Anales de la RANM

215 A N A L E S R A N M R E V I S T A F U N D A D A E N 1 8 7 9 José Manuel Ribera Casado An RANM. 2021;138(03): 214 - 220 UNA DÉCADA PARA EL ENVEJECIMIENTO SALUDABLE ción demográfica son tan amplias como la contri- bución que puede hacer una población saludable de personas mayores con actividad social y económica». Ese año, 2012, fue declarado por la Unión Europea como «Año europeo del envejecimiento activo y de la solidaridad intergeneracional» (4). En agosto de 2013 Naciones Unidas afirma que «a) las personas mayores siguen teniendo una visibilidad muy escasa, b) que los mecanismos para garantizar el pleno disfrute de sus derechos civiles, políticos, sociales, económicos y culturales son insuficientes e inadecuados, y c) que hay que elaborar un nuevo contrato social que responda a una mayor protección de los derechos de las personas mayores». Finalmente, en 2015 la OMS introduce el concepto de «envejecimiento saludable» en su informe «Aging and Health». Lo define como el «Proceso de desarrollo y mantenimiento de la capacidad funcional que permita el bienestar en la edad avanzada», entendiendo capacidad funcional como «el resultado de la interacción entre la capacidad intrínseca del individuo y sus condicionantes ambientales». Todo ello encuadrado en un entorno global que incorpora al tema salud los factores socioeconómicos y psicológicos. El documento sugiere, además, cuál podría ser la estrategia más adecuada para desarrollarlo (5-6). Según NU las principales razones (los pilares) que justifican un programa de «envejecimiento saludable», serían: a) los cambios demográficos, b) la desigualdad entre géneros, c) el potencial del colectivo de más edad, d) las posibilidades «reales» que ofrece una intervención eficaz, e) la universa- lidad del problema y f ) la idea de que es el momento para cambiar nuestra forma de pensar, sentir y actuar. 2.- Manifiesto de referencia: La Asamblea Mundial de la Salud presentó el 22 de abril de 2016 un documento de 43 página titulado «Acción multisectorial para un envejecimiento saludable basado en el ciclo de vida: proyecto de estrategia y plan de acción mundiales sobre el envejecimiento y la salud », donde establece las bases que justificaban la declaración del decenio (7). En él centraré mis próximos cometarios. Amplía el concepto de capacidad funcional, englobando en ella distintos componentes: la capacidad intrínseca de la persona (combinación de sus capacidades físicas, mentales y psicoso- ciales), los entornos en los que vive entendidos en su sentido más amplio, los aspectos sociales y normativos, y, por supuesto, la interrelación entre todos ellos. Abarcaría la totalidad del llamado «ciclo de la vida», un concepto temporal que se ha ido progresivamente incorporando a todo tipo de documentos al respecto elaborados por las diferentes sociedades nacionales e internacionales de geriatría y gerontología cuando abordan estos temas (8), y que obliga a plantearse el envejeci- miento saludable desde edades muy precoces. Se nos recuerda que «los cambios que conducen al envejecimiento … son complejos. En el plano biológico, la acumulación gradual de una gran variedad de daños moleculares y celulares que reducen gradualmente las reservas fisiológicas, aumentan el riesgo de enfermar y disminuyen en general la capacidad del individuo…. no son lineales ni uniformes, y solo se asocian vagamente con la edad …». También que «más allá de las pérdidas biológicas, la vejez … conlleva otros cambios importantes, por ejemplo en las funciones y posiciones sociales». Destaca la importancia de elaborar una respuesta de salud pública al envejecimiento y de tener en cuenta estrategias que refuercen la recuperación y el crecimiento psicosocial. Dado que las normas culturales que consideran la vejez como un periodo inevitable de declive pueden actuar contra tales esfuerzos, el documento enfatiza la importancia de combatir muchos de los estereotipos que definen actualmente lo que es ser «viejo». Se pone énfasis en la prevención, sobre todo en los estilos de vida y en la necesidad de abordar los problemas derivados de la cronicidad en el paciente mayor, contemplados desde la doble óptica sanitaria y social. Enfatiza las medidas encaminadas a hacer efectivo el reconocimiento de sus derechos, incluida la lucha contra el edadismo en cualquiera de sus formas. También en las dirigidas a facilitar la integración y la participación activa de la persona mayor en el conjunto de la sociedad. Para lograr un «envejecimiento saludable» establece cinco objetivos estratégicos (tabla 1), Tabla 1.- OBJETIVOS ESTRATÉGICOS PARA UN ENVEJECIMIENTO SALUDABLE Lograr el compromiso de cada país para adoptar medidas adecuadas sobre el envejecimiento saludable. Crear entornos adaptados a las personas mayores. Armonizar los sistemas de salud con las necesidades de las personas mayores. Fomentar sistemas sostenibles y equitativos para ofrecer atención a largo plazo (domiciliaria, comunitaria e institucional). Mejorar los métodos de medición, seguimiento e investigación sobre envejecimiento saludable.

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