Anales de la RANM

275 A N A L E S R A N M R E V I S T A F U N D A D A E N 1 8 7 9 LESIONES DE PLEXO BRAQUIAL Y NERVIO PERIFÉRICO Armas E, et al. An RANM. 2021;138(03): 270 - 281 Sutura primaria y utilización de injertos nerviosos En las lesiones nerviosas agudas no cerradas se debe realizar una exploración quirúrgica de las estructuras que se puedan encontrar dañadas, realizando un desbridamiento del tejido necrótico y de los nervios afectos hasta hallar tejido viable (2,15). Los nervios seccionados deben suturarse. Al realizar la sutura primaria del nervio, en caso de nervios mixtos con componente sensitivo y motor, tendremos que tener en cuenta la disposición de las fibras para realizar una alineación correcta (15). Siempre que sea posible se realizará una neurorrafia término-terminal sin tensión de ambos cabos del nervio lesionado (2). La exploración y reparación nerviosa se deben realizar, si es posible, en las primeras 48 horas (2). En caso de no poder realizar una sutura sin tensión, se debe interponer un injerto nervioso para realizar la neurorrafia (16). No obstante, se suele encontrar un peor resultado funcional en el uso de injertos nerviosos frente a la sutura primaria (15,17). Los autoinjertos nerviosos aportan una estructura con factores neurotróficos y células de Schwann viables para la regeneración axonal. Estos pueden ser obtenidos de múltiples nervios donantes, siendo el nervio sural el más habitual (15). No obstante, existen otros nervios subsidiarios de ser utilizados como donantes para obtener autoin- jertos nerviosos, tal como los nervios cutáneos antebraquiales medial y lateral, la rama cutánea dorsal del nervio cubital, los nervios peroneos superficial (distal), los nervios intercostales y los nervios cutáneos del muslo lateral y posterior (15). La obtención de autoinjertos resulta en una pérdida de función del nervio utilizado, generando zonas de anestesia e hipoestesia (temporal o permanente) de los territorios inervados por el mismo, una cicatriz en la zona donante, y el riesgo de formar un neuroma doloroso en el extremo proximal del nervio (15,18). No obstante, esta morbilidad suele ser baja y aceptable para el paciente (18). Los aloinjertos de cadáver pueden ser tratados de numerosos modos para reducir los antígenos presentes en ellos, como la liofilización, preserva- ción en frío o irradiación (15). El uso de aloinjertos de cadáver precisa la viabilidad de las células de Schwann tanto del receptor como del aloinjerto, ya que éstas actúan como células de soporte para la remielinización y como células presentadoras de antígenos (15). Al no eliminar la presencia de antígenos del donante de forma completa, para el uso de estos, se requiere la utilización de inmuno- supresión sistémica de forma temporal, hasta que las células de Schwann del paciente migren de forma efectiva hacia la zona de injerto, típicamente a los 24 meses (15). TRATAMIENTO QUIRÚRGICO Figura 1. Mujer de 35 años que acude por déficit de extensión de los dedos de su mano derecha, tras fractura y osteosíntesis de la cabeza del radio hace 4 meses (A). Durante la exploración quirúrgica, se aprecia la lesión del nervio interóseo posterior (cabo proximal marcado con un asterisco). Nótese la falta de continuidad de dicho nervio (B). Se realiza una reconstrucción nerviosa usando injerto de nervio sural (marcado con asterisco) (C). Seis meses tras la cirugía, la paciente recupera la exten- sión de los dedos (D). A C D B

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