación Mundo Sano, DNDi, ISGlobal, el Centro para el Desarrollo de Vacunas del Hospital Infantil de Texas y Baylor College, y CEADES, en conjunto y también con sus propios socios, apoyan y/o lideran programas de acceso e investigaciones para nuevos regímenes de tratamientos o nuevas entidades químicas, trabajos para encontrar biomar- cadores que atestigüen la eficacia de los tripanocidas en casos crónicos y/o investigaciones para desarro- llar una futura vacuna. Las empresas farmacéuticas se están integrando cada vez más en estas alianzas público-privadas, lo que resulta en una comprensión más integral de la problemática y una mejor oferta adaptada a las necesidades. El programa de Bayer para la donación de nifurtimox a través de la OMS/OPS, así como el acuerdo para el acceso al benznidazol entre Mundo Sano y la OMS (26), incluyen ya las formulaciones pediátricas, que sin duda influirán en la aceleración del tratamiento que se utilice en los programas de detección materno-infantiles. Otro ejemplo de estas iniciativas de colaboración, no menos importante por lo que supone para la visibilidad de la enfermedad, es fruto de la colabo- ración entre los grupos de personas afectadas, las organizaciones privadas, las instituciones públicas y las plataformas internacionales, que logró la aprobación del Día Mundial de Chagas por parte de la OMS, en 2018. Su celebración estimuló el entusiasmo y promesas de nuevos compromisos políticos y financieros, pero la inmediata llegada de la pandemia por la COVID-19 desaceleró ese momento prometedor. El entusiasmo que se vivía en la comunidad de expertos y afectados por la enfermedad desatendida se eclipsó. Aún más, la coinfección entre la COVID-19 y la enfermedad de Chagas supuso un doble riesgo de agravamiento de la patología cardíaca y digestiva (27). La pandemia de COVID-19 ha dejado evidencias incuestionables de que el compromiso político y la cooperación internacional están detrás de cualquier avance en temas de salud, que debe traducirse en una inyección económica para nuevos programas. Entre 2000 y 2015, a través de la Agencia de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID), España se convirtió en el principal donante bilateral de toda la OCDE en la lucha contra Chagas, seguido por la coopera- ción canadiense, con contribuciones específicas, principalmente en Bolivia, Honduras, El Salvador y Paraguay, entre otros países endémicos (28). El primer Día Mundial de Chagas, en 2018, ayudó a colocar la problemática en la agenda pública a nivel intercontinental y diferentes países y organi- zaciones dieron a conocer nuevos compromisos orientados al control de la transmisión materno- infantil, como el programa de financiación de UNITAID (29). Así mismo, posteriormente se anunció un nuevo programa iberoamericano de control materno-infantil que fue aprobado por los países que forman parte de la Secretaría General Iberoamericana (SEGIB) en 2021 (30). Todas estas iniciativas exigen programas de capacitación y adopción de las estrategias en los sistemas de salud de los países afectados. Esto incluye facilitar las condiciones necesarias para las acciones específicas y la actitud favorable de los equipos de salud para la implementación de las mismas. CONCLUSIONES

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