Anales de la RANM
26 A N A L E S R A N M R E V I S T A F U N D A D A E N 1 8 7 9 S U P L E M E N T O Arturo Fernández-Cruz Pérez SESIÓN NECROLÓGICA EN MEMORIA DEL PROF. JOSÉ MARÍA GIL VERNET An RANM. 2021;138(01).supl01: 25 - 27 su forma coraliforme), la corrección del reflujo versículo uretral, la aportación en el campo de las neoplasias, la autoplastia vesical con un colgante vesical postero superior, la colocistoplastia, la cirugía renal extracorpórea y la introducción de la biopsia peroperatoria en urología y andrología Lo que le definía en el quirófano, era en boca de sus discípulos, que el detalle más insignificante era suficiente para mejorar la técnica. Pero uno de los hechos más relevantes que le catapulta a su internacionalidad es su visionaria aportación a la historia de los trasplantes. En 1965 un año antes de que yo finalizara mi licencia- tura en el Clínic en Barcelona, efectúa el primer trasplante de riñón con éxito en España que realiza con el Dr. Antonio Caralps como coordinador del equipo de trasplante. El doctor Antonio Caralps era a la sazón mi jefe de guardias en medicina interna durante mi aprendizaje /entrenamiento en el Clinic en Barcelona. No quiero extenderme pero soy consciente que sois capaces de comprender que tuvo que abrirse paso a los problemas legales, éticos y religiosos que por ser pionero tuvo que asumir y resolver con maestría. Os podréis imaginar que en un Hospital, como era el viejo caserón de la calle Casanovas no estaba preparado para ello y constituye una hazaña de dimensiones colosales. Se inicia desde entonces y bajo su dirección el programa de trasplante renal en el Clinic. Os invito a compartir el privilegio que era para mí, estar sentado en primera línea como observador ávido de descubrir la excelencia en la práctica de la medicina. En 1978 a mi vuelta de la Universidad de Yale, disfruto de la noticia que el maestro Gil Vernet ha logrado efectuar con éxito el primer trasplante mundial de testículo humano con veinte especialistas. En 1983 con mi hermano Laureano, Catedrático de Cirugía de la Universidad de Barcelona hacen el primer trasplante de páncreas y riñón en un paciente de 32 años que sufría de diabetes tipo 1 que presentaba las complicaciones micro-macro antipáticas con insuficiencia renal terminal. La experiencia acumulada nos dice que estas primeras inter venciones en humanos siempre han tenido problemas con la super vivencia largo plazo. Este paciente mis queridos amigos/as murió 10 años mas tarde de un infarto agudo de miocardio. En palabras del profesor Laureano Fernandez-Cruz estábamos ante un cirujano excepcional y lo define como un explorador incansable, innovador y creativo. Como grandísimo profesional ofertaba servir con su saber y habilidad quirúrgica no solo en el Hospital Clinic de Barcelona sino en la clínica San Jose en donde recibía de todos los rincones del país a los enfermos. Entre ellos a las personas más relevantes del mundo de la cultura, financiera y política de nuestro País. Su Majestad el Rey Juan Carlos fue también su paciente y amigo. Le llevó a ser el único urólogo español que aparece citado en la Enciclopedia Britanica además de la Wikipedia en el momento actual. Entre los múltiples reconocimientos distinguiría la que obtuvo de la Asociación Europea de Urólogos innovadores en 2016, the Distinguished Career Award of the Société International d'Urologie in 2009, y la medalla Francisco Díaz de la Asociación Española de Urología in 2002. Que les puedo comentar en este recuerdo apasio- nado, que ustedes no conozcan de su faceta docente. La última vez que el vi, fue en este recinto, dando una de sus conferencias magistrales que hemos tenido el placer de disfrutar. Hasta el último momento no dudaba en sus 90s coger el AVE para participar activamente en las sesiones científicas de nuestra Real Academia Nacional de Medicina de España. Tenía la virtud, habilidad innata o heredada de comunicarse fácilmente y además mostraba su voluntad de hacerlo. En el quirófano, recogiendo palabras de sus discípulos la resumiría “en el que siempre que le veías operar te ibas a casa con la sensación de que habías aprendido algo”. Era repito un gran comunicador y sus contribuciones en el aula de la Facultad y en sus conferencias eran extraor- dinariamente apreciadas. Lo que creo caracterizó su docencia fue que nunca trató de convencer, de persuadir, de halagar a sus oyentes. Exponía sus ideas; eso era todo. En sus cursos internacionales de urología aplicaban la tecnología más avanzada en la comunicación como era retransmitir directamente al auditorio del Palau de Congresos de la Ciudad Condal a más de 1000 asistentes, sus intervenciones en directo desde quirófano del Clinic. Contribuyó por lo tanto al método de enseñanza digital o telemática tan en boga en el momento actual. Afortunada- mente un número apreciable de sus intervenciones fueron filmadas con un objetivo educativo. Gracias a la iniciativa de su hijo Jose Maria Gil-Vernet Sedó disponemos de estas joyas, que nos permiten apreciar la precisión de su técnica quirúrgica. Alrededor tenía una pléyade de alumnos médicos que procedían de diferentes países dispuestos a aprender la urología científica e innovadora que ejercía con maestría en el Clinic de Barcelona. El maestro Gil-Vernet conquistó a su época Su impacto internacional se consolidó con amistades duraderas, con el Prof. Jean B. DeKernion, en UCLA. Con él conoció y compartió conocimientos con los Dres. Joseph Kaufman y el Dr. Ruben Gittes quien solía acudir, como profesores invitados, a los Cursos Internacionales de Urología de Barcelona. En 1967 fue invitado por el Prof. Dr. Willard Googwin, jefe de Servicio de Urología de la UCLA, donde operó a varios pacientes, convirtiéndose en el único urólogo español (sin el Board) que ha podido operar en USA. Me gustaría destacar que los profesores Googwin, Kaufman y Ruben Gates han sido gigantes de la urología mundial. En esta iconografía que os muestro se documenta su relación internacional con los mejores en su especialidad En Europa me gustaría destacar su relación con El Prof. T. Allen (urólogo pediatra) y con los Dr. A. Badenoch y John Blandy del reino unido que le invitaron a operar a Londres.
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