Anales de la RANM

222 A N A L E S R A N M R E V I S T A F U N D A D A E N 1 8 7 9 OBESIDADES INFANTILES Y MEDICINA DE PRECISIÓN Martos-Moreno GA, et al. An RANM. 2021;138(03): 221 - 230 La obesidad infantil radica en la acumulación excesiva de tejido adiposo que determina afecta- ción física y/o psicológica del niño, conduciendo a un incremento en el riesgo de padecer patologías asociadas y mortalidad precoz (1). La cuantificación del contenido graso corporal puede efectuarse de forma directa y precisa mediante bioimpedanciometría, densitometría de absorción dual de rayos X [DEXA] o hidrodensi- tometría. Sin embargo, dada su limitada disponi- bilidad y coste económico se ha universalizado la estimación indirecta del contenido graso corporal mediante el empleo del índice de masa corporal (IMC) (IMC = peso [kg] / (talla [m]) 2 ), pese a sus limitaciones (1). Es preciso el empleo de un valor estandari- zado de IMC en función de la edad y el sexo del niño respecto a unas referencias poblacionales, estableciéndose una intensa controversia pese a los intentos de unificación de distintas institu- ciones como la OMS o la IOTF ( International Obesity Task Force (2)), no existiendo un consenso internacional. En nuestro medio, definimos el sobrepeso y la obesidad con los percentiles 90 y 97, respectivamente, específicos por edad y sexo de la distribución del IMC (referencias poblacionales de Hernández y colaboradores del año 1988) (3). De acuerdo con lo anteriormente expuesto y, teniendo en consideración que el estableci- miento de comorbilidades graves asociadas a la obesidad suele ocurrir, con mayor f recuencia, en etapas posteriores de la vida, no es de extrañar que tampoco exista consenso actual- mente sobre la def inición del concepto de obesidad mórbida en la infancia y adolescencia, proponiendo algunos autores los límites de +3 SDS (superior al triple de la desviaciones estándar de la media) de IMC o 200% del peso corporal ideal para la talla como posibles «puntos de corte» para definirla. Asimismo, tampoco existe consenso sobre la definición de obesidad de inicio precoz, sugirién- dose edades orientativas (inicio por debajo de los 5 años o de los 2-3 años para los más conservadores) para establecer dicho límite (1). El término «obesidad» puede ser el resultado de un conjunto de patologías etiológicamente hetero- géneas que comparten dicho rasgo fenotípico. Por consiguiente, es menester establecer estrate- gias diagnóstico-terapéuticas para las potenciales etiologías. Desde 1995 hemos profundizado en el conoci- miento de los mecanismos reguladores del balance energético y, muy especialmente, de las bases genéticas sobre las que se produce la acumulación patológica de tejido adiposo, así como del análisis de la función endocrinológica de éste (4). Epidemiología de las obesidades en la infancia en nuestro medio La prevalencia de la obesidad infantil en nuestro medio es difícil de precisar debido a la escasez de registros epidemiológicos nacionales seriados, a las diferencias metodológicas entre los estudios disponibles y al elevado número de factores que pueden sesgar los datos obtenidos en distintas muestras poblacionales. El estudio PAIDOS’84 reflejó una prevalencia de obesidad en España del 4,9% en niños de ambos sexos y posteriormente el estudio enKid, desarrollado de forma multicén- trica entre los años 1998 y 2000 en 3534 individuos informó de una prevalencia de obesidad infantil del 13,9% (12% en niñas y 15,6& en niños), así como del 12,4% en sobrepeso (5). El estudio ALADINO (ALimentación, Actividad física, Desarrollo INfantil y Obesidad), desarrollado en el periodo 2010-2011 sobre una muestra de 7659 niños y niñas de 6 a 9,9 años estimaba la existencia de un 44,5% de la población con exceso de peso, un 26,2% con sobrepeso y un 18,3% con obesidad (6). Asimismo, son reseñables los datos que muestran la influencia del nivel socioeconómico en la prevalencia de esta enfermedad con un incremento en familias con nivel educativo más bajo (7). El Instituto Nacional de Estadística en julio 2018 (8), comunicó una prevalencia de obesidad (9,13 y 9,33%), y de sobrepeso (16,30 y 16,42%) en niñas y niños de 2 a 17 años, respectivamente, similar a la existente en los años 2006 y 2012, reflejándose la tendencia a su estabilización en la última década (2). Clasificación de las obesidades pediátricas orientada a su etiología: Deben incluirse alteraciones genéticas, genómicas, epigenéticas, endocrinológicas o sindrómicas subyacentes que, si bien constituyen un porcentaje limitado del total de casos de obesidad infantil, crece de forma continuada al tiempo que lo hacen nuestros conocimientos fisiopatológicos de la esta enfermedad (1,2). No obstante, aún no es posible establecer un diagnóstico etiológico en la mayor parte de los pacientes, habiéndose acuñado tradicionalmente términos como «común» o «exógena» para definir a esta entidad. a) Obesidad «exógena», «común», «poligénica», o «idiopática» Este grupo englobaría a todos aquellos pacientes en los que no podemos establecer una etiología de su exceso de peso. cualquier paciente afecto de obesidad, la coexistencia de una nutrición hipercalórica e inadecuadamente estructurada y de niveles reducidos de actividad física determinan la acumulación del exceso de energía en forma de tejido adiposo. Sin embargo, no todos los sujetos expuestos al mismo ambiente nutricional y a limita- ciones similares de actividad física desarrollan obesidad o lo hacen en grado semejante. Esto es debido a que estos factores «exógenos» actúan sobre INTRODUCCIÓN

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