Anales de la RANM

144 A N A L E S R A N M R E V I S T A F U N D A D A E N 1 8 7 9 MODELOS EXPERIMENTALES DE EPILEPTOGÉNESIS Pozo MA, et al. An RANM. 2022;139(02): 140 - 149 Los biomarcadores de imagen tienen una gran potencialidad por su traslación a la clínica. De hecho, las técnicas de PET, la tomografía computa- rizada por emisión de fotón único (SPECT, acrónimo inglés de Single Photon Emission Computerized Tomography ) y la MRI se utilizan habitualmente en la clínica. Además, presentan una ventaja añadida y es que permiten realizar estudios longitudinales intra-individuo aportando información relevante sobre la evolución de la epileptogénesis. Las técnicas de MRI utilizan secuencias de imagen estructural ponderada en T1 o T2 en la identi- ficación del volumen hipocampal e intensidad de señal en regiones mesiales temporales y se han aplicado tanto en el ámbito clínico como en modelos animales de epilepsia (14). También permite evaluar cambios en la permeabilidad de la BHE con secuencias ponderadas en T1-Ga (Ga, gadolinio) y T2. La espectroscopia de resonancia magnética (MRS, acrónimo inglés de Magnetic Resonance Spectroscopy ) detecta metabolitos cerebrales asociados con el SE como el N-acetil aspartato (NAA), los neurotransmisores GABA y glutamato, metabolitos como el lactato y biomar- cadores de glía como el mio-inositol (mIns), cuyos niveles aumentan en fases iniciales de la epileptogénesis en varios modelos animales de SE (15). Los estudios de PET con 2-desoxi-2-( 18 F) fluoro- D-glucosa ( 18 F-FDG) en diferentes modelos animales de ELT detectan hipermetabolismo cerebral tras las crisis epilépticas agudas (16,17). Además, en el periodo silente es característico el hipometabolismo cerebral que es predictivo de la generación de crisis epilépticas en modelos de kindling químico (18). En las fases iniciales de la epileptogénesis también se han identifi- cado alteraciones en la expresión de biomar- cadores de microglía como la proteína translo- cadora de 18 kDa de peso molecular (TSPO) (19). Más aún, los datos preclínicos sugieren que la valoración de la TSPO mediante PET es útil cómo índice de la respuesta terapéutica o de la refractariedad a los tratamientos antiepilép- ticos (19, 20). Los estudios de SPECT permiten evaluar el grado de permeabilidad de la BHE mediante el uso de trazadores como el 99m Tc-DTPA. Trazadores similares con Ga ( 68 Ga-DTPA) también se utilizan en la técnica PET con el mismo fin. La técnica de EEG permite registrar los potenciales eléctricos generados por la actividad cerebral . Las descargas epilépticas ictales se manifiestan como oscilaciones de alta frecuencia y son biomarca- dores de alta fiabilidad. El patrón de descargas obtenido durante los periodos intercríticos es biomarcador de confirmación y se caracteriza por la presencia de descargas de puntas, ondas agudas, complejos punta-onda y complejos de múltiples puntas seguidas de ondas lentas. En los modelos de ELT es frecuente registrar una actividad EEG theta. Por último, comentar también un grupo de biomarcadores que explora los cambios conductuales o compor tamentales asociados a la epileptogénesis. Pruebas de aprendizaje y memoria en el modelo animal de litio-pilocar- pina evidencian una reducción de los índices de aprendizaje y de memoria con potencial valor predictivo de la epileptogénesis. Aunque la traslación de estos biomarcadores al ámbito clínico está aún por ser validada, su fácil adquisición y reducido coste los hacen un tipo de biomarcador prometedor (21). En el cerebro, prácticamente toda la glucosa se oxida a CO 2 y H 2 O a través de la glucólisis y la maquinaria respiratoria mitocondrial. La relación entre el consumo de O 2 y la producción de CO 2 en el cerebro es cercana a 1, de lo que se deduce que los carbohidratos, y la glucosa en particular, son los sustratos exclusivos del metabolismo oxidativo en el cerebro (22). La técnica de PET con un radiotrazador análogo de la glucosa ( 18 F-FDG), es de las principales técnicas de imagen que permiten explorar las variaciones en el metabolismo energético cerebral. Así, cuando se administra 18 F-FDG, las áreas con mayor captación de 18 F-FDG corres- ponden con aquellas que tienen una mayor actividad funcional (23). Teniendo en cuenta que las deficiencias en todas las principales vías metabólicas cerebrales son una característica de muchas enfermedades neurodegenerativas (24), es razonable que las alteraciones en el metabolismo cerebral puedan afectar la excitabilidad de la red neuronal, así como muchos otros aspectos que sustentan la epileptogénesis. En este contexto, los estudios de neuroimagen PET en pacientes con ELT muestran un aumento en el consumo de O 2 y de glucosa en el periodo ictal. La energía necesaria para mantener la hiperactividad neuronal durante la crisis se obtiene a través de la vía aeróbica neuronal y del aumento de la glucólisis astrocitaria con un aumento de los niveles de la lactato deshidrogenasa (LDH). Sin embargo, la fase interictal se caracteriza por hipome- tabolismo en la zona epileptógena del lóbulo temporal. Se ha sugerido que este hipometabolismo, asociado a un déficit energético, podría ser un reflejo de la pérdida neuronal, de la desaferencia- ción neuronal, de la reducción del flujo sanguíneo y/o podría ser considerado como un mecanismo adaptativo inicial del metabolismo celular que mantendría la homeostasis durante el proceso epileptogénico (25). Este patrón de neuroimagen 18 F-FDG-PET también se ha observado en modelos animales de 5. HIPOMETABOLISMO CEREBRAL COMO BIOMARCA- DOR DE EPILEPTOGÉNESIS

RkJQdWJsaXNoZXIy ODI4MTE=